Las Fiestas de la Paloma tienen lugar hasta el 15 de agosto (2022) en el centro de Madrid pero ya apenas las recuerdan los jóvenes de Majadahonda

LIDIA GARCIA. «Lo castizo, según la Generación Z: cómo reconectan los jóvenes con la tradición en La Paloma y otras fiestas de Madrid»  es el título del reportaje que el periodista Guillermo Hormigo ha publicado en Eldiario.es este 12 de agosto (2022). Uno de los protagonistas es Alberto, un joven de Majadahonda que habla de su relación con las celebraciones populares de Madrid «entre la nostalgia, el auge de una estética “cañí” que corre el peligro de vaciar sus significados y la reivindicación de una identidad comunitaria». Cuando empieza hablando de sus primeros contactos con las verbenas, Alberto (Majadahonda, 2.000) cuenta que sus padres le llevaron alguna vez a La Paloma, pero a sus 22 años ya lo ve como un recuerdo lejano: “Sí me acuerdo de los banderines, de la decoración en los techos, los pañuelos típicos o los trajes tradicionales madrileños. No me viene ninguna imagen de las procesiones, por ejemplo, normalmente íbamos a tomar algo algún día y ya está”. Y el periodista explica que «Alberto vive en Majadahonda y ahí el 15 de mayo no es festivo. Por ello, en esa misma fecha lo celebraban con “una especie de verbena” en las aulas, aunque en el resto del municipio no hubiese actos oficiales programados. “Ponían chocolate y bollos y todos íbamos vestidos de chulapos y chulapas”, añade Alberto. 


Guillermo Hormigo

«La típica estampa de las fiestas populares en Madrid suele ser una pareja entrada en años, él de chulapo y ella de chulapa, bailando un chotis. La alternativa es quizá una imagen más familiar, por ejemplo un padre acompañando a su hijo pequeño e introduciéndole en estas celebraciones castizas. La gente joven queda en tierra de nadie, como mucho vinculada a botellones como el de San Isidro. Pero ¿están tan fuera de la tradición mientras la cultura pop se nutre constantemente de ella?. Coincidiendo con las fiestas de San Lorenzo, San Cayetano y La Virgen de la Paloma, hemos pensado que lo ideal es que ellos mismos respondan a esta pregunta», reflexiona el periodista. Y concluye justificando los testimonios de tres jóvenes madrileños, entre ellos el de Majadahonda: «El chotis es precisamente un nexo de unión entre sus tres relatos. Si el desayuno andaluz de los colegios por el Día de Andalucía ha contribuido a configurar una nueva identidad colectiva y compartida en esta región, algo parecido (salvando las enormes distancias entre una identidad histórica y la otra) podría pasar con las clases de chotis en los centros educativos de Madrid. Los tres las rememoran con motivo de San Isidro«, finaliza el reportaje. 

Majadahonda Magazin