LIDIA GARCIA. Montserrat Martínez es la presidenta de «Babies Uganda«, una ONG de Boadilla que está salvando niños huérfanos en este país africano y que es noticia por sus espectaculares vídeos en Instagram. Su hija, María Galán, ha cogido el testigo y ha conmovido a la audiencia al mostrar la realidad de lo que se está viviendo en este país dejado de lado por la comunidad internacional pero que está viviendo una transición desde 2006 tras dos décadas de dictadura en la que estuvieron prohibidos los partidos políticos. El gobierno de aquel sátrapa militar llamado Idi Amín Dada y la guerra civil dejó en la absoluta pobreza al país y a miles de niños huérfanos. Y aunque la mayoría absoluta de PP-Vox en Majadahonda ha cortado la Ayuda Internacional al Desarrollo, Montserrat Martínez tiene una buena impresión de la ciudad: «La conozco perfectamente. De hecho, no sabría decir si paso más tiempo en Boadilla o Majadahonda. Me encanta su mercadillo, darme de vez en cuando un paseo por la Gran Vía… Majadahonda tiene absolutamente de todo así que siempre estoy entre los dos sitios. ¡Mi coche es el que más veces hace la ruta Boadilla-Majadahonda!», comenta con humor.
Y es que estas «heroínas» de nuestro tiempo están empadronadas en Boadilla desde hace casi 30 años «y me encanta vivir aquí, siempre había vivido en Madrid y desde que me casé vivo en Boadilla, espero que por mucho más tiempo. Tenemos unos servicios y un entorno maravilloso y tranquilo que me costaría cambiar. Al resto del Oeste de Madrid, como Pozuelo y Las Rozas, voy de vez en cuando pero no lo conozco tan bien, pero con el municipio de Las Rozas tenemos un vínculo muy importante gracias al club de fútbol FPA Las Rozas, que ya desde hace años organiza un torneo benéfico a favor de Babies Uganda, donde asisten los mejores clubes de fútbol y que siempre es un éxito tanto de asistencia como de recaudación», declara a MJD Magazin, colaborador del proyecto, en una entrevista celebrada este 15 de marzo (2023).
¿Cuánto necesitáis recaudar al año para sufragar la extraordinaria labor que hacéis? –Depende mucho de lo que tengamos en marcha en cada momento. Ahora mismo estamos creciendo y nuestra siguiente meta es hacer la parte de secundaria de nuestro colegio, así que es difícil de calcular. Siempre hay muchos gastos extraordinarios cada mes: de hospitales, necesidades puntuales que tenemos que atender, etc., aparte de todos nuestros gastos fijos mensuales de salarios y mantenimiento de todos los proyectos. A día de hoy contamos con 2 orfanatos, 1 colegio para más de 600 niños, 1 colegio para niños con discapacidad visual, 1 clínica de atención primaria con áreas de maternidad, oftalmología, vacunación, laboratorio y fisioterapia donde se atiende gratuitamente a más de 1.000 pacientes al mes y 1 clínica dental y, otros muchos casos particulares a los que hacemos frente cada año. Más de 10.000 personas se benefician de nuestros proyectos, una cifra asombrosa que ojalá nunca deje de crecer. Nuestra fuentes de financiación son los padrinos que mensualmente aportan lo que pueden y el dinero va íntegramente destinado a todos los proyectos, eventos que hacemos a lo largo del año, como por ejemplo fiestas benéficas, mercadillos, venta de lotería de Navidad, calendarios, nuestras bodas solidarias, donaciones de particulares y empresas. Nos presentamos en todas las entidades con Responsabilidad Social Corporativa (RSC) donde podemos dar a conocer nuestros proyectos, etc.
¿Cuándo decidiste ir a Uganda y por qué? –Desde pequeña me había cuestionado por qué nacer en lo que llamamos tercer mundo condiciona para siempre. Nada de lo que me contaban me convencía. Quería ver con mis propios ojos que pasaba en países como Uganda. ¿Fue una llamada interior o viste o experimentaste algo que te impulsó a hacerlo? –Decidí marcharme y comprobar que pasaba en países como Uganda. No quería quedarme con lo poco que veíamos, sobre todo en Navidad, con las fotos que nos enseñan de los niños desnutridos con sus lágrimas que, lamentablemente, es lo que nos suelen enseñar. Después de ver la realidad, no pude quedarme cruzada de brazos nunca más y, hace ya más de 15 años, comencé a trabajar junto a mi compañera Maribel para provocar un cambio. Empezó con acciones pequeñas que, con el tiempo, fueron provocando iniciativas mayores e involucrando a cada vez más personas, más proyectos, más inversión, más energía transformadora. Sin duda, ha merecido la pena, y seguiremos dedicando todos nuestros esfuerzos para impulsar el movimiento que en Babies Uganda hemos puesto en marcha y demostrar que es posible implantar la cultura del cambio, del bienestar y la felicidad también en países olvidados.
