JULIA BACHILLER. En la reciente reunión mantenida por el alcalde de Majadahonda junto a los representantes de las fuerzas de seguridad de la ciudad, de la Comunidad de Madrid y de la Delegación de Gobierno, según nota de prensa llegada a nuestra redacción, esta aludía a que “se han conocido datos positivos en cuanto a la situación delictiva, entre los que destacan la bajada de un 63% de los robos en viviendas de Majadahonda en la comparativa con el mismo periodo de 2019”. Esto sería motivo de felicitación y estaría acorde con las expectativas de confianza depositadas por los vecinos en las fuerzas de seguridad por el desempeño de sus funciones en la localidad. Sin embargo, si prescindimos de la valoración estadística, numérica y comparativa, excesivamente optimista por parte del Ayuntamiento, las imágenes que nos llegan constantemente a la redacción de forma directa o por email, en los foros de lectores y redes sociales, son el testimonio de las barbaries cometidas en algunos casos durante la noche. E incluso a plena luz del día. Las protagonizan indeseables individuos carentes de escrúpulos que no conocen el respeto ni las normas de convivencia hacia los demás.


Julia Bachiller

Julia Bachiller

Evitaremos señalar de forma genérica a los presuntos causantes de estas situaciones para salvaguardar la referencia a la igualdad ante la ley que nos otorga el Artículo 14 de la Constitución española: ”Todos deben ser tratados con igualdad, independientemente del lugar de nacimiento, sexo, religión, raza, casta, riqueza, estatus social, etc”. Pero este será el motivo por el cual, amparados en estos derechos, también es bueno recordar que existen unos deberes: son reglas, leyes y normas que regulan  nuestra convivencia en la sociedad.

Los que gestionan a las llamadas «fuerzas de orden público» deberían recordárselas a aquellos olvidadizos que quieren implantar sus propias normas y leyes en las calles y en este sentido se echan en falta carteles, información pública, campañas publicitarias y advertencias que recuerden las penas y multas en las que se incurren cuando se realizan estas actitudes incívicas o claramente delictivas. El Ayuntamiento ha anunciado que próximamente “se destinarán más de 2 millones de euros al importante proyecto de cámaras de vigilancia para Majadahonda y a nuevos dispositivos y herramientas que mejoren la tarea de los agentes”. Y se incluye el incremento de la plantilla con nuevos policías. Pero ya no es momento de solo palabras o estadísticas: los vecinos ansían que estas inversiones den muestra de su eficacia y sus buenos resultados sean una realidad.

Tomando como referencia la Plaza de la Constitución, donde la pequeña fuente rodeada de árboles y bancos, junto a la iglesia, sufre con frecuencia la presencia de vándalos, como puede verse en las imágenes, el deterioro en los últimos 6 meses es notable. Y los desperdicios muestran el paso de los “amigos del destrozo y la suciedad” por el lugar, algo que presupone además un ruido colateral como «banda sonora» de acompañamiento, que ante tal espectáculo no podía faltar. Siguiendo en el lugar, alejándonos tan solo unos metros, los restos de enseres que recientemente mostrábamos (el ya famoso colchón que menciona incluso Cs en su último comunicado) son solo una muestra de los otros muchos que han hecho presencia en el lugar, según nos comenta el vecindario. 

Estos individuos indeseables existen en cualquier comunidad y su incívico comportamiento no tan solo causa desperfectos en el lugar. Esos costosos deterioros del mobiliario urbano los pagamos todos y a ello hay que añadir el consumo de alcohol en la vía pública y de otras sustancias nocivas para la salud, igual o más despreciables que el alcohol, droga ya «socializada». Su presencia en las inmediaciones trasmite inseguridad y rechazo a transitar por el lugar y con ello un irreparable daño a los comerciantes, que con tanto esfuerzo intentan a diario salir adelante con su negocio. Y también al vecindario, que tiene que presenciar dantescas escenas, motivo por el cual reclaman una actuación inmediata en el lugar. La noche del pasado sábado 4 de septiembre (2021), el Bulevar Cervantes también fue motivo de denuncia por parte de una vecina, quien con asombro capturaba imágenes de los restos dejados por el consumo masivo de alcohol en la vía pública. Acabar con el llamado «botellón» es tarea difícil, pero algún día habrá que comenzar con una campaña de concienciación sobre la población, de todas las edades, algo que en este municipio también brilla por su ausencia.

Majadahonda Magazin