El incidente de la madrugada del sábado

JULIA BACHILLER. Un nuevo incidente nocturno ocurrió en la madrugada del viernes al sábado en la Gran Vía de Majadahonda a las 4 de la mañana y este medio de comunicación fue testigo presencial. Al mismo hay que unirle otro suscitado también en la madrugada del sábado al domingo a las doce de la noche causa de una pelea. El protagonista del primero fue un conocido marroquí que ya es célebre en la zona por los altercados que ocasiona y por su agresividad con las fuerzas de seguridad de la localidad, Policía local y Guardia Civil, como en otra ocasión pudimos comprobar. A la hora ya mencionada la emprendió a patadas con la puerta de un portal situado cerca de la sucursal que BBVA tiene en esta calle. Algunas de las personas que transitaban en ese momento intentaron convencerle de que cesara en su acción, otros ante los golpes y el estado ebrio en que se encontraba evitaron acercarse. Una llamada a la policía local realizada por algún vecino motivó su presencia y en pocos minutos dos coches se desplazaron al lugar y cuatro agentes intervinieron en su detención, necesitando para su inmovilización la intervención de todos ellos ante la agresividad que mostraba el detenido.


Policías y Guardia Civil frente al antiguo 33 escalones: el mismo protagonista

El individuo fue inmovilizado en el suelo y esposado, pero al incorporarlo llegó el momento más impactante: fuera de control profería tremendos insultos a los agentes a gritos. Se dirigía a los policías que le retenían, pero seguidamente a uno de ellos, además de insultarlo, le escupió en dos ocasiones, motivando la reacción del policía que sus compañeros apaciguaron y que no llegó a mayores porque su enorme serenidad evitó tomar represalias contra el detenido. Tras solicitar el vehículo de detenciones y esperar su llegada, el detenido continuó gritando e insultando y curiosamente pidiendo que le expulsaran a Marruecos, ya que decía odiar este país.


«Estoy borracho y soy consciente de lo que digo» decía el personaje ebrio

Los comentarios los profería con agresividad y alcoholizado por lo que los agentes decidieron no tenerlos demasiado en cuenta. Lo que sí preocupaba a los policías era su volumen, dada la perturbación de la tranquilidad nocturna de los vecinos. En la actuación de los 4 agentes destacó que uno de ellos era una mujer policía, cuya serenidad y su forma de actuar durante la detención impresionó, intentando hacerle entrar en razón y que desistiera en su agresividad e insultos hablándole en un tono sosegado y correcto. A sus otros tres compañeros, con tan solo verles la cara, se les podía apreciar el desagradable trago que estaban pasando y como se situaban en lugares estratégicos cerca de la actuación de su compañera, para en todo momento controlar la situación.

Julia Bachiller

JULIA BACHILLER (Opinión). Tras la visualización y presencia de estos hechos a algunos les extrañará el que esta vez no haya imágenes ni video de lo sucedido en la madrugada del viernes al sábado 1 de septiembre de 2018. Una rápida valoración de lo que estaba presenciando me contuvo a rodarlo. La espectacularidad de las imágenes no iba a hacer llegar el mensaje que me gustaría trasmitir y por otro lado ya es algo recurrente. Difundir la decidida actuación de los policías de Majadahonda que intervinieron no es importante, ya que les podía haber tocado a otros. Reiterar la imagen del detenido también carece de importancia: es un suceso inevitable para ellos como muchos con los que se deben encontrar en su trabajo diario.

El insomnio que provoca presenciar una situación de este tipo ayuda a reflexionar sobre esta cuestión: ¿Sabemos valorar la labor de la Policía Local?. Para responder me pongo como ejemplo: seguramente he sido una de los vecinos que ha criticado su actuación y su demora en llegar cuando se les llama. En cuanto a su actuación, esa noche cambié mi opinión. “Los toros se ven muy bonitos desde la barrera” porque yo no hubiera sido capaz de enfrentarme a este individuo ebrio y enloquecido. Si aumentamos el número de borrachos y lo trasladamos a un macrobotellón, la situación empeora y la forma de actuar cambia, con lo cual antela contundencia policial solemos creer que no actúan debidamente. Por otro lado, la estrategia de Seguridad para actuar en situaciones así está condicionada por unas leyes que los agentes deben acatar. Por eso es muy fácil decidir desde fuera qué forma de actuación policial requiere cada circunstancia y debería utilizarse, algo que por desgracia estamos acostumbrados a hacer. Pero es más difícil tomar las decisiones «a pie de obra». En cuanto a que la Policía no acude cuando se les llama, seguramente si este sábado no hubieran acudido por tener que atender otro caso, a saber lo que este individuo hubiera hecho. Todos tenemos mucha prisa cuando requerimos ser atendidos en materia de Seguridad Ciudadana y pensamos que nuestra prioridad es lo primero.

Mi intención con todo esto no es más que valorar el trabajo de las fuerzas y cuerpos de Seguridad en Majadahonda. Como en toda empresa, los habrá más o menos eficientes y que tengan más o menos interés en realizar su trabajo. Una buena coordinación entre vecinos, Concejalía de Seguridad y fuerzas de orden público –Policía local y Guardia Civil–, en la que todos asumiéramos nuestro papel de máxima colaboración y comprensión para desarticular a los delincuentes, sería muy beneficioso para Majadahonda. Se aproximan transcendentales días en los tienen que velar por la seguridad de los vecinos y visitantes durante las Fiestas: colaboremos con ellos y si hay que quejarse, también hacerlo, pero procurando facilitar lo más posible su trabajo en esta fechas tan señaladas.

A primera hora de la mañana, en comunicación directa con el concejal de Seguridad, Manuel Ortiz y seguidamente con el suboficial jefe de la Policía local, transmití mi agradecimiento. Y por eso como vecina de Majadahonda voy a utilizar esa palabra que a veces se nos olvida usar y que tanto sentido conlleva, esperando no ser la única y, si es así, ojalá valga para todos: gracias.

Majadahonda Magazin