LOS AUTORES. *El libro «Majadahonda, Villa del Real de Guadarrama» se presenta en la Biblioteca Francisco Umbral de Majadahonda por el historiador Alfonso de Ceballos este lunes 14 de octubre (19:00 horas). Posguerra y reconstrucción de Majadahonda. Destruido completamente el caso urbano majariego, aquel censo de 1939 recoge la existencia de 7 casas en buenas condiciones, 142 en malas condiciones, 22 chabolas y 45 chozas; en estas 2 últimas clases de edificaciones habitaban 70 personas, nada menos, en condiciones de higiene y salubridad deplorables. La mitad de la población –499 personas– residía en El Plantío, en la Huerta Vieja propiedad del doctor Bastos se refugiaban 149 personas, y hasta la sacristía de la iglesia en ruinas servía de habitáculo a una familia majariega. En el pueblo no había siquiera electricidad ni agua, pues durante la contienda resultaron destruidos los motores y bombas del pozo principal, adquiridos con gran esfuerzo en 1928 a la Casa Aeromotor. Estas lamentables circunstancias redundaron en un inusitado aumento de la mortalidad, que pasó de ser del 8’2% en 1930, al 22’6% en 1940.

TAMPOCO ERA FÁCIL PARA LOS MAJARIEGOS PROCURARSE EL SUSTENTO. No había entonces semillas suficientes para sembrar los campos -se necesitaban para ello 200.000 kilos-, y escaseaban los aperos y herramientas, el ganado mular y los carros. La sequía que asoló España en los años cuarenta –1945 fue el año del hambre– hizo las cosas aún más difíciles para los majariegos. Sin embargo de tantos padecimientos y de tantas penurias, por otra parte comunes a buena parte del territorio español, el Nuevo Estado surgido de la guerra civil, de neta inspiración falangista –es decir, con un notable ingrediente de matices socialistas y regeneracionistas– quiso paliar enseguida los desastres de la guerra. La Dirección General de Regiones Devastadas adoptó -así se decía en el léxico oficial de la época- a la destruida Majadahonda, y ejecutó un Plan de Urgencia reconstructivo bajo la dirección del arquitecto don Víctor Calvo y Martínez de Azcoitia, cuyo objetivo consistía en construir un poblado de 3 manzanas con 16 viviendas de una sola planta, sobre el Camino Ancho [actual Gran Vía]. En realidad, solamente llegó a construirse una de esas manzanas, pues el plan fue modificado en 1941 por su mismo autor, que pasó a reordenar todo lo que quedaba del casco viejo majariego, incluyendo la construcción de una plaza mayor con casa consistorial, casino, teatro, etcétera. Pero tampoco este segundo proyecto llegó apenas a ejecutarse.

EL PRIMER AYUNTAMIENTO MAJARIEGO DE LA POSGUERRA -en realidad una Comisión Gestora Municipal- se constituyó por orden superior el 28 de mayo de 1939, y estaba integrado por don Victoriano Sanz Hernández, y los vocales Martín Gala Calvo, Lorenzo Labrandero Bustillo y Casimiro Tallón Bustillo. Desempeñaba interinamente la secretaría municipal el señor Rocha –aunque no pertenecía al Cuerpo Nacional de Secretarios Municipales-. El cura párroco, don Alejandro Medina Aragón, y el sargento comandante del puesto de la Guardia Civil, completaban el cuadro de las autoridades locales. El censo de población realizado en Majadahonda en noviembre de 1939 arroja la cifra de 963 habitantes, lo que contrasta con los 1.300 censados antes de la guerra civil. El censo de 1940 rebaja el vecindario a 928 habitantes. Notemos que ese descenso se debe sobre todo a que una buena parte de los vecinos –al menos 80 familias– continuaban residiendo fuera del municipio, en calidad de refugiados. EN 1941, POR SENTENCIA DE LA AUDIENCIA TERRITORIAL DE MADRID, el antiguo secretario municipal don Ramón Buján Lonzao, que había sido destituido ilegalmente por la Comisión Gestora Municipal socialista en marzo de 1936, fue repuesto en el cargo, aunque no llegó a tomar posesión por estar sirviendo otra secretaría municipal de otra población(). La secretaría del Ayuntamiento fue desempeñada en aquella época, sucesivamente, por don Tomás Picón de Castro (1942-1944); don Pedro Calvo Galán (1945); don Juan Riquelme Pérez, interino (1945-1948); don Manuel Casal Martínez (1948-1950); don Demetrio Saboya Ramos, interino (1948-1950); don Félix A. González González, interino (1950); don Dámaso Peribáñez Sánchez (1950-1952); y don Anselmo Flores Bermejo (1952-1959).

EN JUNIO DE 1943, EL GOBIERNO CIVIL DE MADRID OFICIABA AL AYUNTAMIENTO DE MAJADAHONDA NOMBRANDO ALCALDE A DON HIPÓLITO BUSTILLO MILLÁN, y manteniendo a su antecesor en el cargo como su teniente de alcalde. Fue breve su mandato, un bienio, pues a mediados de agosto de 1945 el gobernador civil le sustituía por don Julio Labrandero Descalzo, de quien fue teniente de alcalde don Aniceto Villegas Bravo. Este mandato, en cambio, sería el más largo de la historia municipal de Majadahonda -hasta el del Conde de Rocamartí-, pues sirvió la Alcaldía durante doce años. Fue entonces cuando se nombraron las primeras comisiones municipales, que fueron las de Fomento, de Abastos, de Higiene y Sanidad, y de Hacienda. *El libro «Majadahonda, Villa del Real de Guadarrama» se ha publicado en septiembre de 2024 en formato digital e impresión bajo demanda. Para adquirir un ejemplar escriba solicitándolo a redaccion@majadahondamagazin.es y la editorial se pondrá en contacto con los solicitantes. CONSULTE OTROS CAPÍTULOS DEL LIBRO PINCHANDO AQUI.