Pedro Piqueras y Pilar Miró

SANTIAGO PELAEZ. Pilar Miró que estás en los cielos. Era una mujer que conocía perfectamente el medio de la radio y la televisión. De modo que cuando la nombraron directora general de RTVE me pareció genial. Al fin llegaba alguien que sabía de cámaras, presentaciones, guiones, organización etc. Era valiente, tenaz, segura y trabajadora. Y desde luego siempre sorprendente. Siendo izquierdista hasta la médula no tuvo inconveniente en que Blas Piñar, fundador de Fuerza Nueva, la avalara para entrar en TVE por primera vez en 1962. Aunque por poco tiempo, pronto fue despedida por torpe, desordenada y despistada. Pero buscó otros contactos y peleó con ellos hasta que tuvieron que readmitirla. Entonces se dedicó a realizar dramáticos para TVE o a dirigir películas de cine. Incluso fue directora de la Escuela de Cinematografía donde había conseguido despertar más fobias que filias. Aunque eso a ella le daba igual. Fue la primera mujer en dirigir RTVE. «DESCUBRIO» A PEDRO PIQUERAS. Recuerdo muy bien cuando me contó ella misma cómo había decidido que Pedro Piqueras presentase el Telediario. Le había conocido en la redacción y le pareció un tipo avispado, de buen porte y con gran presencia física. Y pensó: «Si me gusta a mí, seguro que gusta a todas las mujeres». Piqueras presentaba un informativo en Radio Nacional de España. Le mandó llamar y le dijo que quería hacerle una prueba de cámara ella misma aunque después mandó que se la hiciera un realizador en los sótanos de Prado del Rey y ella la estuvo viendo desde el control de su despacho. Al terminarla hizo llamar a Piqueras y le dijo: -Prepárate. Empiezas a hacer el telediario el próximo lunes. Cuando Pilar y yo llegamos a ser amigos y tuve suficiente confianza con ella, me confesó que llegó a tener un sueño erótico con Piqueras que luego plasmó en una de sus películas, Beltenebros, en la que el protagonista Terence Stamp baila con su amante en el círculo de una sala enorme en la que no hay nadie más. Pilar tenía un carácter dominante, áspero, y en principio hosco. Pero era una mujer frágil, vulnerable, llena de ternura y muy necesitada de amor, aunque pareciera que lo despreciase.


Leo Anchoriz, Alvaro de Luna y Claudio Guerín

«NOVIA» DE LEO ANCHORIZ, CLAUDIO GUERIN Y ALVARO DE LUNA . Su vida nunca fue tan fácil. Madre soltera tuvo que ir criando a su hijo sin que nadie supiera quién era el padre. Ni siquiera los amigos más íntimos. Y sobre la paternidad cabía cualquier tipo de rumores. Le daba igual. Allá cada cual. Nunca ocultó que estaba hambrienta de amor. Pero su amor casi nunca fue correspondido y eso lo llevaba prendido en el alma. De modo que tuvo aventuras, muchas, ocasionales casi todas. Serias muy pocas. Muy joven se enamoró, como solo ella sabía hacerlo, de un estudiante de Medicina. Se llamaba Gonzalo. Le siguió un día hasta La Granja donde realizaba prácticas militares en la milicia universitaria. Pero aquel chico la rechazó. Tenía novia y no se quería complicar la vida. Sin embargo, el impacto de aquel amor imposible le dejó una huella tan profunda que a su hijo le puso el nombre de Gonzalo. Más tarde se enamoró locamente de un tal Leo Anchoriz con el que tuvo un tórrido romance, hasta que un día lo mandó a tomar por saco… E incluso pudo haber rodado una película sobre el amor que mantuvo con el joven y malogrado director Claudio Guerin, quien falleció de forma trágica al perder el equilibrio y caer al vacío mientras rodaba una escena de una película en la ciudad gallega de Noya. Más reciente fue su amor por el actor Álvaro de Luna, que acabó siendo un personaje popular en la serie “Curro Jiménez”. Pilar tenía un apartamento en la zona norte de Madrid, en la calle doctor Fleming donde convivió con varios de sus amantes y sobre todo con Álvaro de Luna. Cuando decidió casarse con él vendió su apartamento y juntos compraron un piso en el Parque de las Avenidas. Pero un mes antes de la boda Pilar dejó a Álvaro compuesto y sin novia.


