Laura del Riego (Asamblea de Cruz Roja Majadahonda-Las Rozas) ofrece un taller en el que se ayuda a preparar el examen para obtener la nacionalidad. Es la única Asamblea de la Comunidad de Madrid que lo tiene.

VICTORIA GARCÍA PASCUA. *Referente del Departamento Comunicación e Imagen. Cruz Roja Majadahonda-Las Rozas imparte un taller para solicitar la nacionalidad ya que las personas que solicitan la nacionalidad española tienen que superar un examen previo en el que demuestren conocimiento suficiente en áreas como leyes, historia o geografía. Para hacer más fácil este trámite, la Asamblea de Cruz Roja de Majadahonda-Las Rozas ofrece un taller en el que se ayuda a prepararlo. Es la única Asamblea de la Comunidad de Madrid que lo tiene y para que nos hable de él difundimos este 5 de diciembre (2023) la conversación con la voluntaria que lo imparte, Laura del Riego, quien nos explica como puede acceder al taller cualquier persona que se dé de alta como usuario de Cruz Roja. Vienen derivados por la propia Cruz Roja o porque se han enterado por el boca a boca”. Nos dice que en el examen hay temas tan variados como la Constitución y las leyes que la desarrollan; la estructura  del Estado, los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; las fuerzas de seguridad; geografía, música, literatura, arte, arquitectura o historia y una última parte relacionada con el día a día sobre trámites, documentación o impuestos. “Hay que estudiarlo, afirma. Yo creo que muchos españoles no lo aprobarían. Pero es fácil si lo estudias”. Para preparar el examen, hay un Manual que se puede descargar del Instituto Cervantes, al final del cual figuran 300 preguntas que hay que estudiar. De ellas salen las 25 que se les formularán, tipo test, y para aprobar hay que contestar correctamente a 15 de las 25. Hay exámenes el último jueves de cada mes y cada año cambian las preguntas


Victoria García Pascua

«EL UNICO DISPOSITIVO QUE TIENEN ES EL MÓVIL». El número de alumnos que tiene Laura depende de la convocatoria. Generalmente tiene una media de 5 personas. Hace 3 o 4 talleres al año y lleva ya unos 9. Son clases semanales online, de 1 hora y media de duración. “Es un temario y muy intenso”, asegura. En cuanto al origen de sus alumnos dice que tiene gente “de Venezuela, de Colombia, de Perú o de Marruecos. El 90% son mujeres, de edad a partir de 30 años, con una formación muy dispar. Los cursos van dirigidos a todo el que quiera solicitar la nacionalidad». La dificultad mayor con la que se encuentran los alumnos es el tiempo, porque muchos tienen trabajos temporales. “A veces aprovechan que están entre un trabajo y otro para poder hacer el curso o les sale un trabajo y no pueden continuar”. Un problema importante es el uso de la tecnología. A algunos, sobre todo a los mayores, les cuesta utilizar la herramienta de Teams que es por la que se conectan y hay otros que el único dispositivo que tienen es un móvil y “hacer un curso por móvil no es fácil. En otros casos dependen del dispositivo de un nieto o un hijo”. En cuanto al índice de éxitos, nos cuenta que todos los que se han presentado han aprobado. “Siempre me lo comunican muy contentos. Luego, si lo necesitan, les ayudo también con el tema de la solicitud de la nacionalidad”, Laura explica que, aunque no tiene que ver con el mundo de la educación, “soy ingeniera industrial y he trabajado en empresas en temas de informática”, siente una gran satisfacción con el trabajo que realiza, “porque mis alumnos son muy agradecidos y ellos me aportan más a mí que yo a ellos.


Los profesores de Nacionalidad para inmigrantes son voluntarios

«EL 90% SON MUJERES DE VENEZUELA, COLOMBIA, PERÚ Y MARRUECOS”. «Venir a Cruz Roja me ha supuesto poner los pies en el suelo y también aprender de muchos de los usuarios que, en situaciones que son tremendas, no se les va la sonrisa de la cara y a mí eso me parece una lección de vida absoluta”, comenta. Pero lo que más le cuesta es que a veces se involucra mucho en los problemas de los usuarios y lo pasa mal. “Porque me pongo en sus zapatos y algunos días me voy a casa con el problema en la cabeza. Saber que les puedes ayudar te da satisfacción, pero si ves situaciones durísimas, de total vulnerabilidad, te afecta”. Insiste en que “somos unos privilegiados» y en cuanto a su vida personal nos cuenta que “dejé de trabajar hace 8 años, me fui a vivir a EEUU y cuando volví al comienzo de la pandemia, empecé con este trabajo. Mis padres son mayores, mi madre con demencia y dedico mucho tiempo a mis padres y a mis hijos”. Y concluye confesando que tiene pasión por la escultura, que ha montado un taller y que le gustaría vivir de ella.

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