JULIA BACHILLER. Esta es la historia de la salvación de dos mascotas adoptadas por una persona de Majadahonda que vivía sola y las acogió como compañía. Todo empezó el día 16 de agosto cuando una vecina de Majadahonda, tras sufrir un trastorno de salud, fue atendida por la Policía Local y trasladada al hospital Puerta de Hierro. En ese momento se encontraba con su perro “Kun”, el cual fue trasladado al Centro Integral Canino de Majadahonda (CICAM). Allí, tras comprobar su microchip, se pusieron en contacto con la Concejalía de Bienestar Animal, la cual les facilitó la información del propietario, en este caso fallecido, por lo que contactan con la familia del mismo. La familia en esos momentos se encontraba fuera de Majadahonda, por lo que Kun pasa unos días allí. La primera en llegar fue la hermana del dueño de Kun, la cual en primer lugar acude al hospital Puerta de Hierro para interesarse por el estado de salud de su cuñada. Seguidamente se pone en contacto con el CICAM y tras realizar los trámites necesarios, Kun le es entregado y está perfectamente atendido en su nuevo hogar. El problema fue que ante el tumulto una gata que también vivía en casa se escondió y se quedó encerrada allí.


La situación de Elsa, la gata persa que esta vecina tenía también en su domicilio y que había pasado inadvertida, es la que complica el suceso. En el hospital Puerta de Hierro a su cuñada no le facilitan los objetos personales entre los que se encuentran las llaves de la casa para acceder al domicilio, debido a que esta pareja no estaba casada y solo se entregan a familiares directos. Él portero del edificio, el cual poseía un duplicado de las mismas, en su día se las entregó a la dueña y esta no se las devolvió, por lo que en ese momento se hace imposible acceder a la vivienda. ¿Cómo descubrir entonces si en el interior de la casa hay un gato?

Santiago, propietario de un comercio cercano a la vivienda, ve lo sucedido y lo cuenta así: “al día siguiente una vecina que acudió a mi tienda me comentó que además del perro había un gato en la casa. Durante varios días pregunté a los vecinos interesándome por el animal, recibí contestaciones de todo tipo, desde que no me preocupara porque el hermano estaba atendiendo al gato, hasta que no me metiera donde no me llaman e incluso se negaron a facilitarme el lugar exacto de la vivienda. Algunos vecinos se quejaban de los maullidos del gato durante la noche, por lo que decidí ponerme en contacto con el CICAM y contarles la situación. Ellos me recomendaron acudir a Majadacats, los busqué en Facebook y les conté lo sucedido. La respuesta fue inmediata”.

El 28 de agosto, Majadacats cuelga este aviso en las redes sociales: “esto ya es el colmo, ¡un gato muriéndose encerrado en una casa y el ayuntamiento no hace nada de nada! El ayuntamiento no deja de sorprendernos, y en este caso también la policía municipal. Hace dos semanas una mujer fue internada en el hospital, su perro fue llevado al CICAM y el gato dejado en casa. Los familiares de la enferma se niegan a abrir la puerta, el gato se pasa el día maullando, estará muerto de hambre y sed. Y sólo hoy, dos semanas más tarde, parece ser que la policía va a hablar con la señora. ¿Qué os parece? Señor alcalde de Majadahonda, ¿algo que decir? Nos han pedido ayuda, pero nosotras, ¿qué podemos hacer? Una compañera va a acercarse ahora mismo, pero ella no puede entrar en casa ajena. Sólo podemos decir que Majadahonda es una ciudad tercermundista en cuanto a protección animal, damos vergüenza. Y esto no va a quedar así, lo va a saber todo el mundo, lo mucho que el ayuntamiento protege a los animales. Si alguien quiere ayudar, que llame al ayuntamiento, a la policía, que se queje, que proteste, que deje constancia de su indignación, pero no aquí, en el propio ayuntamiento, porque aquí no sirve de nada”.

Ana, integrante de Majadacats, grupo de personas de Majadahonda que llevan años actuando por su cuenta ayudando a los gatos callejeros, además de hacerse cargo de los gastos que esto les ocasiona sin ayudas de ningún tipo, reacciona: “recibimos la llamada de la veterinaria del CICAM para solicitar nuestra ayuda ante lo sucedido. Cuando se presentan casos relacionados con gatos nos piden nuestra colaboración y ya conocíamos el caso a través de Santiago y de un joven que se puso en contacto con nosotras. Acudimos al lugar y desde el exterior podían verse las ventanas abiertas, por lo que pensamos que podía haber salido por alguna de ellas. Accedimos al edificio superando los inconvenientes que nos ponían los vecinos para entrar y una vez en la puerta llamamos. No se apreciaba ningún ruido, tampoco se podía oír al gato. Decidimos llamar a la puerta de la vecina, nos atendió un niño de unos 10 años que nos contó que el gato era marrón y que él lo había visto por la celosía de la ventana. Su versión fue corroborada por la madre porque así se lo había contado su hijo. En ese momento pensamos que podía haber saltado desde alguna ventana por lo que durante más de dos horas estuvimos buscándolo por la zona”.

