Simeone pagó un precio muy alto por golear al Rayo Majadahonda en un momento en el que empezaba a ser cuestionado

MANU RAMOS. La prensa deportiva española e internacional ha coincidido en valorar que el At. Madrid pagó un alto precio por no solo pasar la eliminatoria sino, en un exceso de codicia, golear al Rayo Majadahonda sin descanso ni respiro, Y es que se puede resumir ese espíritu en que el «Cholo» dejó ciego al Rayo Majadahonda a costa de quedarse «tuerto» de un ojo: lesión de Griezzman, sobrecarga al jugar con 10 jugadores al agotar los cambios antes de tiempo, sobreexposición de los titulares, desconfianza hacia el resto de la plantilla que no juega habitualmente y exceso de responsabilidad en la portería, donde se lo juega todo a la carta de Oblak, sin reserva alguna. Para la Historia quedará este once del Rayo Majadahonda que sufrió esta desmedida ambición copera de su rival: Gorka Giralt (Álvaro Fernández 5´); Borja, Álvaro Vega (Iturraspe 46´), Casado, Philip; Mario García (Néstor Albiach 46´), Bernal, Tassemedo, Susaeta (Mawi 60´); Rubén Sánchez (Héctor Hernández 60´) y Raúl Sánchez. El entrenador, Abel Gómez, ya en sala de prensa, no dudó en darle un toque de atención a su equipo: «Esperaba más. Soñábamos con ponerles en más dificultades. Intentamos competir, pero cometimos errores que nos penalizaron mucho. Solo al ver su alineación ya sabes lo difícil que lo teníamos». Por otra parte, el técnico habló sobre la disputa del partido en el Wanda Metropolitano, el campo de su rival. «Analizar ahora el resultado por el escenario no sería justo. Es un estadio muy diferente al nuestro. A lo mejor en nuestro campo les hubiéramos puesto más en aprietos. No creo tampoco que haya sido decisivo», comentó. Por último, el sevillano admitió que esperaba más cambios en el equipo de Simeone. «Me gusta el respeto que nos mostró como rival. Pudimos competir contra los mejores. Me quedo con que es un premio para mis jugadores», concluyó.


56% frente a 44%: la posesión del balón no fue tan abultada como el marcador

«Oblak fue una declaración de intenciones. El esloveno no jugaba Copa desde la temporada 14-15… cuando aún no se había establecido como portero titular en Liga. La costumbre de conceder el torneo del K.O. al suplente del campeonato doméstico se fue trasladando a Moyá, Adán e incluso San Román, con la consecuencia, directa o no, de que donde antes te eliminaron Barcelona o Sevilla ahora te eliminaban Cultural Leonesa o Cornellà», describe Alberto R. Barbero en el diario «Marca». Y Javier G. Matallanas añade en el diario AS: «La lesión del portero al empezar afectó al Majadahonda, pero los jugadores del Atlético salieron muy motivados». En «El Gol de Madriz» es Pedro Fajardo quien enjuicia: «La mala fortuna se cebó con el Rayo que vio como su guardameta se lesionaba en el primer minuto de partido tras el pisotón en el intento de remate del delantero uruguayo». Y la emisora ESPN concluye: «el Atlético de Madrid divulgó este jueves su ambición en la Copa del Rey frente al Rayo Majadahonda, al que ganó de principio a fin, sin el más mínimo margen a la sorpresa, advertido como estaba del fracaso de los dos últimos años, pero con un contratiempo: la lesión del goleador francés en el tramo final del duelo. Una victoria lógica, que debía obtener sí o sí, porque la diferencia es tan grande como innegable entre los dos equipos, más aún en el estadio Wanda Metropolitano al que trasladó el partido el Rayo Majadahonda. La economía manda (hubo 17.769 espectadores, cuando en el Cerro del Espino caben 3.376)».

