SANTIAGO MOLINA RUIZ. *Periodista y profesor de los talleres. La Fundación Francisco Umbral premia el talento joven literario. La institución que lleva el nombre del mítico escritor reedita su certamen de columnistas noveles en 2024. El martes 11 de junio (2024), la Fundación Francisco Umbral ha vuelto a entregar el Premio de Columnismo Francisco Umbral para escritores jóvenes. El alumno del IES Bousoño, Noah López Robles, ha sido el ganador del concurso que premia y promociona la lectura y escritura creativa de textos periodísticos de opinión. Entre todos los estudiantes de bachillerato de cinco centros educativos de la ciudad de Majadahonda, el jurado ha elegido su escrito por su brillantez y sentido del humor. El autor, que ha presentado el artículo titulado «En la sombra de la lentitud se esconde la hipocresía de la rapidez», ha recibido la noticia en la Casa de la Cultura de Majadahonda, donde se ha realizado la entrega. Los talleres de columnismo «Atrévete a cruzar el Umbral 3.0«, que patrocina la fundación con el apoyo del Ayuntamiento de Majadahonda, persiguen acercar la columna como género literario y difundir la figura del autor de La noche que llegué al Café Gijón a través de sus artículos más importantes.
Como profesor de esta actividad en la que se diseccionan los aspectos más relevantes del estilo umbraliano y en la que se arranca la redacción de estos textos, destacar que Noah López, que no sabía que su columna era la premiada, ha recibido una grata sorpresa. “Me he presentado a varios concursos en mi vida, pensando que mis textos eran buenos, pero nunca había ganado nada”, explicó. Este estudiante del bachillerato de Artes Escénicas tiene en mente la actuación, el cine y las artes visuales, “pero siempre con un pie puesto en la literatura y la poesía”. Este futuro artista se reconoció como un “lector desde siempre”. Ahora su mayor influencia es Calderón de la Barca. “Aunque no sé qué haré con mis estudios, creo que me dedicaré al cine”. Al acto acudieron las concejales de Cultura y Educación de Majadahonda, Nuria Wilde y Raquel Monedero; la presidenta de la Fundación Francisco Umbral, España Suárez; Ana Valencia, de la Fundación Umbral y dos de sus patronos, Manuel Llorente y Aurelio Fernández. Por su parte, la compañía de teatro CB Teatro representó una lectura dramatizada del texto de Francisco Umbral, Cela: historia y amistad.
NOAH LÓPEZ ROBLES. En la sombra de la lentitud se esconde la hipocresía de la rapidez. Me molesta la gente que anda lento. Sí, hablo de todos esos individuos cuyas piernas, por alguna extraña razón, se mueven de manera mucho más ralentizada de lo normal. Hablo de todas esas personas cuya pereza les impide respirar de manera mínimamente agitada y prefieren presenciar una muerte súbita por exceso de inactividad física y aburrimiento supremo, mil veces antes que darle un diminuto toque de acción a sus insípidas vidas. No estoy hablando de personas que simplemente viven tranquilas y no tienen prisa por llegar a su destino, sino de la gente que va tan sumamente absorta en su mundo, con sus cascos, escuchando la música más comercial que existe y creyéndose que son el personaje principal de alguna película de Tarantino, cuando simplemente son una gota más en el mar de adolescentes que navegan por Instagram, viendo las historias de los cinco mismos influencers que suben los cinco mismos vídeos de ellos reaccionando a La Isla de las Tentaciones.
Estas personas son tan superficiales que su conversación más entretenida es la nueva falda que les va a llegar de Shein y que, por supuesto, hablar sobre el cambio climático ya les parece un tema demasiado serio como para reflexionarlo más de una vez a lo largo de toda su vida. Estoy hablando de todos aquellos individuos que están a 20 metros de la parada viendo como el bus se está acercando y no solamente no corren para intentar subirse, sino que no aceleran ni hacen una minúscula variación en el ritmo de su paso. Y, encima, luego dicen: «¡Ay, se me ha pasado el bus!». Me molesta este tipo de personas que viven tan embobadas y ausentes de la realidad. De una manera tan estúpida, tan ignorante. Me molesta la gente tonta. Me molestan las personas que cuando hablas con ellas una vez ya deseas no hacerlo más, porque parece que al nacer se sumergieron en un gran tanque de infusión de pasiflora y tila, y por eso no son capaces de alcanzar un ritmo superior al de una hormiga transportando ocho veces su peso en un día muy soleado.
Pero lo que me molesta todavía más que la gente que anda lento y no te deja pasar ni por el borde de la acera, ya que es tan estrecha que no cabe más de una persona -porque debe ser que los obreros que construyeron las aceras de las calles de mi pueblo decidieron que sería mil veces mejor hacerla con medio metro menos, para que hubiera más cercanía entre los ciudadanos-, lo que me molesta aún más que todo esto, repito, son esas personas que se quejan de la gente que anda lento, como si fuesen ellos superiores a los demás por desgastar con más rapidez las suelas de sus zapatos y, además, llegar diez o incluso 15 minutos antes a todas las reuniones, haciendo parecer que eres tú el que llega tarde por tomarte la vida con más calma y andar un poco más lento.