DR. MICHAEL GREGER M.D. FACLM. *La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Tamara Amor. El plomo atrapado en nuestro esqueleto puede filtrarse en nuestro torrente sanguíneo cuando perdemos hueso de forma temporal o permanente durante el embarazo, al bajar de peso, durante la menopausia o por osteoporosis. La vida media del plomo en el torrente sanguíneo es de un mes. En otras palabras, si se les diera plomo a las personas durante unos 100 días para aumentar sus niveles en sangre y luego no se les diera más, los niveles en sangre comenzarían a disminuir, de modo que en unos 30 días se reducirían casi a la mitad. Al mes siguiente, se volvería a reducir a la mitad. De manera que, después de 3 meses, el cuerpo podría eliminar alrededor del 90% del plomo del torrente sanguíneo. En mi video «El aumento de los niveles de plomo en la sangre durante el embarazo y la menopausia» muestro un gráfico de la vida media del plomo en sangre.
Sin embargo, si uno se expusiera de manera crónica al metal, los niveles en sangre podrían ser muy elevados. Más de medio millón de niños en los Estados Unidos tienen niveles de plomo muy altos, y la gente de bajos recursos en las comunidades de color desprovistas de poder político tienen mayor riesgo, sin importar su edad. Si no vives en esas comunidades y no estás expuesto al plomo de forma constante, ¿por qué deberías preocuparte por las estrategias dietéticas para reducir el nivel de plomo en sangre, si tu cuerpo ya es bueno en eso? Incluso si te expusieras, alrededor del 90% del plomo en tu sangre desaparecía después de solo tres o cuatro meses. Ah, pero ¿a dónde se va?. Más del 90% del plomo en el cuerpo se almacena en nuestros huesos, donde tiene una vida media de años a décadas, así que en lugar de tomarnos unos meses para deshacernos de él, ¿qué tal unas décadas? De hecho, los investigadores estiman que la vida media del plomo en la tibia, conocida de forma vulgar como espinilla, es de 48,6 años. Entonces, incluso si nos mudáramos a otro planeta y no tuviéramos más exposición a fuentes externas de plomo, todavía tendríamos una fuente interna que filtraría el metal pesado tóxico en nuestro sistema a lo largo de toda nuestra vida.
De acuerdo, pero si solo está almacenado en el esqueleto, ¿cuál es el problema? Bueno, al perder peso, el plomo atrapado podría volver a nuestro sistema. Cuando perdemos peso, también perdemos hueso, lo que tiene mucho sentido. Las personas con más peso tienen un esqueleto más pesado con mayor densidad mineral ósea. Su cuerpo tiene que mantener huesos más fuertes para soportar el peso extra. Entonces, si perdiéramos peso, ¿aumentarían los niveles de plomo en el torrente sanguíneo a medida que el esqueleto se reduce? Como muestro en el minuto 2:14 en mi video, la respuesta, por desgracia, es que sí, pero solo si perdiéramos mucho peso. Al perder 4,5 kg, por ejemplo, no pasaría mucho, pero si pierdes 35 podría aumentar los niveles de plomo en la sangre en un 250%.
¿Cuándo más se puede experimentar pérdida de masa ósea? Con la osteoporosis, claro. Como se puede ver en mi video, las mujeres con osteoporosis pueden perder un promedio del 3% de su masa ósea al año. Incluso las mujeres posmenopáusicas sanas sin osteoporosis podrían perder un porcentaje de su esqueleto cada año. Entonces, ¿aumentan los niveles de plomo en las mujeres cuando dejan de menstruar? Parecería que sí. Un estudio de casi 3000 mujeres encontró “un aumento significativo” en los niveles de plomo después de la menopausia, lo que proporciona evidencia de que el plomo óseo se moviliza a la sangre. Una implicación importante de este hallazgo es que incluso la exposición a niveles de plomo bajos, durante mucho tiempo, podría resultar en un aumento de la carga corporal de plomo que se liberaría en cantidades significativas, desde el punto de vista toxicológico, durante los estados fisiológicos críticos en los que el hueso está en proceso de cambios. Entonces, no se trata solo de osteoporosis, sino, lo que es más grave, también del embarazo y la lactancia.
La mayor parte del calcio que recibe el bebé en el útero proviene de un “aumento de la absorción materna” del calcio de la dieta. El intestino de la madre comienza a absorber entre un 60 y un 70% más de calcio en el segundo y tercer trimestre para formar el esqueleto del bebé. Es por eso que los requerimientos de calcio en la dieta de las mujeres no aumentan con el embarazo o la lactancia. El cuerpo no es estúpido. Cuando se da cuenta de que necesita más calcio, absorbe más. Ahora bien, cuando eso no es suficiente, utiliza el almacenado en los huesos. Sin embargo, eso no es un problema, porque después de que todo termina, el cuerpo devuelve el calcio a su esqueleto, de modo que, 6 meses después del parto, la densidad mineral ósea vuelve a estar donde comenzó. Es por eso que, como se puede ver en mi video, incluso aquellas mujeres que amamantan durante mucho tiempo, mucho más de los 6 meses después de dar a luz, y a pesar de haber tenido embarazos múltiples, terminan sin comprometer su densidad mineral ósea más adelante en la vida, ya sea medido en sus muñecas, columna o caderas. Entonces, ¿por qué importa si el cuerpo hace una extracción del banco de huesos durante el embarazo y la lactancia, si acaba depositándolo todo de vuelta? Por el plomo. Cuando el cuerpo disuelve parte de su hueso para tomar prestado ese calcio adicional, libera en el peor momento posible el plomo que había estado encerrado en el esqueleto, justo cuando el bebé es más vulnerable. Eso es parte del “legado tóxico del plomo”.
CONCLUSIONES. La exposición crónica al plomo puede provocar niveles altos de plomo en sangre, que afectan a más de medio millón de niños en los Estados Unidos. Las comunidades de color de bajos ingresos tienen mayor riesgo de intoxicación por plomo, independientemente de su edad. El plomo en nuestro torrente sanguíneo tiene una vida media de alrededor un mes, lo que significa que, si se detiene su consumo, la cantidad de plomo se reducirá a la mitad en alrededor de 30 días. El mes siguiente, se reducirá a la mitad del nivel restante, y así sucesivamente. Sin embargo, más del 90% del plomo en nuestro cuerpo se almacena en nuestros huesos con una vida media de años a décadas. Por ejemplo, la vida media del plomo en nuestra tibia es de 48,6 años. El plomo atrapado en nuestros huesos puede volver a nuestro sistema cuando se pierde hueso; por ejemplo, debido a la pérdida de peso, la osteoporosis, la posmenopausia, el embarazo y la lactancia. Durante el embarazo, la mayor parte del calcio que obtiene el feto para construir su esqueleto proviene del aumento de la absorción de calcio de la dieta o del calcio almacenado de los huesos de la madre. El cuerpo de la madre reconoce que se necesita más calcio durante el embarazo, por lo que lo absorbe de manera más eficiente o extrae más de su esqueleto. Después del parto, la densidad mineral ósea de la madre se repone y su cuerpo reemplaza el calcio en su esqueleto; sin embargo, el problema es el plomo que se libera cuando el cuerpo disuelve parte del hueso para obtener el calcio adicional necesario. Este es el momento en el que el feto es más vulnerable.