ZACARIAS M.-MAILLO. «El Rayo Majadahonda, impotente ante un Osasuna de primera», sería mi titular. Y es que como señalaban todos los pronósticos, el Rayo Majadahonda perdió el encuentro de la 30ª jornada de la Liga 1,2,3 ante Osasuna, merecido líder de la tabla, que llevaba diez jornadas sin perder en su feudo, en un partido en el que el equipo local presionó de forma asfixiante a los majariegos, que en ningún momento, a pesar de tener más de un 60% de posesión del balón, se acercaron a la portería de Herrera. El equipo rayista echó en falta el control y el temple de Verza, sancionado, y Oscar Valentín, lesionado en los primeros compases del choque. Fede Varela, voluntarioso como siempre, no pudo desplegar su juego creativo por la presión osasunista desde el mismo saque de puerta. Y Enzo Zidane, frío y ausente, tampoco entró en juego en ningún momento. La primera parte del encuentro discurrió con un permanente control del balón por parte del equipo de Iriondo, bien plantado en el campo, pero sin profundidad ninguna. La desgracia no se hizo esperar y en el minuto 11, el pilar Oscar Valentín se lesionó solo en un intento de alcanzar un balón dividido, teniendo que ser sustituido por la joven promesa Guerrero, completamente desdibujado a lo largo de los noventa minutos. La única oportunidad rayista la tuvo el delantero Héctor Hernández, quien solo, no aprovechó la oportunidad y su disparo fue parado por el meta navarro Herrera. En el 23, Oier vio la cartulina amarilla por agarrar de la camiseta a Romera, a quien en el 34 fue anulado un gol por claro fuera de juego.


Zacarías M.-Maíllo

El gol osasunista llegó en el minuto 40, en una gran jugada de Osasuna, que roba un balón cerca del área rayista y aunque Robert Ibáñez no llegó a rematar, el rebote le cae a Juan Villar que marcó de un disparo seco y duro sin que nada pudiera hacer Ander Cantero, portero navarro que Iriondo hizo jugar en lugar del habitual Basilio y quien salvó a su equipo del segundo gol con un paradón a disparo a bocajarro de Robert Ibáñez. En el descanso Arrasate sustituyó por precaución al tocado Juan Villar por Brandom y en el 57 a Torres por Lillo. El segundo tiempo fue rojillo por completo, sin que el Rayo Majadahonda se acercara al área local en ningún momento. Así, Dani Romera vio la tarjeta amarilla por llegar tarde a un balón que soltó Oier y en el 52 Torres intentó el disparo con la zurda tras un gran recorte pero el balón se marchó desviado de la portería de Cantero, quien tuvo que salir de su área minutos después para despejar un balón largo a la delantera osasunista. El segundo gol rojillo llegó en el minuto 63: Unai García recibió en el borde del área y tras buscarse un hueco disparó a la escuadra de la portería de un impotente Rayo Majadahonda, completamente desbordado por la presión local. Solamente se acercó al área osasunista en un remate de cabeza de Verdés que se fue alto.

El acoso y derribo del equipo de Arrasate dio sus frutos en minuto 69 cuando el incisivo delantero Brandom dispuso de una excelente ocasión al plantarse solo delante de Cantero, que supo detener el balón. Sin embargo, un nuevo error majariego fue el origen del tercer gol de Osasuna al robar Fran Mérida el balón en la salida de la defensa visitante, que dejó solo a Brandom, que regateó con mucha clase a Cantero y marcó a puerta vacía en el minuto 70. En los últimos compases del encuentro Iriondo hizo entrar en el terreno de juego a Manu del Moral por Héctor Hernández y Arrasate sustituyó a Fran Mérida por el delantero Xisco, en unos minutos completamente prescindibles, salvo por dos acciones: una por parte de Xisco y un gol anulado injustamente por fuera de juego inexistente de Brandom. En resumen, merecidísima victoria de un Osasuna de primera división frente a un titubeante y desarbolado Rayo Majadahonda, que sigue con sus 33 puntos a seis del descenso que marca el Extremadura. A partir de ahora, cada partido será una final y cada punto un chute de oxígeno para mantenerse en la división de plata.

Gregorio Mª Callejo

GREGORIO Mª CALLEJO. «Bocados de realidad» sería mi titular porque así se llamaba una emblemática película de los noventa, un tanto desfasada, sobre la llamada Generación X. Y así se vio el Rayo Majadahonda en Pamplona, mordisqueado con saña por la realidad. Sin Luso, sin Ruibal, sin Verza y por supuesto sin Rafa, a los pocos minutos hubo que añadir la baja del que posiblemente sea el jugador más carismático del Rayo, Óscar Valentín. Referencia en el juego defensivo, incansable, disciplinado, aporta una seguridad excepcional al equipo y salidas ventajosas con el balón gracias a su gigantesca capacidad de recuperación. A los pocos minutos el Rayo se quedaba sin una de sus piezas fundamentales.

