La Gran Vía de Majadahonda, afectada por el «siroco»

MIGUEL SANCHIZ. Presidente de Honor del Colectivo de Prensa y Medios de Majadahonda (CPPM). Nos despertamos y habían “enarenado” Majadahonda. Y no solo en nuestra ciudad, sino en toda Europa han aparecido las calles, los coches y las casas todas pintadas de rojo. Se llama aeroplactón. Siempre hemos asociado el placton con el mar, pero no es así. El nombre viene de un termino griego: planckton, que quiere decir «errante«. Y ese efecto no solo se produce en el mar sino que también ocurre en la tierra mediante el aire. Millares de seres vivos viajan como polizones en ese aeroplactón que los lleva hasta la otra orilla del Atlantico para derramarse como beneficioso fertilizante en la cuenca amazónica. Leo que el mayor siroco registrado en la historia ocurrió precisamente en marzo de 1901, cuando más de dos millones de toneladas de arena del desierto del Sahara llegaron incluso a las islas de Dinamarca. Que nadie atribuya esa calima al Cambio Climático. Esto ocurre desde siempre, en el momento que se produce una depresión del mar que succiona el aire de la Cordillera del Atlas y se forma lo que, convertido en viento, llamamos: Siroco o Jaloque y Xaloc en catalán. En el Norte de Africa, que es donde nace, se conoce como Chili.


Miguel Sanchiz

Algunos investigadores del fenómeno aseguran que la selva del Amazonas existe en parte gracias a la arena del Sahara que cruza el Atlantico llevando en sus brazos infinidad de seres vivos, polizones involuntarios de ese Chili o Siroco que tarda una semana -algo menos que lo que tardó Cristobal Colón– en llegar al continente americano. Ahora sabemos que cada año se forman más de 5.000 millones de toneladas de esa arena que forma autenticas autopistas en la atmósfera y que llevan vida a todo el hemisferio Norte. A nosotros nos ha traído incomodidad y peligro para las personas con problemas respiratorios. Que el dios de la Lluvia que, un día lloró sobre Mexico, nos regale un poco de su llanto para que limpie las calles, las casas y los coches de Majadahonda. Amén

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