MIGUEL SANCHIZ. A veces nuestra sección de «Gente Maja que se Moja» reúne a personajes que, sin residir o trabajar en Majadahonda o Zona Oeste de Madrid, llegan a este rincón a causa de sus méritos o trayectoria. Y es así como a través de este diario digital que es MJD Magazin, donde hemos publicado nuestras crónicas de viajes, cuando regresamos al barco donde hemos realizado este mes de octubre (2022) un crucero por el Ródano (Francia) y donde nos aguarda Rubén Aldama Viera, director de Crucero y máximo responsable de la actividades a bordo, a quien realizamos la siguiente entrevista en la que a bordo del barco tiene a veces que mojarse inevitablemente: Rubén ¿qué supone ser Director de Crucero?. –Primero que todo, debes ser un ejemplo en la disciplina. Por ahí empieza el respeto y, cuando hay respeto, todo se puede arreglar. En algunos casos, debo hacer de psicólogo, ya que el estar lejos de casas y familiares provoca un poco de nostalgia a los que trabajan aquí. En otros casos, debo ser un gran pedagogo, muchos de ellos vienen sin tener mucha experiencia y hay que enseñarlos, para sacar lo mejor de ellos. El trabajo de dirigir personal es más duro, es una labor del día a día si quieres tener resultados positivos. Con los clientes es otra historia, simplemente anticipar los problemas y siempre estar cerca de ellos para saber su estado y, sobre todo, que no se sientan solos en ningún momento. Saber dar respuestas convincentes y claras, siempre estar listo a buscar la solución a cualquier problema.
¿Cuáles son los principales problemas de los viajeros?.–Los sistemas alimenticios, teniendo en cuenta que una gran parte de nuestra clientela son personas de la tercera edad y muchos de ellos tienen problemas de salud que les impiden comer ciertos alimentos (lactosa, gluten, etc). Por esa razón, tratamos de tener toda la información antes de la llegada del pasajero para tener todo a bordo y, en caso de no tenerlo, salimos a buscarlo en las tiendas. ¿Diferencia entre un crucero fluvial y otro marítimo?.–Nunca he trabajado en un crucero marítimo, pero por lo que puedo observar, en el crucero fluvial hay una atención más personalizada. Los problemas pueden ser resueltos de inmediato ya que siempre puedes tener un pie en tierra. Gracias Rubén. Son las 7 de la tarde y es la hora de la cena. Como dice Obelix: “Nunca entenderé a esos romanos”. En este caso, a esos franceses.