La inocente manía de Rocío Jurado en su casa de Majadahonda puede revelar trastornos de ansiedad

LIDIA GARCIA. La manía de cerrar todo con llave (puertas y armarios dentro de la casa) de la cantante y folklórica fallecida Rocío Jurado (1944-2006) y que al parecer comenzó con su casa en Majadahonda que compartía con el boxeador Pedro Carrasco (1943-2001) ha sido pasto de la prensa del corazón de este mes de noviembre (2022) al ser desvelada por su hija y por su cuñada en uno de los típico rifirrafes televisivos de Tele 5. «Incluso cuando vivía con Pedro Carrasco en Majadahonda cerraba su cuarto cuando se iba de viaje. Claro, de esto ella no se acuerda», ha revelado su cuñada Rosa Benito señalando claramente a su sobrina e hija de la cantante quien daba una versión totalmente diferente al tema de las cerraduras en casa de Rocío Jurado, achacando esta «manía» a que huía dentro de su propio hogar de su segundo marido, el torero Ortega Cano. Rosa Benito cuenta cómo su ex marido, Amador Mohedano, tenía que pedir para todo la llave a su hermana. Y que éste se reía de esta «manía de su hermana». «Rocío, eres peor que la abuela, para todo hay que pedirte la llave», cuenta Rosa que le decía Amador Mohedano a su hermana Rocío Jurado. Acto seguido la peluquera cuenta que lo de poner llaves a las habitaciones y a los armarios es algo que Rocío Jurado vivió desde muy pequeña: «Y como ella dice que «quiso tanto a su abuela Rocío» la copió en algunas cosas«.


La casa de Rocío Jurado en Majadahonda

Lo cierto es que abrir y cerrar grifos, puertas o armarios, encender y apagar interruptores, limpiar la casa, volver sobre los propios pasos, comprobar si la llave del gas está bien cerrada, lavarse las manos, tocar la basura, usar aseos públicos… son manías caseras de lo más frecuentes. «Lo que a priori son conductas de la vida cotidiana que pasan desapercibidas y que a veces repetimos o evitamos a modo de simple “manía”, para otros es una obsesión patológica. ¿Cómo distinguir la manía del TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo)?. ¿Rutina o excentricidad? Mejor cuantificar. Lo que para algunos es rutina para otros es excentricidad. La línea divisoria entre lo normal y lo anormal o entre lo razonable y lo absurdo es difícil de delimitar puesto que, ¿a quién no le ha asaltado alguna vez una manía absurda, como no pisar las líneas de las baldosas, comprobar varias veces que la luz esté apagada o incluso contar o relacionar números sin ninguna razón?», se pregunta Patricia Peyró en la revista «The Luxonomist«. Y responde: «Aunque todos presentamos algún comportamiento peculiar, no debemos preocuparnos por ello ni considerarlo patológico hasta que interfiera negativamente en nuestra vida. “Una de las claves para auto-evaluarnos es valorar el tiempo que se dedica a la realización de esa actividad”, nos indica Benjamín Ballesteros, doctor en psicología clínica, que “no deberá llevarnos el doble o más de que a los demás, ni tampoco imponernos ningún tipo de repetición o evitación de conductas”. Otra de las pistas está en si generan o no malestar, siendo la ansiedad y la sensación de disconfort, signos fundamentales para establecer un diagnóstico diferencial entre la obsesión y la mera rutina.


La casa de Rocío Jurado en Majadahonda

Manías más frecuentes. «Las coloquialmente llamadas manías pueden ser de lo más variopinto tanto en temática como en forma de manifestación. “No es infrecuente que en una misma persona se den varios tipos de manías a la vez, como el caso de Jack Nicholson en la película ‘Mejor Imposible’” apunta el doctor Ballesteros. Sin embargo, las más comunes son las de orden, contaminación, limpieza y comprobación». Por igual en hombres y mujeres. «Los rituales o costumbres derivados de alguna obsesión más seria y que pudiera diagnosticarse como TOC sólo afectan a una población de entre el 0,1% y el 2,5%. Su génesis no está del todo clara:

La casa de Rocío Jurado en Majadahonda

“Aunque los factores genéticos están todavía por determinar, la mayoría de estudios indican que es más probable la presencia de este trastorno entre familiares y existe mayor concordancia entre gemelos con la misma carga genética que entre el resto de hermanos”. Sin embargo, sí parece claro que se da por igual en hombres que en mujeres. Relacionadas con el estrés y con la depresión, la aparición excesiva de manías suele coincidir con etapas de ansiedad. Típicamente no entrañan peligro para uno mismo ni para los demás y se tienden a justificar o a minimizar en importancia ante uno mismo. Su tratamiento pasa por descubrir cómo las obsesiones de cada uno funcionan como ‘tapaderas’ de pensamientos irracionales o intrusivos y por una exposición en la que, con toda seguridad, uno se verá obligado a ‘relajar’ sus exigencias maniáticas para descubrir por sí mismo que “no pasa nada”. Una vez se llega a esta conclusión, uno está curado y “a otra cosa”, concluye la revista.

 

Majadahonda Magazin