Independientemente de eso, el Rayo salió con un equipo marcadamente ofensivo. La apuesta valiente por la victoria se apuntaló con la entrada de Guerrero, que se enfrentó más que dignamente al papelón de salir en un Sadar lleno hasta la bandera. Y lo cierto es que el equipo hizo una primera parte muy esperanzadora. Las buenas y rápidas combinaciones de Iza, Enzo, Benito y por supuesto Fede Varela, hicieron que hubiera momentos en que Osasuna sólo pudiera cortar el juego del Rayo a base de faltas. Héctor dispuso de una más que aceptable ocasión y parecía que podíamos vivir una tarde histórica. Pero Osasuna es un equipo fortísimo. Personalmente (creo haberlo dicho ya en alguna ocasión) el que más me ha gustado de todos los que han visitado el Wanda y el Cerro. De esa visita sacó el Rayo un punto a base de coraje, fe y algo de suerte. Pero Osasuna fue una máquina muy bien engrasada, con carriles muy veloces y profundos, con jugadores de técnica exquisita (Brandon tiene unas cualidades excepcionales y Fran Mérida sigue teniendo una clase especialísima).

Y hoy, en el Sadar, en cuanto empezaron a funcionar sus transiciones rápidas a las bandas, se formaron los primeros desajustes, las primeras ocasiones, y poco antes de acabar la primera parte, el primer gol. Intentó contestar el Rayo con un disparo de Dani, pero a partir de ahí (incluyendo un gol anulado injustamente) Osasuna fue un martillo pilón sobre un equipo que intentaba seguir controlando el juego y hacer daño, pero que se veía superado por la velocidad y el oficio de los navarros. Nada especial aportaron las entradas al campo de Aris y de Manu.

El Rayo mantuvo la cabeza alta intentando llegar al área navarra, intentando como fuera recortar distancias, pero cada contra de Osasuna era peligrosa. En ocasiones era conmovedor ver como el trabajo en ataque del Rayo, basado en buenas combinaciones, y en la confianza y la paciencia en la idea de juego inicial, se desmoronaba ante un ataque masivo y tremendamente veloz de Osasuna, que se plantaba en pocos segundos en nuestra área. Nada que objetar, fueron mejores. Pero lo cierto es que, sin caer en el tópico de decir que el castigo del resultado es excesivo, este resultado pudiera corresponderse perfectamente con un partido vulgar del Rayo, y no es el caso. El Rayo plantó cara durante sesenta minutos, y con bajas muy relevantes mantuvo una actitud dignísima todo el partido. El Rayo debe afrontar ahora otra final, la del próximo domingo contra el Numancia. La espléndida afición rayista (chapeau a los que están ahora volviendo de Pamplona) ya pide en redes sociales el máximo apoyo para el equipo e ideas imaginativas para llenar el Cerro. Quedémonos con la victoria contra el Alcorcón y con los buenos minutos de hoy para confiar en dar un paso decisivo hacia la permanencia.


J. Federico Mtnez

J. FEDERICO MTNEZ. «El Rayo Majadahonda jugó como nunca y perdió como siempre» sería mi titular de un partido que el maestro Iriondo se tomó con el respiro que le da el hundimiento progresivo de los 4 de abajo y los puntos sumados ante el Alcorcón. Este viaje turístico a los «sanfermines» fuera de época sorprendió, sin embargo, en la primera parte: el Rayo jugó muy bien al fútbol, trianguló, tuvo el balón y los de Osasuna enmudecían con el juego de los Cantero, Enzo Zidane, Dani Romera (que no son habituales pero a los que quiso premiar con la titularidad) pero también Guerrero (que salió a los 10 minutos por la lesión de Oscar), Aristóteles y los recién salidos de lesiones Fede Varela y Manu del Moral, casi al final. Y estos heridos de guerra dieron la talla con una primera parte descomunal donde pasó lo de siempre: Héctor marró la ocasión más clara y en fútbol ya se sabe el tópico del precio del perdón.

Las conducciones de «Fede di Varela», que como un Di Balla trota con el balón pegado al pie sin obstáculo que lo derribe asombraron en El Sadar. Este chico pide a gritos ya un equipo «grande». El pundonor de Verdés, rematando arriba y defendiendo abajo (que gran fichaje de Vilches), la ira de Iza para no dar por perdido nunca el partido (que gran fichaje de Vilches), el estilete en que se ha convertido el canario Benito (que gran fichaje de Vilches). La solvencia de un Morillas que se mostró menos fallón que de costumbre y un Varela que no quiso ser «el malo» de las películas de Sergio Leone porque estuvo también más entonado. Solo Héctor y Romera naufragaban en el Sadar, aunque al menos llegaban al área o a la última línea de cal y lo intentaban con más voluntad que acierto.

El partido, sin embargo, concluyó en el minuto 41 con el gol de Juan Villar. Ahí esa película de Hollywood que era este novedoso Rayo Majadahonda concluyó agujereado por las balas de un contrincante que goleó casi sin despeinarse en un partido al que había salido empanado. El resto del guión es conocido: Iriondo ganó en todas las estadísticas que repetir resulta cansino (posesión, pases, acierto, etc…) pero perdió a los goles, que son la salsa del fútbol. Y es que, a pesar de la goleada, los 4 de abajo siguen más hundidos y ya se sabe –otro tópico, pero muy real– que en el país de los ciegos, el tuerto Iriondo es el rey.
Puntuaciones (Primera parte): Cantero (2); Benito (2), Verdés (2), Morillas (1), Iza Carcelén (2); Varela (1), Óscar (2), Enzo Zidane (1), Fede Varela (2); Dani Romera (1) y Héctor (1). Suplentes: Guerrero (1), Aristóteles (1), Manu del Moral (1). Segunda parte: suspenso generalizado.

Majadahonda Magazin