Fidela Gala y Francisco Gómez Labrandero forman parte de la Historia de Majadahonda

SORAYA GÓMEZ. En primer lugar queremos agradecer a Majadahonda Magazin el interés y el pésame a nuestra familia por mi abuela. Ella, al igual que mi abuelo, nacieron aquí en Majadahonda. Era nieta de Juan Sanz, que fue alcalde de Majadahonda y tiene una Plaza en su honor en el casco antiguo, cerca de Correos. Se quedó huérfana desde muy joven, primero su padre y después su madre. Eran 9 hermanos de los que sobrevivieron 7 y cuando estalló la guerra, al igual que el resto de familias de Majadahonda tuvieron que cargar lo que pudieron en un carro y abandonar sus casas y demás pertenencias. Una vez acabada la guerra volvieron y se encontraron todo derruido, tocaba reconstruir todo con mucho trabajo y sacrificio. Se casó con mi abuelo, Francisco Gómez Labrandero, un hombre muy bien parecido (como decía ella) y muy trabajador, el cual tuvo que sacar adelante a su familia (su madre viuda y sus hermanos pequeños) con su trabajo en la tahona familiar de su tío Paco (Francisco Gómez Alvarez) que también estaba derruida una vez volvieron al pueblo después de la guerra. Una vez casados, siguieron trabajando en la tahona y tuvieron 3 hijos (Fausti, Gerar y Paquita), también nacidos aquí excepto el mayor que nació en Madrid, y abrieron su primera panadería (después de algunos años también abrirían otra panadería en “La Mina”) donde trabajaron toda la familia entre tahona y panaderías. Tiene 4 nietos y también 4 biznietos.

Fidela Gala

Mi abuela era una mujer muy buena y la quería todo el mundo. Nos han dicho varias personas (una señora que vivía en la calle Escudero y otra en la calle El Cristo): “Gracias a Fidela mucha gente de aquí no pasó hambre”, nos dicen que cuánto hambre había quitado ella porque les había dado a muchas personas no sólo el pan sino otras cosas sin haberlas pagado” y es que en la panadería ella fiaba a muchísimas personas, había un librito para apuntar lo que se llevaba la gente y lo dejaban a deber y estaba llena, pero ella era gustosa de ayudar a la gente, siempre que ha podido ha ayudado a los demás. Tenía un temperamento que se hacía querer, te reías mucho con ella por su forma de contar las cosas y utilizaba unas palabras que eran de su propia cosecha. Era una persona muy trabajadora, muy activa, muy humana. La gustaba mucho bailar, reunirse con la familia, jugar a las cartas (aunque hacía alguna que otra trampa ya que te miraba las cartas por el reflejo del cristal) y tenía muy mal perder aunque ella dijera que no. Le gustaba sobre todo que fueran a verla y ya de últimas, que la preguntaran cómo estaba para contarte todo con pelos y señales.

Tío «Gerar» con sus 2 mellizos en la panadería

La panadería yo sí la he conocido, estaba siempre allí, me he criado allí y mi hermana también, pero mis dos primos (son los dos bebés mellizos que tiene mi tío Gerar en brazos en la foto de la fachada de la panadería) prácticamente no porque esa foto es de agosto cuando nacieron y el edificio se tiró para hacerlo nuevo en septiembre de ese año 2002. Siempre que mis estudios me lo permitían, me encantaba estar en la tahona, repartiendo y allí en la panadería, vendiendo desde pan y bollos, helados, también tuvimos pasteles, huevos de gallinas propias, yogures, etc, y roscones por supuesto en Reyes!. Era una mujer que ha pasado mucho con sus dolencias de sus piernas, superó un cáncer de colón y el COVID después de estar ingresada aunque desde entonces tenía que ponerse el oxígeno en casa aunque no de forma permanente todo el día.

Tuvieron 3 hijos (Fausti, Gerar y Paquita), 4 nietos y también 4 biznietos

Era impresionante su forma de recuperarse, ha habido varias veces que nos agarraban de las manos los médicos y nos decían que ya no salía y se recuperaba casi milagrosamente y se volvía para su casa, pero su corazón tenía casi 100 años, los iba a cumplir el próximo 8 de febrero. Íbamos a preparar una buena celebración por sus 100 años, aunque todos los años lo celebrábamos ese día reuniéndonos la familia con ella que era lo que más le gustaba a ella. Ha tenido una vida plena y lo mejor de todo es que, en ese momento, se ha ido rápido y sin sufrir, nos dijo el médico que no se había enterado. Con esto he intentado resumiros un poco su vida aunque como ella misma diría “No tiene usted tiempo ni libros que escribir para contarle yo mi vida” y anécdotas, la verdad es que tenemos muchas y buenas todas porque todo el mundo la quería. Me despido y quiero trasladarles nuestro agradecimiento por el interés demostrado por mi abuela al publicar un artículo de ella porque nos gusta pensar que la gente la recuerda y la quiere. A ella le hubiera encantado haberlo leído. Muchas gracias y un saludo. Pinche en la foto para aumentar el tamaño de la imagen:

Majadahonda Magazin