La pandemia de gripe en Majadahonda (1918-20) afectó al vecino y teniente de alcalde Rufino Bustillo Calvo, que falleció

DARIO BUSTILLO. Mi abuelo Rufino Bustillo Calvo falleció en Majadahonda por la gripe de 1918-20 y físicamente era alto y fuerte, con un pelo castaño y espeso que se le comenzaba a platear por las sienes. Tenía unas manos grandes de dedos muy largos, la cabeza más bien grande, de orejas pequeñas, frente ancha y despejada, ojos castaños de mirada noble, nariz regular y respingona, mentón pronunciado y firme, boca regular y dientes pequeños. Le gustaba mucho el comer, y comer bien si podía ser, así como el tabaco, ya que muchas veces encendía un cigarro tras otro sin descanso. De los pequeños vicios que tenía, solo le atraía el juego como diversión, sobre todo en las épocas del año que por efectos climatológicos había que buscar refugio en los bares y tabernas de Majadahonda. Él tenía la tertulia en la taberna de la tía “Sacristana”, junto con otros amigos y vecinos, era una tienda-taberna que vendía mucha variedad de artículos, desde comestibles hasta bebidas, pasando por un sinfín de chucherías.


Darío Bustillo

Allí jugaba sus partidas de cartas a la “brisca”, junto a sus amiguetes y contertulios, jugándose todo lo más algún que otro vaso de vino. Era muy trabajador, pero no le gustaba trabajar al “buen tún tún”, sino pensando siempre lo que hacía, no se excitaba trabajando, pero le gustaba hacer las cosas bien hechas, de lo contrario, como muy bien decía, era mejor no hacerlas…. Así, por ejemplo, en todos los oficios de la era fue un maestro consumado, labrar los campos no tenía secretos para él, la mula y el carro que no tiraran con él, difícil es que tiraran con nadie. Y también era muy mañoso en remendar toda clase de desperfectos relacionados con la labranza. En cambio, en el huerto o en la siega, no daba una a derechas; por eso en la era mi abuelo imponía su ley, y en cambio en el huerto, era mi tío abuelo Faustino el que mandaba.

En cuestiones de cultura, sin ser muy extensa, era bastante aceptable, teniendo en cuenta el entorno donde vivía, un pueblo agrícola, y los tiempos que corrían entonces. Sabía leer y escribir correctamente, y en aritmética desarrollaba las cuatro reglas. Siempre estuvo suscrito a un periódico, por lo que estaba más o menos al corriente de lo que pasaba en el mundo. En materia política, sus ideas eran liberales democráticas, desempeñando una vez, dentro de la política local, el cargo de teniente de alcalde del barrio de Arriba, donde siempre había vivido. Próximo capítulo: «la llegada de la reina Victoria a la estación de tren del Plantío»

Majadahonda Magazin