JULIA BACHILLER. La visita a la perrera municipal de Majadahonda ha sido una novedosa experiencia y en esta segunda y última parte del reportaje realizamos un balance, porque toda parte positiva tiene también su lado negativo: la falta de zonas cubiertas o techados en algunas instalaciones. De solucionarse esta cuestión se beneficiaría todo el lugar y a los que allí se encuentran en invierno y verano. La zona tiene unas preciosas vistas a la Sierra de Guadarrama pero está poblada de un arbolado de monte bajo que no facilita las zonas con sombra. En cuanto a instalaciones necesarias, como un cuarto de postoperatorio, el concejal Manuel Troitiño aseguró que esta nueva concesión además lleva incluida la nueva normativa en cuanto a instalaciones necesarias en este tipo de centros, hechos que con el tiempo podremos verificar. Para finalizar, dos comentarios que llegaron en tres ocasiones y por vías distintas, en comparación con otros centros de acogida de la Comunidad de Madrid: el CICAM de Majadahonda destaca por sus buenas instalaciones y trato a los animales. Y otro no menos importante: no se realiza ninguna «eutanasia», únicamente en casos extremos para evitar el sufrimiento del animal.


Manuel Troitiño, concejal responsable de la perrera

Seguidamente visitamos el barracón donde se encuentran varias estancias donde se alojan los perros. En la puerta de acceso nos reciben dos hojas informativas: una indica el tipo de salida que han realizado y en la otra el nombre y la ubicación dentro de la instalación. Azul indica que ha salido por los patios de recreo, rojos y verdes que ha salido fuera del centro, naranja y amarillo, dentro del centro. De esta manera,  los voluntarios que acuden a ayudar desinteresadamente pueden saber de forma inmediata cuál de ellos ha salido a pasear y por el lugar donde lo han llevado para que todos tengan la posibilidad de su paseo diario y no se repitan los itinerarios. En el interior a la derecha disponen de una gran pila donde bañarlos y pelotas de tenis, juguete muy apreciado. A la izquierda, un gran número de correas para sacarlos a pasear de diferentes tipos para que cada colaborador utilice la más cómoda o adecuada a su parecer. Y una zona de almacén donde guardar la comida y algunos útiles de limpieza, seguido de habitáculos amplios y con una puerta de salida al exterior e hilo radiante en el suelo para los fríos inviernos, además de colchonetas de las que disponen en el almacén.

A continuación se encuentra la instalación de los gatos, menos cubierta que la anterior. En el interior a la izquierda un almacén de comida y limpieza, y las distintas celdas, en este caso con las puertas abiertas, que les facilitan estar desplazándose de un lugar a otro. Dentro de las celdas hay cuerdas atadas que penden del techo con las que juegan y otras variedades de objetos para su «ocio».  Pero en todas ellas lo más utilizado son unas cestas de plástico que Fernando les ha adaptado a la pared y es el lugar donde se introducen, cambiándose de uno a otro pasan la mayor parte del tiempo. Junto a esta instalación se encuentra otra de menor tamaño donde están los gatos en cuarentena. Allí se instalan aquellos que llegan por primera vez al centro y antes de introducirlos con los demás pasan este periodo de tiempo. En el momento de la visita dos pequeños y tímidos gatitos se encontraban allí. Y como última instalación una pequeña nave de almacén donde se guardan herramientas utilizadas en el centro.

Tras la visita realizada sacaría esta conclusión: felicitaciones y agradecimiento a los voluntarios del CICAM, ya que allí pude conocer a una de estas personas bajo un sol abrasador paseando por las inmediaciones, hecho que es de agradecer. También a los que acuden a llevar alimentos u objetos que les pueden ser útiles, como pude comprobar. Una bienvenida a la nueva veterinaria que seguro realizará un gran trabajo. Y a Fernando felicitarlo por el estado en que tiene las instalaciones: para una persona sola mantenerlas en total limpieza y orden, como pudimos comprobar, es un gran mérito.

 

Majadahonda Magazin