¿Qué edad tenías y cual era tu situación familiar, personal y económica cuando decides ir a Uganda? –Tenía 38 años y 3 hijos. El pequeño no tenía ni 2 años la primera vez que me fui. Tengo una familia estupenda y 3 hijos que intento que valoren cada día la suerte que tienen, simplemente, por el hecho de haber nacido en un país como España. Afortunadamente mi situación económica en aquel entonces y ahora me permiten dedicar todo el tiempo necesario a Babies Uganda. Un trabajo que, tanto Maribel como yo, hacemos de forma totalmente voluntaria. ¿Por qué y cuando se decide a ir tu hija? –En casa, mis hijos han vivido desde pequeños a que dedicaba mi vida y yo nunca quise llevarme a ninguno de ellos a Uganda. Es un trabajo muy vocacional y cuando llegase el momento de cada uno ya irían si sentían esa necesidad. María empezó a ir en el año 2017, siempre que sus estudios se lo permitían y, desde la primera vez que llegó a Uganda, yo ya sabía que viviría allí. Lo tenía igual de claro que luego lo tuvo ella. Ya lleva casi 3 años viviendo en Kikaya House. Es su sitio, como dice ella. Es la mejor persona que podríamos tener allí, bueno, allí, aquí y donde sea, es la mejor persona del mundo. Sabe absolutamente todo de todos los niños y de todos los proyectos que tenemos en marcha. Es simplemente perfecta. Y ha escrito un libro que se llama “La vida de Sami” que no puede ser más bonito, es 100% solidario, que los que lo quieran comprar van a disfrutar mucho leyéndolo y lo pueden hacer a través de nuestro correo info@babiesuganda.org..
¿Que te encontraste allí la primera vez? –Me encontré lo que me esperaba. Un país como muchos otros a los que hace mucha falta ayudar y que muy pocas personas se acuerdan de ellos no sé si por lejanía, si porque por suerte nunca nos vamos a ver en su situación y esto hace que a las personas les sea mucho más difícil empatizar. Incluso en el país, a pocas personas les importa lo que les pasa a los más desfavorecidos, hasta que alguien les demuestra que es posible transformar la realidad. Supe desde el primer momento que no nos podíamos quedar de brazos cruzados. El problema inmediato era responder a una necesidad de bienestar, especialmente de los niños abandonados y su entorno más inmediato, provocado por la falta de oportunidades y de recursos: falta de educación, alimentación, sanidad y, sobre todo, un entorno seguro. El problema final que intentamos resolver es la creencia limitante de que las cosas no se pueden cambiar, crear la motivación para provocar ese cambio y dotar de los recursos para hacerlo posible de forma estable.
¿Alguna vez estuvo a punto de fracasar el proyecto? –¡Nunca!. Siempre hay dificultades con las que nos es muy difícil trabajar: el choque cultural, la falta de empatía que existe en países como Uganda y encontrar personas de confianza para dar seguimiento a los proyectos. Intentamos resolver estos problemas mimetizándonos con el entorno; siendo uno más de ellos cuando estamos en Uganda, compartiendo sin prejuicios su vida y generando confianza en la población y las autoridades. Siendo realistas y humildes. No se puede cambiar todo de golpe. Elegimos los proyectos con una perspectiva realista y definimos los recursos que se necesitan en cada nueva acción y contando nuestras historias para que lleguen hasta vosotros e inspiren a otras personas a sumarse a este proyecto tan bonito. El cambio es posible, contagioso e imparable. El cambio es una energía que impulsa al cambio. Desde «Babies Uganda» buscamos activar ese movimiento y multiplicarlo. Nos centramos en transformar la vida de los más pequeños, a los que les ha tocado la injusta lotería de nacer en un lugar y un entorno que no les corresponde en suerte ni oportunidades, ni siquiera una familia. Les damos un hogar, educación, cariño y todo lo que necesitan cargadas de alegría y siempre con un enfoque positivo.
Redes (Instagram) y web:
@auntie_mariagalan
@babies uganda
@auntiemontsebabiesuganda
www.babiesuganda.org
Donaciones:
Entidad: La Caixa
Titular: Babies Uganda
IBAN: ES55 2100 5654 1402 0017 6789
Magnifica entrevista de Lidia Garcia.
Extraordinario el trabajo de Montserrat Martinez y su hija Maria Galan.
Espero, Maria, que tus proximas visitas a Majadahonda -especialmente al Ayuntamiento- sean mas gratas para tu gestión.
Felicidades a las tres damas por tan mportante labor.
Seguro que muchas de esas personas que se han beneficiado de los proyectos de Babies Uganda, han salvado la vida gracias a ellos, por todos ellos os doy las gracias a las tres, sois mis heroínas a partir de ahora y voy a daros mi donacion
Es digno de admirar el trabajo de personas que dedican su tiempo y ponen su talento al servicio de causas tan nobles. Cosas como estas merecen ser conocidas y difundidas como contraste a lo que solemos ver cada dia.
Mi reconocimiento por ello.
No os conocia, gracias Magazin por dar difusion al proyecto
Mi más sincera felicitación y me llena de orgullo ver como estáis en primera linea,h aciendo el bien a personas que realmente necesitan de nuestra ayuda
Gracias Babies Uganda
VpMJ
Admiro vuestra labor, me emociona ver a Du Du.
Qué gente como vosotras , con ese estatus se ponga manos a la obra para esos ángeles.