MARCA: Así que hasta aquí hemos llegado, clamó El Cholo. La presencia de Jan en el once del Atlético era en todo caso una más: repetían hasta ocho de los que habían derrotado al Rayo Vallecano el domingo. Concesiones, las justas. La otra portería también dejó noticia a la que echó a rodar el balón. En forma de lesión, desgraciadamente. Gorka palmeó un cabezazo de Kondogbia en la primera falta forzada por el Atlético… para llevarse un golpe de Suárez en el posterior balón dividido. Tuvo que retirarse con una mano dañada el portero del Rayo, de modo que fue su compañero Álvaro Fernández quien trató de sostener con escasa suerte el aluvión rojiblanco. Así que no había noticia alguna precisamente de Oblak a la que el colegiado de turno decretó el correspondiente descanso mucho antes de lo que hubiera debido, porque ese primer acto se prolongó menos tiempo del perdido con la lesión de Gorka. Vaya usted a saber si el resultado ya abultado tuvo que ver en ello, el caso es que así se hurta fútbol al respetable, que ha pagado lo suyo por un partido que se juega a hora intempestiva y en pleno mes de enero. Cinco sustituciones hubo tras el entreacto, se supone que aceptando unos y otros, tal y como parecía hacer el del silbato, la suerte establecida en el marcador. Por si había alguna duda, El Cholo aún tiró de Griezmann y Joao Félix para completar su carrusel. Coincidió la aparición de francés y luso con la primera ocasión local, conviene recordar que tal condición era para el Rayo, cuando Oblak blocó una falta lateral cabeceada por un Iturraspe que también había entrado de refresco. Abel Gómez siguió los pasos de su colega de profesión, de modo que a la hora de partido estaban hechos todos los cambios.

DIARIO AS. El Atlético cumplió y no cayó a las primeras de cambio como los últimos años en Copa. Con la pareja Kongdobia y De Paul, con Llorente por la derecha y Lodi por la izquierda, con sentido común y con el 1-4-4-2 que tiene que jugar (¡basta ya de los tres centrales, que los puso un rato y el equipo otra vez mal!), el Atleti juega mejor. Simeone tiene que jugar al ataque para ganar. Y lo sabe. Y sus jugadores lo quieren. La Copa debe ser un objetivo prioritario para el Atlético». EL ESPAÑOL. El Rayo Majadahonda, por su vez, se despide del torneo después de eliminar sucesivamente en las rondas anteriores al Eldense y al Málaga. En ese sentido, el equipo de Abel Gómez vuelve a centrar todas las miradas a la Primera División RFEF, competición en la que ocupa la sexta plaza con 27 puntos, a solo uno de la zona de playoffs de ascenso a la categoría de plata.

EL GOL DE MADRIZ. Manita para acabar con el sueño copero en Majadahonda. El Atlético de Madrid, que sacó un once de gala, fue muy superior a un tímido Rayo Majadahonda que apenas generó ocasiones. Tras varias semanas de polémica, el Estadio Metropolitano fue finalmente el escenario donde Rayo Majadahonda y Atlético de Madrid buscarían el billete para los octavos de final de la Copa del Rey. El Atlético de Madrid continuaba dominando a un Rayo Majadahonda que no conseguía ni tan siquiera pasar del medio del campo. El gol no activó a un Rayo Majadahonda al que le pudieron caer más en la primera mitad. De esta manera se llegó al descanso con un Atlético de Madrid dominador y un Rayo Majadahonda sin respuesta. El Rayo Majadahonda salió más entonado en esta segunda mitad y generó alguna ocasión de peligro hacia la meta defendida por Oblak como un remate de Iturraspe tras una falta lateral que obligó a intervenir al portero esloveno. La inferioridad numérica no fue un impedimento para que hiciesen el quinto del partido para redondear el resultado.

