Vicente Aleixandre y Carlos Bousoño: el archivo del Premio Nobel vuelve a ser noticia ratificando la sentencia de un Juzgado de Majadahonda

LIDIA GARCIA. El Juzgado de Primera Instancia número 7 de Majadahonda (Madrid) desestimó el 4 de mayo de 2009 la demanda interpuesta por Amaya Aleixandre contra Carlos y Ruth Bousoño para que estos le entregaran el archivo y otros bienes del Premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre. Y este 25 de octubre de 2021, la viuda de Carlos Bousoño es entrevistada por el periodista Bruno Pardo Porto para recordar un caso que conmocionó a la sociedad española: un archivo de un Premio Nobel español que no puede aún ser estudiado ni divulgado porque no está catalogado ni custodiado por ninguna institución cultural española. No es el único: el archivo del Nobel Juan Ramón Jiménez sigue disperso entre España y Estados Unidos (Puerto Rico) e inédito en parte de su contenido. Vicente Aleixandre (Premio Nobel de Literatura 1977) formó a lo largo de su vida un importante Archivo que, a su muerte, pasó a poder del filólogo Carlos Bousoño. A los 23 años de su muerte, una pariente del Nobel reivindicó la propiedad del Archivo ante los Tribunales. De la discusión sobre la propiedad de este Archivo se ocupa incluso un libro del notario Alberto Sáenz de Santa María Vierna, aunque el Tribunal Supremo confirmó que los Bousoño son los dueños del archivo de Aleixandre, desestimando el recurso que la sobrina del poeta, Amaya Aleixandre, presentó contra la sentencia de la Audiencia de Madrid.


Francisco Umbral y Leopoldo de Luis eran hermanos y no lo sabían

«Existían dos breves biografías de Aleixandre publicadas en vida del autor y ambas hechas al gusto -muy puritano en público- de Vicente, por dos muy cercanos amigos, la de Leopoldo de Luis (1971) y la de Antonio Colinas (1978)», recordaba el poeta Luis Antonio de Villena. La primera, escrita por el hermanastro del escritor Francisco Umbral, se conoció cuando todavía no vivía en Majadahonda. Y Villena asegura que Aleixandre «más cauto era con los amores de postguerra, dentro del chalet de Velintonia, y cuyo nombre cimero y muy oculto en vida de Vicente (aunque el otro jamás calló en intimidad su pasión y admiración por el poeta) fue Carlos Bousoño, alto teórico y poeta algo preterido tras una larga vejez». Y añade que uno de los descubrimientos básicos de la tercera biografía de Emilio Calderón es la carta de amor de Aleixandre -hay más o las hubo- a «Carlitines«. Un fragmento de esa carta desvela que Vicente Aleixandre «fue bisexual hasta los 28 años, según narraba él mismo y homosexual después», añade Villena: «Qué bonito estás Carlitines. Qué guapo y qué dulce para mi amor». Esto no es nuevo para ningún íntimo de Vicente, pero sí y mucho para el público en general. Aleixandre «epente» según la denominación lorquina de gay. No fue Bousoño el único en la postguerra, yo mismo sé otros nombres, pero Vicente era más reservado al hablar de lo cercano que de lo lejano».


Carlos Bousoño y su esposa Ruth Crespo

Ruth Bousoño declara ahora a ABC que «Sería bonito que Amancio Ortega comprase el Archivo Vicente Aleixandre» y el periódico destaca que la viuda de Carlos Bousoño, filóloga y abogada, quiere vender este tesoro literario para que una institución custodie y difunda el legado del Nobel: «Un juzgado de Majadahonda nos paró la compraventa del Archivo muy poco antes de que las instituciones andaluzas formalizaran la compraventa de este con Carlos«, declara la viuda. Y es que el legado de Vicente Aleixandre «es un bien cultural de primerísimo orden y está oculto», decían los expertos, por contener «inéditos, cartas, borradores…», por lo que se hablaba del «eclipse del Archivo Aleixandre, el más importante de la Generación del 27″. «Tras la muerte de Vicente Aleixandre, en diciembre de 1984, Carlos Bousoño y su mujer, Ruth Bousoño (antes Crespo), se quedaron con el Archivo del poeta, un conjunto formado por más de 1.000 cartas con escritores, unos 1.500 manuscritos y borradores mecanografiados, 3.000 libros y varios objetos personales, entre otras cosas. Tras la muerte de su marido, en 2015, ella es la propietaria de este fondo, junto a sus hijos», recuerda Bruno Pardo Porto.

Instituto Carlos Bousoño (Majadahonda)

«Cuando en 2007 empezó el litigio sobre el Archivo de Vicente Aleixandre, los Bousoño afirmaron que este se trataba, tal vez, del fondo «más completo de un miembro de la Generación del 27», una impresión que comparten todos aquellos que lo han visto o conocido: nadie duda de su valor histórico, que en su día se tradujo en lo económico en 5 millones de euros… En un artículo publicado en ‘La nueva España’ en 2007, los Bousoño hicieron una suerte de inventario público. Ahí mencionaban la existencia de 1.500 documentos, entre manuscritos y copias mecanografiadas, con material literario del poeta de la calle Velintonia. También hacían recuento de su correspondencia con otros escritores, y detallaban de quién eran las más de 1.000 cartas que conservaban», rememora también el diario El Mundo.

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