Fue una vejación y los remordimientos afloran 30 años después. Diego González‏, que se define como “españolazo, liberaloide y madridista”, escribe un blog sobre Fronteras “que, inconcebiblemente, tiene lectores” y confiesa que dice “tantos tacos como estupideces”. Por ello, su sinceridad le ha llevado a realizar una estremecedora confesión en las redes sociales: “si alguno de vosotros iba al colegio Antonio Machado de Majadahonda en 1994 y un subnormal le escupió en la cara, lo siento de veras. Nadie me vio, salvo mi novia de entonces, que se enfadó durante más o menos un cuarto de hora antes de olvidarse del tema. Ha pasado un cuarto de siglo y ese chaval debe frisar la treintena y con toda probabilidad no se acuerda de que un puto subnormal le escupió. Y yo más o menos me civilicé (aunque hice muchas más estupideces, la mayoría no tan inofensivas) y hoy soy feliz padre de dos niños pequeños”.


“Pienso qué haría si viera a un adolescente escupiendo en la cara a uno de mis hijos (probablemente soplarle una hostia, siendo sincero)”, confiesa Diego González, que añade: “Toda esta chapa viene a cuento de lo fácil que nos resulta indignarnos con la peña que dice salvajadas en Tuíter; la mayoría son teenagers. Como estamos delante de una pantalla no nos damos cuenta de que estamos indignados con un individuo de 17 años sin puta idea de nada. En el mejor de los casos estamos perdiendo el tiempo, en el peor estamos agravando el fenómeno (don’t feed the troll, y tal). Ahora bien, es lícito preguntarse, como en mi ejemplo del escupitajo, si hay que darle la hostia (virtual en este caso) al gañán de turno. Y bueno, mira, ni puta idea. Soy más partidario de pasar en canoa de peña que aprendió a atarse los cordones esta década, pero allá cada uno. Eso sí, sin perder la perspectiva de que normalmente nosotros fuimos igual de gilipollas que ellos. Sólo que no había puto Tuíter”.

En ese mismo hilo, le contesta Mikasa, que se califica como “madridista en tiempos duros. Aquí doy mi opinión, y es probable que no coincida con la tuya. Asúmelo en vez de encabronarte. ¡Hala Madrid!”: “A mí me metieron una semana de castigo en el cole por atizarle a uno esa hostia que dices tú te mereciste. Uno de 12 estaba dando a uno de 6/7. Nadie hacia nada… fui y le paré los pies. Yo tenía 13. A casa 1 semana. Volvería a hacerlo”. Y Diego González concluye: “Sí, yo también pasé por eso. De peque me zurraban los mayores y de mayor no soportaba a los que zurraban a los peques. En mi caso fueron sólo dos días, y otros dos por insultar al cura que me castigó a mí”.

El blog sobre Fronteras de Diego González

Majadahonda Magazin