No estaba el concejal de Deportes, Manuel Elvira, pero sí el alcalde, Narciso de Foxá, que se hizo acompañar por Angel Alonso y Fátima Núñez (PP). Y en la Oposición Antonio Rodríguez (Cs), las socialistas Socorro Montes de Oca y Elisa Piñana, Patricio Mackey e Irene Salcedo (Somos Majadahonda), Juancho Santana (IU) y Mercedes Pedreira (Centrista). ¿A que se debió esta rara coincidencia? La selección española de baloncesto en silla de rueda logró una hazaña histórica en Río de Janeiro 2016 con su medalla de plata. Y el atletismo ayudó a aumentar el botín hasta obtener 31 medallas (9 de oro, 14 de plata y 8 de bronce) y 101 diplomas. Parte de esa hazaña se debe a 2 atletas paralímpicos de Majadahonda y la ciudad quiso reconocer su valor.
El baloncestista Carlos Vera, capitán de la selección española, que fue medalla de plata tras caer en la final contra EE.UU por 52-68, es uno de ellos. España logró una plata con sabor a oro, pues EEUU nunca terminó de sentirse cómoda sobre la pista ante el marcaje defensivo que los españoles hicieron silla a silla, llegando a ponerse 42-47. Entre 146.000 y un millón de espectadores al día tuvieron de audiencia en TVE. En cuanto a Sara Andrés, quedó en quinta posición finalmente tras la descalificación de la italiana Giuseppina Versace. La atleta del EA Majadahonda marcó un tiempo de 1:05.64 en la prueba de 400 metros en el Estadio Olímpico de Río. Empezó la prueba muy fuerte y en la primera recta hasta llegar a la curva marchó tercera y todo apuntaba a medalla, pero con los últimos 200 metros le adelantaron varias corredoras para terminar la prueba en sexto lugar. La atleta participaba por primera vez en unos Juegos Paralímpicos y esta era su primera competición internacional de relevancia, dado que lleva únicamente dos temporadas en este deporte.
El equipo olímpico español obtuvo 17 medallas (7 de oro, 4 de plata y 6 de bronce) y 38 diplomas, mientras que el equipo paralímpico español consiguió 31 medallas (9 de oro, 14 de plata y 8 de bronce) y 101 diplomas. Fueron 11 menos que en Londres, pero cosecharon más oros por lo que España acabó undécima en el medallero. En Inglaterra fue decimoséptima. El equipo paralímpico español estaba formado por 127 deportistas, de los cuáles 111 tienen discapacidad y los otros 16 son guías, porteros y pilotos. Además, hay que sumarle otros 74 miembros entre médicos, entrenadores, fisioterapeutas, mecánicos, traductores, personal de apoyo y oficina. En total, 201 personas. De los 127 deportistas españoles que acudieron a Río, 28 son mujeres, lo que representa un 25,2%, un dato porcentual superior al de Londres, en el que la representación femenina supuso un 22,8. La edad media de los deportistas españoles en Río (32,6) fue similar a la de Londres (32,4), mientras que el porcentaje de debutantes (48%) en unos Juegos y de repetidores (52%) estaba muy equilibrado.
España participó en 15 de las 22 disciplinas del programa paralímpico: atletismo, baloncesto en silla de ruedas, boccia, ciclismo, fútbol-5 para ciegos, judo, halterofilia, natación, piragüismo, tenis de mesa, tenis en silla de ruedas, tiro con arco, tiro olímpico, triatlón y vela. La natación y el atletismo fueron las disciplinas deportivas con más representantes españoles, contando con 22 participantes cada una, mientras que en halterofilia, piragüismo y tiro solo hubo un deportista. Solo 29 de los 127 deportistas que compitieron en Brasil pudieron entrenar en un Centro de Alto Rendimiento o en un Centro de Tecnificación Deportiva, una brecha importante entre el deporte paralímpico y el olímpico. La Asamblea General del Comité Paralímpico Español estableció antes de iniciar la competición los premios económicos que percibieron los deportistas españoles que lograron medallas. Estas cantidades son iguales para los deportistas con discapacidad y su personal de apoyo, aunque variaban si las pruebas eran individuales o de equipo. Además, eran acumulables si se subía al podio en más de una ocasión y los entrenadores percibían también su correspondiente premio, que supuso la mitad de la dotación que recibieron los deportistas.
En el Pabellón de La Granadilla de Majadahonda no hubo grandes discursos, sino emoción, sencillez y calidez en un homenaje modesto pero lleno de significado. Semanas antes, en el Palacio de la Zarzuela, en unas breves palabras, el rey Felipe VI les recordó que “habían llenado de ilusión, de emoción y de alegría los hogares de millones de familias de toda España, que les hemos seguido, que les hemos admirado su esfuerzo, su lucha; y que hemos celebrado sus triunfos sintiendo como propio el reto de cada competición en cada especialidad. “Habéis luchado siempre hasta el final, sin desfallecer y sin rendiros; vuestro coraje, sacrificio, calidad y determinación han dejado una gran huella en todos, de admiración y gratitud. Con toda justicia, os hemos considerado auténticos embajadores de nuestro país”, añadió.
“Pero hoy, además de felicitaros por vuestra magnífica participación que nos ha permitido sentir la emoción de ver izar nuestra Bandera y escuchar nuestro Himno muchas veces, quiero expresaros el orgullo que sentimos por vosotros. Un orgullo que va más allá de los éxitos tangibles y concretos ─las Medallas y los Diplomas─. Me refiero al ejemplo que nos habéis dado todos, sin excepción, y que transmitís a nuestra sociedad, y que se basa en los mejores valores del Olimpismo: La búsqueda de la excelencia y del triunfo desde la honestidad y el juego limpio; la competitividad acompañada siempre del respeto por el adversario; la rivalidad pero nunca enemistad con quienes competimos; saber ganar y saber perder con grandeza y humildad… Y, finalmente, saber luchar hombro con hombro por el éxito de vuestro equipo ─nuestro equipo, el equipo de todos─ que es España”, manifestó el Rey antes de concluir.