Luis Alemany y Cubillo (izq), Federico Utrera y Bumedián (der) sobre un mapa geopolítico del norte de Africa

MANU RAMOS. El periodista Luis Alemany vuelve a sorprender a sus lectores de «El Mundo» con un reportaje publicado este viernes 10 de junio (2022) y titulado «Argelia y España, años 70: cuando el pánico se llamaba Antonio Cubillo«. El texto lleva por subtítulo «La actual crisis del gas tuvo un precedente causado por la Marcha Verde. Argel apoyó la independencia de Canarias hasta que Felipe González medió con el FLN». Y en él entrevista al también escritor, periodista y profesor de Universidad, Federico Utrera, en calidad de autor del libro «Canarias, secreto de Estado«. Junto a él interviene Juan García Lujan, al que presenta como «periodista canario especializado en los «años de plomo» del archipiélago». Y entre los tres conforman un reportaje cuya lectura apasiona e intriga por su interés y amenidad. Luis Alemany (Las Palmas de Gran Canaria, 1977) estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid e Historia en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En 2002 empezó a trabajar en el diario El Mundo y desde 2004 escribe en su sección de Cultura. Fue fundador del conocido y exitoso suplemento «La Esfera de Papel» y ha colaborado además con las revistas «Arquitectura Viva», «Descubrir el Arte» y «Telva«, entre otras así como con Radio Intereconomía. Por último, ha sido ponente en «La Noche de los Libros», «Hay Festival», «Festival Eñe» y en las universidades CEU San Pablo y Camilo José Cela. Desde 2021 es patrono de la Fundación Arquitectura y Sociedad, de cuya memoria «La ciudad que queremos» es coeditor y coautor.


Federico Utrera en la Universidad de Almería

El reportaje comienza explicando como «Argelia, Marruecos y España forman un triángulo conflictivo que, periódicamente, tiende al caos. Ocurre en 2022, cuando el giro en la política del Gobierno de Pedro Sánchez hacia el Frente Polisario ha congelado las relaciones diplomáticas y comerciales, entra Argel y Madrid. Y ocurrió hace 45 años, cuando el Gobierno de Houari Boumédiène se convirtió en una fuente de inestabilidad para España. Entonces, como ahora, el conflicto saltó cuando España se alineó con la agenda geopolítica de Marruecos. La diferencia es que en 1977 no fue el gas el «juego del pánico» de Argel: fue la llamada descolonización de Canarias«.


El último reportaje de Luis Alemany sobre Canarias en «El Mundo»: incluye el análisis del libro de Federico Utrera

La «parte primera» del artículo se remonta a 1964, Tenerife: «Antonio Cubillo, abogado laboralista condenado por asesorar en unas protestas de los campesinos canarios y radicalizado en el nacionalismo durante su clandestinidad, huye a Marruecos, salta a París, se entrevista con Santiago Carrillo (que se niega a considerarlo su aliado), pasa a Moscú, donde el PCUS fue indiferente a sus demandas, y termina en Argel, donde consigue un trabajo como profesor de idioma español, un sueldo y condición de autoridad semioficial. Durante la siguiente década y media, Cubillo construye un personaje, a medias romántico a medias megalómano. Hay un dato que se nos olvida: Argelia, en los años 70, tenía un potencial económico y un poder diplomático enorme, mucho mayores que los de España: Argel era la capital del mundo descolonizado y albergaba a todos los movimientos de lucha de emancipación del mundo como si fueran misiones diplomáticas, desde la Baader Meinhof a los Panteras Negras y las guerrillas del Congo y de Etiopía. Era el gran país libertario del mundo y contaba con la protección de la URSS». Federico Utrera, autor de «Canarias, secreto de Estado» (Mateos López Ediciones, 1996), pone el contexto. Durante años, Cubillo vivió en ese París del Tercer Mundo, como presidente y casi único ciudadano de un fantasmagórico gobierno en el exilio. Desarrolló un programa de corte leninista/africanista, captó a algunos exiliados canarios, desde forajidos hasta universitarios, y empezó a trabajar en las relaciones exteriores», desmenuza el reportaje tomando el libro de Utrera como fuente.

Otro de los controvertidos artículos de Luis Alemany sobre Canarias

«¿Qué hizo Argelia?», se pregunta Alemany: «Le puso a Cubillo una hora de radio en emisión para Canarias para que diera discursos incendiarios: «La violencia revolucionaria es la única respuesta a la violencia reaccionaria goda», decía Cubillo. Encontró su público. En las islas empezaron a aparecer grupos desconectados, desjerarquizados y sin entrenamiento pero dispuestos a hacer «la guerra de las pulgas»: pintadas, petardos, pedradas… En septiembre de 1976, un policía mató a Bartolomé García, uno de esos activistas, en Tenerife. Su duelo se convirtió en dos jornadas de disturbios prerrevolucionarios en Santa Cruz». Y así da paso a la «Parte segunda», titulada «Argel, unos meses antes, febrero de 1976″: «Una extraña delegación de la nueva democracia española formada por Santiago Carrillo (PCE), Rafael Calvo Serer (monárquico liberal) y José Vidal-Beneyto (filósofo antifranquista no adscrito) viaja a Argel para tratar de acallar a Cubillo. Mientras, el ministro Marcelino Oreja hace campaña por África para que las nuevas repúblicas descolonizadas se desvinculen del nacionalismo canario. «Cuando la gente iba descubriendo a Cubillo, se daba cuenta de lo que era realmente», sigue Utrera. El 27 de marzo de 1977, una acción de sus seguidores, una bomba más o menos anecdótica en el Aeropuerto de Gran Canaria, terminó en la colosal tragedia del «Accidente de Los Rodeos«. Después, un artificiero de la policía murió en un atentado en Las Palmas de Gran Canaria. Cubillo empezó a perder la guerra de la opinión pública», concluye Alemany tomando como base la entrevista con Utrera.

Luis Alemany vuelve a la carga con un reportaje sobre la política exterior y Canarias

«El trabajo de Cubillo entró así en la agenda de los problemas del último franquismo. Sobre todo, a raíz de la Marcha Verde, de la toma de los territorios españoles del Sáhara Occidental por una masa de civiles marroquíes. En ese momento, Argelia consideró que la manera en que España se resignó a esa derrota fue una concesión a Marruecos que rompía el equilibrio entre los tres países. Su forma de castigar a España consistió en potenciar la figura de Antonio Cubillo. En abril de ese año, agentes de la seguridad del Estado encubiertos apuñalaron a Cubillo en la escalera de su casa en Argel. Es el único crimen de Estado así calificado por una sentencia judicial española. El abogado tinerfeño sobrevivió herido para siempre pero ya no pudo superar su marginalidad en la política canaria. Partidos nacionalistas no violentos como Unión del Pueblo Canario ocuparon su espacio. Y España y Argelia, mientras, vivieron 44 años de relativa estabilidad. Hasta ahora». Y Luis Alemany concluye: «¿Algo más?. Sí: en 2016, el exministro José Manuel Otero Novas dijo en una entrevista en La Opinión de La Coruña que la CIA presionó a España para que entrara en la OTAN con la amenaza de que, de lo contrario, jugaría la carta de Cubillo en su contra. No aportó documentos que lo avalaran».

Majadahonda Magazin