Son las Fiestas de Majadahonda 2024 y es el momento de recordar como los mayores también fuimos jóvenes y nos íbamos de fiesta en la década de los 50

MIGUEL SANCHIZ. (19 de septiembre de 2024). Mi Juventud en la España de 1951. Son las Fiestas de Majadahonda 2024 y es el momento de recordar como los mayores también fuimos jóvenes y nos íbamos de fiesta. En 1951, cuando tenía 18 años, España vivía  bajo el gobierno de Franco. A pesar de las restricciones del régimen, restricciones de las que nunca tuvimos noticias por desconocimiento de las otras libertades, mi juventud estuvo marcada por momentos de camaradería, diversión y descubrimiento. Aunque ahora se resaltan las limitaciones de la época, nosotros, los jóvenes, no éramos del todo conscientes de esas restricciones. La política no formaba parte de nuestras vidas, eran muy pocos los que se interesaban en ella y yo no conocí a ninguno. Nuestra realidad estaba más enfocada en disfrutar de la vida dentro de los márgenes que la sociedad nos permitía. Uno de los aspectos más destacados de mi juventud fueron los “guateques”, reuniones en casas particulares que se convirtieron en el centro de la vida social. En estos encuentros, se escuchaba música en discos de vinilo, generalmente canciones de moda. Las relaciones entre hombres y mujeres eran formales y discretas, con una distancia respetuosa impuesta tanto por las normas sociales como por el temor al «qué dirán”. En los guateques, nadie decía nada. El coqueteo y las miradas furtivas eran la norma en estos encuentros, pero siempre bajo una capa de decoro y recato, pero sin exagerar.


Miguel Sanchíz

La curiosidad juvenil también se manifestaba en nuestro interés por las revistas «fuertes». Recuerdo que nuestra curiosidad se centraba en publicaciones como “París-Hollywood«, una publicación francesa, donde las chicas aparecían desnudas pero con sus partes íntimas cubiertas o “pixeladas,” aunque en ese tiempo no sabíamos qué significaba eso. Aquellas imágenes eran lo más cercano que teníamos a la desnudez, en una sociedad donde el tema del sexo era un gran tabú. En Barcelona, mi ciudad, había una sala de baile en mi barrio –El Salón Venus– al que acudían muchos aficionados. Aunque no era muy aficionado al baile, solía ir atraído por la posibilidad de la  proximidad con las chicas. En el centro de la sala, siempre había un tipo con un bastón, encargado de vigilar que las parejas no bailaran demasiado apretadas. Con unos dulces golpecitos, nos invitaba a bailar más separados, algo que viví personalmente en más de una ocasión. El tema del sexo era un misterio para muchos de nosotros. En mi caso, crecer en un entorno matriarcal significó que no recibiera mucha información en casa, por lo que los consejos sobre el tema los recibía principalmente de amigos. Era un tema del que se hablaba poco y se sabía menos.

Más tarde, descubrí que España era el país en el que más aspirinas se vendían en el mundo, algo que en su momento me sorprendió. Con el tiempo, entendí que esto se debía a que, en lugar de pedir un preservativo en la farmacia, los jóvenes, si el dependiente era una mujer, optaban por comprar una aspirina para evitar el bochorno. En resumen, mi juventud en la España de 1951 fue una etapa significativa en mi vida, vivida entre ignoradas restricciones y curiosidades diarias, pero siempre con la capacidad de encontrar la manera de divertirnos y explorar el mundo dentro de los límites que nos imponían. Esas limitaciones, eran desconocidas por nosotros, por lo que no eran limitaciones. Aunque el mundo era más pequeño y las opciones más limitadas, según supimos más tarde,  aquellos años moldearon nuestro carácter y nuestros valores, dejándonos recuerdos que siempre serán un tesoro y que arroparon un juventud inolvidable. Otro día, si me lo permiten, les comentaré las fiestas del Barrio.

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