Guadalupe Ruiz Giménez, a sus 74 años: lleva 22 años haciendo pilates

LIDIA GARCIA. Hubo un tiempo en España en que decir «Ruiz Giménez» era evocar un apellido de prestigio en la política. Porque la política tenía prestigio. El ancestro era Joaquín Ruiz-Giménez y él y su mujer inculcaron a sus 11 hijos el amor al deporte. Fue un ministro aperturista de Franco que devaneó con la Oposición democrática y ya como Defensor del Pueblo celebró su 90 cumpleaños nadando en alta mar y rodeado de sus 32 nietos. Su esposa, de 84 años, jugaba al tenis, montaba en bicicleta y practicaba Pilates. Y su hija Guadalupe Ruiz Giménez (1947) fue quien le aconsejó este último método: parlamentaria europea con el CDS de Adolfo Suárez, dejó su estresada vida para cuidar de sí misma y pasó a dirigir un gimnasio en Marbella. «Como ella, muchas personas acuden a un nuevo tipo de gimnasio dirigido al “wellness”, es decir, a la salud, el relax, el bienestar, la nutrición y las relaciones personales», escribía el periodista Juan Carlos Rodríguez. Este jueves 30 de septiembre (2021) visita Majadahonda para presentar su libro «El Arte de envejecer bellamente». Lo hace en la Biblioteca Francisco Umbral a las 19.00 horas y aunque se previó con aforo limitado, ya las restricciones se han levantado este mismo jueves en la Comunidad de Madrid y se permite el 100% de la capacidad en lugares cerrados.


Pero volvamos a los tiempos en los que Guadalupe era eurodiputada y estaba ligada a una vida de reuniones, viajes y estrés. “Busqué un poco de sosiego y me dejé seducir por el yoga, donde encontré paz, equilibrio y elasticidad, aunque echaba en falta cierta actividad de tonificación muscular”. Gracias a su amiga Merche Gallardo conoció un nuevo y revolucionario método inventado en 1916. A principios de los 90, Gallardo cambió su antiguo centro de belleza por un gimnasio Pilates, y se dedicó a formar a gran parte de los monitores titulados en esta disciplina. Su clienta más longeva era la matriarca de los Ruiz-Giménez.

«Tras divorciarse, decidió a los 52 años emprender otra vida junto a su nuevo marido, un ejecutivo jubilado de la multinacional Johnson and Johnson. Compró una casa en San Pedro de Alcántara, a 8 kilómetros de Marbella, y buscó un centro Pilates, “porque no puedo estar quieta. Como no lo encontré, pensé en montar un centro pequeñito con un sentido holístico: masajes de shiatsu, aceites esenciales… Hasta que un amigo filántropo, Manolo Rodríguez Casanueva, gran defensor del método (le había ayudado con sus problemas respiratorios), me propuso montar un gran centro con una gestión empresarial detrás. En pleno siglo XXI, le parece fantástico apostar por los servicios para el bienestar, y se propuso abrir más si éste pegaba. Y así ha sido: además del Coliseum de Marbella, en 2003 inauguró en Madrid dos Pilates Wellness Energy, Pabellon y Loft, los mayores de Europa”, cuenta Juan Carlos Rodríguez.

Felipe González con su padre, Joaquín Ruiz Giménez

Guadalupe tiene 74 años y asegura que la práctica de este método le ha cambiado la vida: “Me ha aportado equilibrio, flexibilidad, tonificación… No tengo el cuerpo que tenía a los 40, pero por dentro estoy muchísimo mejor. Mi vesícula estaba un poco tocada y ahora funciona a la perfección. Muchas de las posturas del Pilates tienen una componente kinesiológica, ya que inciden en los meridianos que regulan los órganos internos. Funciona como una acupuntura sin agujas”. El fundador del revolucionario método, con 80 años de antigüedad, fue el alemán Joseph Hubertus Pilates (1880-1967), quien durante su estancia en un campo de concentración inglés en la I Guerra Mundial ideó un sistema de poleas y muelles para fortalecer su endeble constitución física y rehabilitar a soldados enfermos. Hoy, el «boom Pilates» se despacha junto a otras gimnasias suaves en los centros deportivos que apuestan por el bienestar integral o wellness.

 

 

 

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