«Y nosotros, medio ciento de asistentes conté, escuchando la palabra didáctica de Alfonso Ceballos de Escalera, coautor junto a Félix Martínez Llorente y Ana Belén Sánchez Prieto, de “Majadahonda, Villa del Real de Guadarrama”. Y vino Alfonso, desde un discurso bien ordenado, a contarnos, con voz de contar Historia que no historias, mucho menos historietas, lo que fuimos, desde los tiempos de Juan II hasta el desastre de la guerra civil que pudo habernos mudado en un segundo Belchite, de mírame y no me toques. Justo lo contrario de lo que ahora somos, una ciudad amable, tierna a la vista y al tacto».

VICENTE ARAGUAS. (18 de octubre de 2024). Tiene la Biblioteca Francisco Umbral de Majadahonda, la sala de las presentaciones donde los pasos se pierden pero no la atención, un aire confortable, esa cosa de uso con la algarabía adolescente amenizando los asientos al bies del exterior. Umbral, lo estoy vislumbrando en el “Cóndor”, en los cines del “Zoco”, en la “Vieja Galería”, se hubiese despistado ante tanta muchacha en flor como bordan lecturas y regocijos en el pórtico de la gloria. Y nosotros, medio ciento de asistentes conté, escuchando la palabra didáctica de Alfonso de Ceballos-Escalera, coautor junto a Félix Martínez Llorente y Ana Belén Sánchez Prieto, de “Majadahonda, Villa del Real de Guadarrama”. Y vino Alfonso, desde un discurso bien ordenado, a contarnos, con voz de contar Historia que no historias, mucho menos historietas, lo que fuimos, desde los tiempos de Juan II hasta el desastre de la guerra civil que pudo habernos mudado en un segundo Belchite, de mírame y no me toques. Justo lo contrario de lo que ahora somos, una ciudad amable, tierna a la vista y al tacto.


Historia: Vicente Araguas en la presentación del libro “Majadahonda, Villa del Real de Guadarrama”

PERO ANTES HABLÓ NARCISO DE FOXÁ, SOBRINO Y AHIJADO DE UN ESCRITOR TAN OPÍPARO COMO AGUSTÍN DE FOXÁ, vid. “Madrid de corte a checa” sin anteojeras y verán como acordamos en senso lato. Narciso, con quien compartí gimnasio y sauna, él envuelto en albornoz blanco, casi sudario en el tiempo turbio, operación Gürtel por medio, que llevó a su predecesor, Guillermo Ortega, lejos del mundanal ruido. Pero Narciso de Foxá, quince años al frente de la alcaldía majariega, nos dio razón de cómo se salvó aquel pueblo desolado en el 39, con gentes que bajaban a Madrid en el tren de la leña, digamos, y ya sin carga volvían caminando. O, última escala de la pobreza, recolectando excremento canino, para confeccionar jabón o combustible, o aquella tropa triste que hacía de cuerpo colectivo en la Casa Grande.


Historia: «Y me emocionaste, Narciso, con tales testimonios de neorrealismo, que no sé por qué, no me cuadraban en ti, lo que es (no) conocer a la gente, mira por dónde».

Y ME EMOCIONASTE, NARCISO, CON TALES TESTIMONIOS DE NEORREALISMO, que no sé por qué, no me cuadraban en ti, lo que es (no) conocer a la gente, mira por dónde. Un testimonio a lo Cervantes, a lo Quevedo. De quienes nos habló Federico Utrera, tan dulcemente docente, que recordó como el entrenador del Real Uniòn de Irún, que decía “Majalahonda”, así Cervantes, así Quevedo. Y yo que creo que ambos milagros de la literatura universal (de Don Miguel, ya se sabe, de Don Francisco preguntadle a Borges, “toda una literatura”, lo definió) oyeron decir tal a la gente del pueblo soberano, los mismos que dieron en llamarnos majariegos, en lugar de majaliegos, por un equívoco tan estupendo que con él nos hemos quedado. Y qué bien.

«Un testimonio a lo Cervantes, a lo Quevedo. De quienes nos habló Federico Utrera, tan dulcemente docente, que recordó como el entrenador del Real Uniòn de Irún, que decía “Majalahonda”, así Cervantes, así Quevedo»

Y VUELVO A ALFONSO CEBALLOS DE ESCALERA, EXPERTO EN MUCHAS COSAS, también en las de la milicia, que no de la molicie, que me parece un trabajador incansable, y descendiente de un personaje tan admirable como el segoviano Marqués de Lozoya. Y de segovianos venimos, majariegos nativos y allegados, estos la mayoría. Y por militar, Alfonso de Ceballos-Escalera explica bien los enfrentamientos de Romanillos, Majadahonda-Boadilla, donde cayeron Pablo de la Torriente, por un lado, y Vasile Marin e Ion Mota, por el otro. Estos dos rumanos, con cenotafio majariego en propiedad particular que lo salva de la demolición, enterrados en su país, luego de que sus cadáveres recorriesen gran parte de Rumanía en cortejo fúnebre, escoltados por la “Guardia de Hierro”.

Historia: «Ceballos, “noblesse obligue”, es generoso y agradecido, pidió reconocimiento municipal para Manuel Gesteiro Araújo, ese gran estudioso de Majadahonda»

Y pues Ceballos, “noblesse obligue”, es generoso y agradecido, pidió reconocimiento municipal para Manuel Gesteiro Araújo, ese gran estudioso de Majadahonda. Corroborada su labor por un compañero suyo presente en el acto. Y lo hizo a través de un coloquio animado donde me permití meter baza, recordando que el canalla de Agapito García Atadell no fue fusilado, tal como pedía, sino agarrotado en la cárcel de Sevilla, 15 de julio de 1937, no por el mítico verdugo Cándido Cartón sino por un cabo de los guardias de la prisión. Disfruté la presentación, sentado junto a mi admirado Eythór Yraola, como pocas veces. Al salir, las muchachas umbralianas fumaban al aire fresco de la tarde-noche majariega y decían “en plan” como si no hubiese un mañana.  ESCUCHE EN RADIO MAJADAHONDA LA PRESENTACION Y EL COLOQUIO POSTERIOR  PINCHANDO AQUI.

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