MANU RAMOS. «Más que de cambio climático, prefiero hablar de cambio global, con el cambio climático como un factor principal. Hay grandes movimientos de mercancías y de personas por barco y por avión, y junto con ellos pueden llegar mosquitos o personas infectadas que en pocas horas transportan patógenos a miles de kilómetros», puntualiza Ricardo Molina Moreno, responsable del Laboratorio de Entomología Médica del Instituto de Salud Carlos III, en Majadahonda (Madrid). Y su colega Andrés Iriso, experto en salud ambiental y cambio climático, precisa: «El vínculo directo del cambio climático con estas enfermedades está en la variación de comportamiento de los vectores (transmisores), los reservorios y los patógenos». El científico Ricardo Molina fue quien dio cuenta en el verano de 2017 de la grave epidemia de Leishmaniosis acaecida en la Comunidad de Madrid. Se trata de la más grave acaecida en Europa y que todavía no se ha resuelto: «Pudimos ver las estadísticas de los casos por años y la poca resonancia mediática que ha tenido. Se caracteriza por la aparición de úlceras cutáneas indoloras en el sitio de la picadura, las cuales se pueden curar espontáneamente o permanecer de manera crónica durante años


La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria que afecta a la piel, las mucosas y los órganos internos de los mamíferos. En concreto, cuando hablamos de leishmaniosis humana nos referimos a una enfermedad polimorfa, es decir, tiene muchas clases, tal y como explica Rogelio López-Vélez, coordinador de la Unidad de Medicina Tropical del Hospital Universitario Ramón y Cajal, en Madrid. “En España está producida por un solo parásito, Leishmania infantum. Es una enfermedad zoonótica donde el reservorio fundamental es el perro, pero también hay otro reservorios como los gatos y recientemente descritos las liebres y los conejos, que han jugado un papel importantísimo en el brote de Fuenlabrada”, especifica a CuídatePlus. La mejor forma de prevenir la leishmaniosis es evitar que los mosquitos nos piquen y cuidar bien a los animales, especialmente a los perros, el principal reservorio del parásito (recordemos que no existe el contagio perro-perro ni perro-hombre, se produce a través de la picadura de un mosquito que ha picado previamente a un animal infectado y posteriormente a nosotros).

El interesante reportaje sobre «Las enfermedades que trae la crisis climática» y «La subida de temperaturas eleva el riesgo de difusión de dolencias transmitidas por mosquitos y garrapatas«, a cargo del periodista Luis Mario Arce en «El Día», recoge los estudios de varios científicos españoles: «La crisis climática nos enferma. Y no es una forma de hablar. No solo la subida generalizada de las temperaturas afecta directamente al organismo, a la fisiología, sino que está provocando el resurgimiento, la expansión o la aparición de enfermedades de transmisión vectorial, es decir, provocadas por artrópodos (mosquitos y garrapatas) previamente infectados por virus y otros patógenos. Tanto unos como otros son muy dependientes de la temperatura ambiental y el calentamiento favorece su supervivencia, su multiplicación y la modificación de su área de distribución». Lea al artículo completo.

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