Balbín, Sotillos y Marsillach

PAREJA DE SOTILLOS, BALBIN Y MARSILLACH. También fue novia de Eduardo Sotillos, hasta que también rompió con él. ¿Cómo?. Mandándole un cactus a su domicilio. Que era como decir no te quiero ver más. Cuando me acerco a ti, pinchas. Aunque eso no fue óbice para que le nombrase director de Radio Nacional de España durante su mandato. Una cosa era el amor y otra muy distinta el trabajo. Otro periodista que cayó en su red fue el periodista asturiano, José Luis Balbín. Aunque se enamoró más de su cabeza, que de su físico. Adoraba “La Clave” en blanco y negro. Era su programa favorito de TV. Pero cuando cesó la pasión, cesó el amor y la amistad. Desde luego debo decir que a Pilar nunca le importó que sus amantes estuvieran casados. Ese era el problema de quien lo estuviese. Buena prueba de ello es que cuando una esposa dolida se puso en contacto con ella para reprocharle su falta de escrúpulos al unirse a su marido, ella le espetó: “Nunca hablo de mi vida privada”. El mismísimo Adolfo Marsillach se convirtió en compañero de cama de la Miró tras conocerse en Barcelona. Resulta que ella no tenia donde dormir aquella noche y él le ofreció generosamente su apartamento. De ahí a hacer el amor juntos, hubo solo un suspiro. Y ese amor progresó adecuadamente, hasta que una noche Adolfo se fue de farra y volvió borracho a casa. La Miró le estaba esperando con los zapatos en la mano y le dijo: adiós guapo, ahí te quedas. Y por si había duda, también le mandó un cactus perfectamente empaquetado.

Mario Camus

LA RELACION CON MARIO CAMUS. Gonzalo, su hijo nació el 13 de febrero de 1981 y como era madre soltera le dio sus propios apellidos, Miró Romero. Cuando tenía que hacer largos viajes dejaba a su hijo al cuidado de madres tan entrañables como Blanca Alvarez de TVE o la actriz Mercedes Sampietro. La relación de Pilar con el director de cine Mario Camus también fue muy importante en su vida. Muy especial. Como sucedió con Balbín se enamoró más de su cabeza, de su talento, que de su físico. Y desde luego, siempre creyó que la película “Los santos Inocentes” marcaron un antes y un después en el cine español. Con el Rey de España, don Juan Carlos, mantuvo siempre una estrecha amistad. Fue compañera suya mientras ambos estudiaban en las aulas de la Facultad de Derecho de la Complutense y la amistad se acrecentó con el paso de los años, al punto de que fue el monarca quien la eligió para ser la realizadora en la boda de sus dos hijas, Elena y Cristina. Lo más duro de su vida fue la traición de una secretaria de RTVE que no la quería bien, que la odiaba y entregó una serie de documentos que guardaba en el cajón de su despacho a un alto miembro del Gobierno, que éste utilizó para hundirla. La demandaron por unas facturas de ropa que ella cargó al ente público. Y también por unos gemelos de oro que al parecer regaló al Rey. Fue linchada políticamente incluso en el Congreso de los Diputados y solo su amigo Felipe González salió en su defensa.