Ana decide acudir al Ayuntamiento para notificar lo que está sucediendo, expone lo sucedido en la Concejalía de Bienestar Animal, en la Policía e incluso llega a los juzgados: “Después de toda la mañana de trámites, recibo la llamada de la Concejalía comunicándome que han avisado a la Policía y ellos se van a encargar de solicitar una orden judicial exprés para acceder al domicilio. Me presenté allí junto con la policía y un empleado del CICAM, yo como testigo. La policía al obtener la orden judicial había conseguido las llaves en el hospital. En el interior de la vivienda estuvimos buscando y en un primer momento no se oía nada. Al entrar en un dormitorio pude escuchar a la gata bajo la cama, inmediatamente cerré la ventana y avise para que trajeran el transportín, introduciendo un poco de comida en su interior. El gato se metió y lo trasladamos inmediatamente a un veterinario. Es una gata persa blanca, que no se encuentra en muy buenas condiciones, necesita antibiótico y ha habido que raparla debido al estado de su pelo, se la habían formado bolas de pelo las cuales le han provocado una dermatitis y heridas”.

La versión de Manuel Troitiño, concejal de Consumo y Bienestar Animal: “como no tenemos la constancia fehaciente de que hay un gato en un domicilio, nosotros no podemos activar ningún recurso. Otra cosa es que nos hubiera venido, en la forma en que fuera, la confirmación de que ahí se está produciendo esa situación. Si nosotros hubiéramos tenido constancia hubiéramos reaccionado conforme a los protocolos establecidos y la policía hubiera atendido también el caso: acceder al domicilio a través de algún familiar, algún conocido, alguna persona que tuviera relación o parentesco con esta persona, y si no, solicitar al juzgado la posibilidad de entrada exprés ante una situación de emergencia. Nosotros no activamos esos protocolos porque no teníamos constancia fehaciente, no obstante nos interesamos ya que la policía se interesó hasta el punto de que han sido ellos los que al recibir varios testimonios lo han solicitado al juzgado. El juzgado lo autoriza y efectivamente se entra con las personas en este caso que puedan acreditar un interés, con la presencia de un policía. Afortunadamente ahí finaliza el caso pero no ha habido ni negligencia por nuestra parte, ni desatención, ni inhibición.

“Lo que no hemos tenido es la constancia en un primer momento, clara y determinante, de que ahí se estaba produciendo esa situación, nosotros no podemos entrar en un domicilio. Nos tienen que notificar, nos tienen que acreditar, demostrar de alguna manera o alguien tiene que hacerse responsable de una información, esa información tenemos que contrastarla, tenemos que verificarla para dar los pasos siguientes, no podemos actuar a golpe de impulso, simplemente porque alguien trasmite, comunica, le han contado a él… porque en este mismo caso nos consta porque se han recibido varias llamadas que hablaban de que una persona había fallecido, otras hablaban de que una persona había sido ingresada, y teníamos también constancia de que se había producido el suceso de la ausencia de esa persona de su domicilio y que un animal, en concreto un perro, fue recogido. La policía municipal intervino, el propio CICAM y el animal, en este caso el perro, fue recogido allí, sometido a todo tipo de protocolos también de tratamiento y se han verificado todos los datos de numeración del chip. Esa ha sido la forma de actuar”.

Versión de la policía municipal: “recibimos las llamadas de vecinos y del administrador. La señora hospitalizada se niega a entregarnos las llaves. Los familiares localizados se niegan a hacerse cargo ni de la señora, ni del gato. La policía, sin una orden del juzgado, no puede acceder a una vivienda, solo en caso de una situación de peligro extremo para la vida de las personas o de catástrofe. Al no tratarse de urgencias ni personas en peligro no podemos actuar de oficio sin todos los permisos necesarios”. Finalmente la policía soluciona la situación en menos de 24 horas con los siguientes tramites: “se consiguieron cuatro documentos distintos para acceder legalmente al domicilio, entre los que se incluye la solicitud al juzgado y a los familiares para la cesión de las llaves. La unidad de mediación de la policía de Majadahonda continua además con un seguimiento interesándose por el estado del animal”. La situación a día de hoy es que Kun se encuentra en perfecto estado, atendido en un nuevo hogar. Y Elsa, nombre que le ha dado la persona de Majadacats que la tiene en su domicilio mientras encuentran una persona que quiera adoptarla, también está siendo atendida y recuperándose poco a poco de la situación vivida.

Majadahonda Magazin