Lucas Paulos, estrella profesional del rugby argentino, se inició en Majadahonda

JUANMA CUETO. Lucas Paulos vive en Francia, feliz y tranquilo, aunque echa de menos su entorno más cercano. La crisis del coronavirus ha provocado un nuevo cambio en su carrera profesional en el rugby. Una montaña rusa constante en los últimos meses. “La situación es muy complicada en Argentina por culpa de la pandemia. No se sabe qué torneo se disputará ni el nivel de la competición. Hay mucha incertidumbre ahora mismo. Surgió la oportunidad de volver a Francia y estoy contento de haber tomado esta decisión. Me encuentro cómodo en el equipo. Luchamos por mantener la categoría, pero me gusta mirar más arriba porque tenemos muy buenos jugadores. La liga francesa es una de las más duras del mundo. Todos pelean por ganar partidos. Es un desafío que disfruto con una gran ilusión. Quiero destacar en el “Brive” para que vuelvan a llamarme los “Pumas”. Mi objetivo es disputar el Mundial 2023. Si no fuera por el coronavirus viviría en Argentina. Todo ha cambiado para mal. Es difícil jugar sin público y fastidia mucho que se suspendan partidos, pero no queda más remedio que adaptarse a esta nueva realidad que desgraciadamente nos ha tocado vivir”.


Juanma Cueto

Lo peor, al margen del riesgo por un posible contagio, son los horarios. “En Francia el toque de queda es a las 6 de la tarde y me voy a dormir hacia las 11. Son varias horas encerrado en casa, pero siempre tengo cosas que hacer. En el equipo hay dos argentinos. Eso facilita mucho la comunicación y hacer planes. Por las mañanas voy al club, que está muy cerca de mi casa, entrenamos, vemos vídeos, nos reunimos y trabajamos la táctica. Hacia las 4 termino mi jornada laboral. Antes almorzaba con mis compañeros de equipo, pero el coronavirus ha cambiado esa costumbre”.

“Soy feliz jugando al rugby. Ni el cansancio, los golpes o las lesiones me han quitado las ganas de competir cada día. Disfruto en los entrenamientos, los partidos, el equipo, los viajes, las concentraciones, el ambiente… Empecé a los 5 años jugando en Majadahonda porque un amigo me animó a hacer una prueba en un modesto equipo de Tercera Regional. En mi familia nadie jugaba al rugby. Nunca imaginé que me convertiría en un jugador profesional. Mis amigos salían los viernes por la noche y yo prefería quedarme en casa porque jugaba al día siguiente. No sabía nada de este deporte. Mis padres me apoyaron siempre. A los 16 años me fui a una Academia en Francia. Me llamó el Mont de Marsan. Después participé en una concentración del equipo juvenil de los “Pumitas” y en 2016 volví a mi país para jugar en el “Olivos”. Fue duro porque mi familia se quedó en Madrid, pero era la única forma de seguir progresando. Son etapas distintas en las que no dejas de aprender de lo bueno y lo malo”.

Lucas Paulos es un reconocido seguidor del Boca Juniors. Le encanta el voleibol, leer, viajar, ser ordenado y escuchar música rock del grupo argentino “Las pastillas del abuelo”. Devora los helados de vainilla, dedica mucho tiempo a las llamadas telemáticas para sentir cerca el cariño de los suyos y tiene alguna manía como comprobar todas las noches el volumen de su móvil justo antes de acostarse. Percha elegante, trabajador, carismático, buen comunicador, tímido, ambicioso y gen ganador son otras características de su personalidad. Una estrella del rugby marcada por una infancia feliz, que se resume en una palabra con mayúsculas: MAJADAHONDA.

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