ESPN: Desde la fisonomía de su once titular, la potencia, la presión alta y la velocidad con la que resolvió el partido, con dos goles en sólo 25 minutos de Matheus Cunha y Renan Lodi a los que sumó otros tres después de Luis Suárez, Antoine Griezmann y Joao Félix (0-5). Pero la forma con la que se planteó el partido el Atlético desprendió mucho más que un simple triunfo. Ha aprendido la lección. Tan alertado estaba Simeone por los batacazos sonoros de los dos últimos cursos en la Copa del Rey, primero con la Cultural Leonesa y después con el Cornellá, y tan ocupado está en la extensión el tiempo de una respuesta concluyente de su equipo en el tiempo como el otro día contra el Rayo Vallecano, que se acercó tanto al once tipo que incluso Oblak fue el portero. No le dio recorrido a Lecomte, aún sin debutar. No lo había hecho casi nunca el técnico (sí lo había dudado en alguna ocasión), que suele darle la Copa al suplente del portero esloveno… hasta este jueves. Y con la diferencia sustancial de que jugaba en casa. Nada que ver con Cornellá o León, el escenario de los dos últimos despropósitos en un torneo que no gana desde 2013. Ya han pasado más de ocho años del gol ganador de Joao Miranda en el Bernabéu. En la situación que está en la Liga, mientras asoma la Supercopa de España, la Copa del Rey despierta aún más atracción de la que ya de por sí genera siempre en el Atlético, que, tal y como está, debe ir a por todo lo que pueda, sin términos medios, sin excusas, como fue a por ello desde el primer segundo ante el Rayo Majadahonda, al que le anunció desde el primer instante que no está para conceder nada a nadie. En 25 minutos ya no había emoción. En 40, ya estaba todo resuelto. Luego, ya en el segundo tiempo, entraron Correa, Koke, Joao Félix y Griezmann; los tres últimos en su reaparición tras la Covid-19. El internacional francés marcó un golazo por la combinación trepidante con Correa. Fue el 0-4 en el minuto 66. Y se fue lesionado en el minuto 75. Hoy reaparecía de la dolencia muscular que sufrió en el derbi, el pasado 12 de diciembre. Joao Félix redondeó la goleada con el 0-5. No hubo más historia. Ni una oportunidad le dio al Rayo Majadahonda.

BE SOCCER (Ladislao J. Moñino). El Atlético se lo toma en serio. Simeone apuesta por una alineación de peso ante el Rayo Majadahonda, de Primera RFEF, y el equipo rojiblanco despacha el partido en media hora en el Metropolitano (0-5). Muy alejado de la pelea por la Liga con la primera vuelta recién concluida y con los consecutivos revolcones ante la Cultural Leonesa y el Cornellà, el Atlético se tomó la primera cita copera muy en serio. Tardó menos de media hora en despachar al Rayo Majadahonda, que aceptó jugar en el Metropolitano por esas cuestiones monetarias que desvirtúan la pureza de la competición y produce imágenes delirantes, como que el Atlético tuviera que tapar el escudo que cubre la hierba a la entrada de los vestuarios. El conjunto majariego salió con el bolsillo lleno y se llevó un saco de goles. El primero que mostró seriedad por el envite, aunque fue con un equipo de Primera RFEF, fue Simeone. Ni siquiera hizo el técnico rojiblanco la clásica concesión al portero suplente y alineó a Oblak. El francés Lecomte, fichado este verano, fue el gran perjudicado por el temor que tenía Simeone a otro resbalón sonado en la Copa. Su mensaje caló hondo entre sus futbolistas, que se desplegaron desde el primer minuto con una intensidad propia de una cita de más envergadura. A los 40 segundos, Kondogbia apuró a Gorka con un cabezazo y Luis Suárez, en su intento por remachar, pisó la mano del meta. Álvaro Fernández le sustituyó y muy rápido se dio cuenta de que no habría noche para la gloria. Un mal despeje de Casado tras una cesión comprometida rebotó en Carrasco y le cayó a Cunha. El brasileño, que compartía delantera por primera vez con Luis Suárez de inicio, marcó a placer. Estaba en fuera de juego, pero la ausencia de VAR le dio validez.

 

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