La investigadora Carmen Ponte De Chacín (Venezuela) logró entrevistar a una hija del majariego Mariano Escribano Valero y su trabajo aflora una biografía de su padre que incluye numerosos datos sobre la Majadahonda del primer tercio del siglo XX

CARMEN PONTE DE CHACÍN. Este trabajo presenta a través de la historia de vida de Soledad Escribano Casado, una parte de su biografía cuando en el año 1939 se vio en la necesidad de emigrar de Majadahonda (Madrid), su ciudad natal, junto con su madre y sus 3 hermanos menores debido a las condiciones dadas en España como consecuencia de la Guerra Civil española (1936-1939) y luego por la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). La familia Escribano se refugió en Francia para posteriormente radicarse en Venezuela en el año 1948. Desde muy temprano, a la edad de 11 años, debió responsabilizarse de sus hermanos como una persona adulta y cuidar de sus vidas porque su madre tenía que trabajar. En 2019 Soledad vivía en Venezuela, soñadora sensible, como una niña y sus recuerdos estaban todavía muy presentes en su memoria, lo que sirve de alerta con respecto a situaciones de emigración y exilio de la población venezolana actual. El colectivo denominado “Niños de la Guerra” está conformado por los españoles que tuvieron que abandonar España entre el 18 de julio de 1936 y el 31 de diciembre de 1939, cuando todavía eran menores de 23 años, mayoría de edad legal durante la II República. (ABC, 2005). La información fue verificada con Soledad y en momentos contrastada con otros miembros de su familia, con lo cual se adentra a su validez. Soledad era hija de Mariano Escribano Valero y Victoria Casado Hernández, ambos españoles de Majadahonda (Madrid).

Carmen Ponte De Chacín

UNA FAMILIA DE MAJADAHONDA POR PARTE DE PADRE Y DE MADRE. Del matrimonio nacieron Soledad y sus 3 hermanos: Mariano, Vicente y César. Su abuela materna se llamaba Faustina y su abuelo materno de nombre Vicente. Su abuelo paterno se llamaba Tiburcio y su abuela paterna Martina. Soledad nació en el mes del árbol y las flores, plena primavera, el 24 de mayo de 1925, en Majadahonda provincia de Madrid, en España. Para la época era un espacio tranquilo y pueblerino dedicado al cultivo y al pastoreo, donde se llevaban a pastar y beber agua a las ovejas camino a la capital para su comercialización. El lugar está situado en una hondonada, de ahí su nombre.

El árbol genealógico de 4 apellidos majariegos: Escribano Valero y Casado Hernández

“VIVÍAMOS MIS PADRES, MIS HERMANOS Y YO EN UNA CASA HUMILDE A LAS AFUERAS DEL PUEBLO, cerca de la carretera. Para las fiestas del pueblo mi padre compró unas mesas y sillas de madera que ponía en el patio de la casa. Allí se vendía comida y vino para las personas que asistían a la verbena. Mi padre tenía un taller donde los habitantes del pueblo llevaban sus bicicletas para su reparación. Mariano era muy trabajador, pues además cuidaba los jardines de la casa de campo de los Belgas, un matrimonio que pasaba en Majadahonda sus vacaciones de verano. Allí mi padre sembraba hortalizas que cuando estaban los dueños con la cosecha se llenaba la despensa de la casa y el resto nos las daban para la nuestra. Él era belga y su esposa francesa. El patrón era Ingeniero de ferrocarriles, era muy educado y amable. La madame era muy atenta y yo le llevaba con mi padre el periódico los domingos y a cambio siempre me daba una moneda”.

La vedette Laura Pinillos interpretando El Pichi en el estreno de Las Leandras en Barcelona, en noviembre de 1931.

ESCUELA RURAL CON 2 MAESTRAS. Durante sus primeros años, soledad escribano estudió en una escuela rural con una o dos maestras para todos los grados, allí aprendió a leer y a escribir, además de las cuatro operaciones básicas y la geografía e historia elemental de su país. Hasta 2019, recordaba de memoria con mucha precisión la división política territorial de la España de la época, la cual cita sin equivocarse. Mientras narra su vivencia en la escuela, recuerda que un día estando allí todos los alumnos, en silencio, atendiendo las explicaciones de la maestra escucharon a unos muchachos cantando. Con risas recuerda la letra de esa canción: “Llévame a ver las Leandras que las echan en Pabón. A ver a mi novia Emma vestida de Pichi y bailando el yoyo…”.

LA LLEGADA DE LA LUZ A MAJADAHONDA Y SU PRIMERA COMUNIÓN EN SANTA CATALINA. Su primera comunión la realizó en la iglesia Santa Catalina, ubicada en Majadahonda y el traje que usó fue un regalo de la esposa del patrón de su padre. Según nos explica, la dama tenía contactos en una tienda de ropas en Madrid por lo que le dio una orden para que Mariano, su padre, la llevara y allí y escogieran el traje que más le gustara. Soledad recuerda ese momento con mucha emoción y dice: “Mi traje llevaba como una cruz blanca en el pecho y la falda terminaban con un borde bellísimo plisado. Y mis zapatos estaban forrados de raso blanco”. Entre otros momentos de su infancia señala: “cuando era pequeña, en mi pueblo no había luz, por lo que el día que la pusieron fue un gran acontecimiento. Todos fuimos a la plaza a ver como la encendían y cuando encendieron el alumbrado todos aplaudimos. “En cada casa pusieron un bombillo, pues hasta entonces nos alumbrábamos con candiles”.

“LA VIDA EN MAJADAHONDA ERA MUY ALEGRE, recuerdo el baile en verano y el cine al aire libre en medio de la plaza del pueblo. Mis padres alquilaban el espacio donde se hacia el baile por las noches del verano. Allí en la barra se despachaba comida, cerveza y vino. Yo, que era la mayor de los tres hermanos, ayudaba en la venta de los caramelos, cacahuates y sorpresas de pasta. Un hombre con una vara larga vendía cintas de tela de muchos colores a las mozas, o a los chicos que las pretendían y ellos se las regalaban a las mozas. Recuerdo que la música, cuando no actuaban los músicos, la tocaban en una pianola y bailábamos”. Hasta este momento de la historia de vida de Soledad, se describe su vida en familia, con sus padres, una vida simple y alegre como la de cualquier niña de su edad. PROXIMO CAPÍTULO (II): LA GUERRA CIVIL EN MAJADAHONDA.

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