Alfonso Guerra y Jorge Semprún

LA ENEMISTAD CON ALFONSO GUERRA Y JORGE SEMPRUN. Alfonso Guerra y Jorge Semprún, la detestaron siempre e hicieron campaña contra ella. Pudo haber recurrido al apoyo del Rey, pero nunca quiso implicarlo en un asunto tan burdo. Al final fue absuelta del delito de malversación de caudales públicos. El Tribunal que la juzgaba consideró que Miró dispuso de 8.511.457 pesetas de los presupuestos del ente público, con desconocimiento de que su conducta no era correcta y sin actuar de mala fe. La sentencia consideró probado que se gastó más de tres millones y medio de pesetas en gastos de vestuario para uso de representación. Y otros ocho millones y medio largos de pesetas en objetos y regalos de carácter institucional. Algunos de esos cargos fueron pagados con su tarjeta Visa oro, pero no pudo ser probado que ninguno de aquellos gastos tuviera como motivo un gasto de naturaleza particular y privada. Cuando su corazón se empezó a debilitar seriamente y le dio los primeros grandes sustos, le pidió al rey don Juan Carlos que estuviera siempre pendiente de Gonzalo Miró, de sus estudios y de su educación en general. En 1982 había sido sometida a la implantación de dos válvulas en el corazón en operaciones muy delicadas a corazón abierto.

Santiago Peláez

EL CAMBIO DE TV QUE HIZO PILAR MIRO. Como directora general de RTVE tomó varias decisiones importantes. Por ejemplo, que TV mantuviera su emisión abierta toda la noche. Antes se cerraba a determinada hora. Suprimió un programa de gran acerbo popular como “La bola de cristal”. Y tuvo que soportar una huelga laboral sin precedentes. Durante aquella huelga nos convocó a todos los directores de programas y nos pidió no secundarla a no ser que tuviéramos convicciones muy importantes de que era lo mejor para nuestro país. Ella no lo creía. Seguía creyendo firmemente que el Presidente, su Presidente Felipe González, estaba haciendo todo lo que había que hacer por convertir a España en un gran país. Un día me llamó a su despacho para preguntarme si me haría ilusión ser el nuevo jefe de deportes de TVE. Y naturalmente le dije que sí. Aunque Pilar me advirtió que fuese cauto y no dijese nada a nadie. No quería darle un disgusto al que era por entonces Director de Deportes de TVE, Luis Sánchez Enciso, ya que se encontraba de baja, a causa de una grave enfermedad. En los Juegos Olímpicos de Seúl yo mantuve la boca cerrada y no dije nada a nadie. Pero en RTVE no hay secretos. Nunca se sabe cómo se entera la gente de todo y el personal empezó a felicitarme por lo que iba a ser mi nuevo cargo. Pero nunca acabé dirigiendo los deportes en TVE. Enciso seguía enfermo y ella no estaba dispuesta a hacerle semejante faena.

Felipe González y Gonzalo Miró en Majadahonda

CESADA POR IMPOSICION Y NO POR GUSTO. Pilar Miró tuvo que presentar su dimisión y se marchó. Antes de hacerlo aceptó pasar por nuestro estudio para contestar a todas las preguntas que le quisiéramos formular. Y no nos negó ninguna respuesta. Dejó claro que se iba por imposición y no por gusto. Y nos deseó larga vida con un programa que le encantaba. Tras una despedida mía en el programa algo cargada de ironía, nos despidió Enric Sopena. Pilar se marchó y Teodoro y yo fuimos condenados al cadalso. Cosa muy normal por otra parte en el reino de la RTVE. Ella siguió su camino, sus películas, sus dramas de amor. Hasta que un día su corazón reventó. Había trabajado infatigablemente como siempre hacía en la realización de la boda de la Infanta Cristina, con jornadas maratonianas en la Catedral de Barcelona, buscando los mejores encuadres, los ensayos, las tomas más perfectas y originales y ese sobreesfuerzo le tuvo que pasar factura a una mujer cuya salud ya era muy delicada. En la mañana del 19 de octubre de 1997 fue encontrada muerta por su hijo Gonzalo, tendida en el suelo junto a una de las escaleras interiores del chalé en el que vivía en Majadahonda. Su hijo estuvo largo tiempo intentando reanimarla recurriendo incluso a la respiración boca a boca, pero no hubo nada que hacer. Pilar falleció a los 57 años de edad. Y hasta los Reyes de España estuvieron en su último adiós. Lea el artículo completo en el blog de Santiago Peláez

 

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