Maura (Conservador) y Romanones (Liberal) en la época de Crescencio Bustillo

CRESCENCIO BUSTILLO. Ahora vamos a pasar al tema social y político que imperaba por aquellos tiempos en el pueblo de Majadahonda. Desde largos años atrás venía soportando un caciquismo local que marcaba la política y la vida social del mismo. Las relaciones entre los vecinos, aparte de las familiares, estaban controladas por uno u otro “bando “o facción, llamados partidos. Estos eran el Partido Liberal de nombre y el Conservador, más reaccionario, que eran los dos partidos políticos por los que se regía también España entera. Representaban a estos bandos dos familias, las más poderosas económicamente, que eran parientes entre sí. El Liberal lo presidía el “Tío Juan”, por apodo “El Sopas” o «el de la Posada» como también se le conocía, que vivía al lado de la Plaza. El otro, el Conservador, tenía por jefe al “Tío Nicolás”, de apodo “El Fraile”, que vivía en la parte alta del pueblo o más aristocrática. Estos “señores” se habían enriquecido ampliamente cuando estuvieron como alcaldes gobernando al pueblo en distintas etapas, primero el conservador y después el liberal, por este motivo eran propietarios de la mayor parte de la superficie territorial, así como de las fincas urbanas del pueblo. Cuando había elecciones al nivel que fuera, siempre ganaban los liberales, o sea las huestes del “Tío Juan” o “El Sopas”. Sucedía esto así porque este hombre ya mayor acompañado de seis hijos y varios hermanos, eran más tolerantes, hacían favores a la gente y en general eran más simpáticos y tratables.


Crescencio Bustillo y un compañero de trabajo

Por el contrario el “Tío Nicolás” o “El Fraile” era un ogro, tenía también cuatro hijos y también tenían “mala uva”. Como eran tan soberbios, querían tener a la gente doblegada a sus pies como si fueran esclavos y sin derecho a opinar. Pero eso sí, explotándolos cuanto podían para incrementar sus intereses. En una palabra, ejercían una tiranía tal que la gente los tenía miedo, no solo porque estaban hechos de esta mala “ralea”, sino porque eran vengativos y se ensañaban denunciando a la gente. Tampoco eran amigos de hacer favores. A propósito de este “Tío Fraile” contaban de él una anécdota muy curiosa que dejaba entrever la clase de hombre que era. Una vez un pobre hombre que se encontraba necesitado le fue a pedir ayuda, se presentó a él y le dijo:” Tío Nicolás, vengo a pedirle un favor”. Contestación de este: “Si no es dinero o cosa que lo valga, pídeme lo que quieras”. Así es como trataba y favorecía a la gente este fulano, que entró pobre como una rata en el Ayuntamiento y desde allí se labró una fortuna, robando y esquilmando a la gente. Para ello contaba con la colaboración de otro sinvergüenza que se puso de acuerdo con él y se repartían las ganancias. Este era un abogado de Las Salesas, de mucho prestigio en el “foro”, y que controlaba el Juzgado de El Escorial (Cabeza de Partido) y los Registros de la Propiedad del mismo. De esta forma, pagando una miseria se hizo con una cantidad de fincas que estaban atrasadas en el pago de la contribución y otras porque la transferencia no estaba bien legalizada en la sucesión hereditaria. En fin, que examinaron detenidamente todo el Registro de la Propiedad y sacaron materia para desposeer a mucha gente de sus fincas, que habían heredado legalmente y con ilusión de sus antepasados.


Juzgados de El Escorial

Como era un gran usurero, prestaba dinero a unos intereses enormes, comprometiendo las cosechas en el contrato. Si el año venía malo, lógicamente al haber escasez los precios se disparaban. Entonces exigía pagarle en especie, pero con los precios que regían en el contrato. Así es como atracaba a la gente este bandido, por eso se hizo en pocos años con gran capital, abusando desde el poder, robando las “arcas municipales” y amedrentando a la gente para que no protestara (más adelante hablaremos bastante de esta familia, que ha ido y va unida a la historia del pueblo en sus diferentes facetas). Como este elemento estaba tan bien respaldado por el Juzgado de El Escorial, la gente que se había metido en pleitos con él había salido siempre perdiendo. Y los que perdían quedaban medio arruinados por tener que pagar las “costas” tan elevadas de los dichosos pleitos.

El Escorial, 1910. Nieves Hermida de Coll, a la entrada del juzgado de El Escorial, por el asesinato de su amante Germán Sánchez Lara, oficial segundo del Ayuntamiento, realizado por su marido, Francisco Coll, inspector de policía del distrito del Congreso.

Por las lamentaciones de estos escarmentados se creó un clima de terror alrededor de este hombre, que como ejemplo diremos que los ganados, cuando pastaban en el campo o marchaban por los caminos, tenían un cuidado enorme de no pisar ninguna res las fincas del ogro, porque ya sabían lo que los pasaba. La denuncia no se hacía esperar, convocaba a juicio al denunciado en el pueblo y siempre perdía, pero rechazaba la sentencia, recurría a El Escorial y allí siempre ganaba, haciendo que el denunciado tuviera que pagar mucho más, por lo que se elevaban las costas de los dos juicios. Lo mismo que hacía con los ganaderos hacía con otros muchos aspectos. Algunos que hablaron mal de él cogió testigos que nunca faltan y lo pagaron caro. Los empapelaba y alguno tuvo que pagar con la deportación el hacerlo. El “Tío Sopas” y su gente no eran así, ya que dejaban que la gente viviera, aunque si bien en el Ayuntamiento no dejaban parar un céntimo. Como mandaron durante muchos años, este estaba lleno de deudas, los presupuestos siempre se cerraban con déficits, por lo que las arcas siempre estaban vacías. Aunque para decir la verdad no se pagaban muchos impuestos, pero se vendieron muchas cosas que eran del patrimonio común del pueblo y nadie supo cómo se difuminaron los cuartos

Majadahonda Magazin