Francisco Umbral en Majadahonda

Francisco Umbral en su casa de Majadahonda

«Tras haber superado una neumonía me recibía en su «dacha» de Majadahonda, más delgado, más rígido, más frágil, como un vaso de cristal de Bohemia vacío que se ha extraviado en algún cóctel de su adorada burguesía». Francisco Umbral concedía esta entrevista al periodista Víctor Guillot en el magazine digital «Neville», la primera tras salir del hospital donde dos meses antes se había debatido entre la vida y la muerte. Entonces MJD Magazin celebraba así su genio y figura, 8 años después de su fallecimiento: su mejor Biblioteca pública y una calle lo conmemoran a diario en Majadahonda.


En la tumba de Larra

En la tumba de Larra

Tus últimos libros hablan sobre la muerte, el miedo y la soledad. De alguna forma, en ellos descubrimos el misticismo del escritor. – Uno ha tenido miedo al Mal en mayúsculas, a la enfermedad, al propio miedo. Siempre he contemplado el miedo como a un heraldo de la muerte. Hay una edad en que se piensa en la muerte como en una siesta. Yo, como todo hombre, siempre me he sentido un poco preocupado por la muerte, aunque, ciertamente, he tenido poco tiempo para pensar en ella. Lo que haya escrito sobre la muerte ha sido siempre sincero. Sin embargo, ahora no sé lo que escribiría sobre ella, no lo sé.  En estos momentos estoy descubriendo el misticismo de la soledad. Ese misticismo significa que yo estoy aquí metido en la “dacha” durante mucho tiempo, todo el día, y alcanzo a tener una percepción lírica de las cosas que me rodean, del jardín, de mi gato, de esta silla o de este libro. Antes no podía vivir si no era en Madrid, en un hotel, en un periódico, en la calle. Ahora sólo estoy a gusto en la “dacha”, ya digo, viviendo la paz del eremita. Creo que eso sólo se descubre con la vejez. La senectud se siente presentísima, que no es lo mismo que eterna.


Biblioteca Francisco Umbral

Biblioteca Francisco Umbral

Para ti la vida literaria ha sido un juego de tahúres. – Uno a veces, como en Un ser de lejanías, escribe libros para sí mismo, pero estamos en un tiempo de compraventa. Me siento un hombre tan compra-vendido como tantos otros que están en el juego del periodismo, la literatura o la política. Yo soy de los que opinan que se está o no se está dentro de este juego y que aquí no caben medias tintas. Si no se está es porque no se ha querido o porque no se ha podido. Retirarse y vivir fuera de la literatura, el periodismo o la política, o sea, ir a trabajar a una oficina tranquilamente y luego estar en casa con los niños es una opción, lo que pasa es que a mí esa vida no me va. Yo viví un tiempo en el que el escritor lo pasaba muy mal. Pero sabía que tenía que estar, que debía aceptar el juego, apostar y conseguir ganar.

Víctor Guillot

Víctor Guillot

Pero tu has expresado en tus colusmas el desencanto que te provoca Zapatero, hasta el punto de hacer una columna de derechas. – Ocurre que es muy difícil llevar al PSOE a la izquierda. Zapatero es un político muy flojo y los catalanes han jugado con él. La izquierda de la calle votaría otra cosa, porque el PSOE ya no es obrero ni español. En cambio, hay un movimiento muy interesante y muy incipiente, un patriotismo de izquierdas en el que yo creo. Yo lo he mencionado en conferencias. El patriotismo de izquierdas fue lo que representaba la II República. La gran victoria del franquismo es haberse apropiado de la palabra España. Julio Anguita siempre hablaba del Estado español. Un día se lo dije:  «Di España, coño, di España».

Majadahonda Magazin