«Lamentablemente no tenemos fotos del estado inicial, pero una vez conocida la «poda» sí que tenemos alguna y, si alguien le echa un poco de imaginación, podrá ver un señor arbusto que a nadie hacía mal y alegraba la tumba del madroño que entre Filomena y los jardineros se cargaron.»

IGNACIO JIMÉNEZ DEL RÍO. (12 de noviembre de 2024). Pasados varios meses de la terrible borrasca Filomena que arrasó una buena parte de nuestra vegetación, todavía eran visibles en Majadahonda sus efectos en forma de huecos en algunas rotondas o vacío en determinados alcorques y claros en el monte. Ciertamente se tardó mucho en devolver la normalidad a nuestro medio ambiente, pero después de aquello siguen faltando árboles en lugares donde siempre los hubo. No sé si por burocracia,  por la eterna lentitud de la administración o por cualquier otra causa, un «triángulo» verde situado en la carretera del Plantío, frente a la Urbanización Los Sauces, permaneció desierto durante mucho tiempo, tras el corte inmisericorde que le dieron los técnicos del Ayuntamiento a los maltrechos restos del madroño que allí había, es decir, lo que había quedado tras el paso de Filomena. La historia continua cuando unos vecinos de la zona, anhelantes del anciano madroño que Filomena se llevó, decidieron suplirlo con otro arbusto quizá menos vistoso pero bastante fuerte y de crecimiento rápido. De esta manera plantaron dos o tres finusticos aligustres que, con el paso de unos pocos meses, cogieron fuerza y llegaron a formar un tronco único pujante y con ganas de hacer olvidar a los vecinos la maldad de Filomena. Ni que decir tiene que la plantación se hizo de forma totalmente clandestina, con nocturnidad y premeditación, estando alguno de los intervinientes al cargo de avisar (dar el agua) si aparecía la policía y otros destinados a cavar de la forma más rápida que supieran.

Ignacio Del Rio

HASTA HACE UNOS POCOS DÍAS, ESE ARBOLITO, PORQUE YA HABÍA DEJADO DE SER UN SIMPLE ARBUSTO, era el orgullo de sus desconocidos plantadores, creciendo fuerte y esbelto, hasta que… los jardineros municipales decidieron que debía pasar el invierno «podado» y le hicieron una poda salvaje que redujo su tamaño a menos de la mitad. Lamentablemente no tenemos fotos del estado inicial, pero una vez conocida la «poda» sí que tenemos alguna y, si alguien le echa un poco de imaginación, podrá ver un señor arbusto que a nadie hacía mal y alegraba la tumba del madroño que entre Filomena y los jardineros se cargaron. No entiendo mucho de plantas, pero creo sinceramente que quien hizo esa poda, tampoco entiende y opino que desde el Ayuntamiento se deberían cuidar un poco más estas cosas. 

«existen un montón de alcorques vacíos, algunos de ellos víctimas del vandalismo»

EN LA MISMA ACERA DE LA CARRETERA DEL PLANTÍO EXISTEN UN MONTÓN DE ALCORQUES VACÍOS, algunos de ellos víctimas del vandalismo que de vez en cuando asola las noches de Majadahonda y otros muchos lugares y otros, tristes tocones mutilados porque estaban enfermos. Muchos de ellos han retoñado y sacado varios «hijos» del primitivo tronco. Algún trabajador municipal, con buen criterio, ha atado estos retoños entre sí con una simple cinta de plástico de las que señalan «Policía, no pasar» y de esta forma ha asegurado un lento pero seguro crecimiento de estos retoños a los que más adelante podrán dar forma y seleccionar los más fuertes. Por contra y a unos cien metros del primero, otro trabajador municipal menos cuidadoso ha arrasado con dichos retoños sin ningún reparo.

«Mención aparte me merecen los «ceniceros» vacíos que hay en la Gran Vía, que es en lo que se han convertido algunos de estos grandes tiestos metálicos repartidos por la tan paseada vía peatonal de nuestra ciudad»

ME PREGUNTO POR QUÉ NO SE DAN UNAS DIRECTRICES CLARAS Y CONSERVACIONISTAS A ESTOS TRABAJADORES y por que no existe un procedimiento estandarizado para rehabilitar todos estos alcorques vacíos. ¿Será porque se trata de Contratas que, para ganar algo, tienen que emplear personal no suficientemente preparado?. Mención aparte me merecen los «ceniceros» vacíos que hay en la Gran Vía, que es en lo que se han convertido algunos de estos grandes tiestos metálicos repartidos por la tan paseada vía peatonal de nuestra ciudad. Si no nos tomamos estas cosas en serio, Majadahonda no volverá a ser el lugar envidiable para pasear donde plantas y personas conviven en total armonía.

Majadahonda Magazin