DR. MICHAEL GREGER (M.D. FACLM). La traducción y edición de este contenido ha sido realizada por Rubén Rodríguez y Jesica Miotti voluntarios activos en NutritionFacts.org. He hablado sobre los beneficios de la restricción calórica. Bueno, la máxima restricción calórica es no ingerir calorías en absoluto. El ayuno se ha llamado la “próxima moda en pérdida de peso”, pero tiene una larga historia a lo largo de varias tradiciones espirituales, practicada por Moisés, Jesús, Mahoma y Buda. En 1732, un destacado médico escribió: “El que come hasta que está enfermo debe ayunar hasta que esté bien”. Hoy, aproximadamente 1 de cada 7 adultos estadounidenses dicen haber tomado ese consejo usando algún tipo de ayuno como medio para controlar el peso corporal.
Hay informes en la literatura médica de casos del tratamiento de la obesidad a través del ayuno que datan de hace más de un siglo. En 1915, dos médicos de Harvard describieron de forma irrespetuosa a “dos mujeres extraordinariamente gordas”, una de las cuales era un “verdadero barril porcino”. Su éxito los llevó a concluir que “los períodos moderados de inanición constituyen un método perfectamente seguro, inofensivo y efectivo para reducir el peso de las personas que sufren de obesidad”. El ayuno más largo registrado, publicado en 1973, entró en el libro Guinness de los récords. Para alcanzar su peso corporal ideal, un hombre de 27 años ayunó durante 382 días seguidos, bajó 125 kg y casi no volvió a engordar. Le dieron suplementos de vitaminas y minerales para que no muriera, pero no consumió calorías por más de un año. En sus agradecimientos, los investigadores le agradecieron por su “cooperación alegre y firme dedicación a la tarea de lograr un físico normal”.
En un estudio de la Fuerza Aérea de EE.UU., más de 20 personas con al menos 45 kilos de sobrepeso, la mayoría incapaces de perder peso con dietas anteriores, estuvieron en ayunas durante 84 días. Nueve abandonaron el estudio, pero los 16 que quedaron lograron bajar entre 18 y 40 kilos con éxito inequívoco. En los primeros días, se observó que los sujetos perdían hasta 2 kilos por día. Esto era principalmente agua a medida que el cuerpo comienza a adaptarse, pero, al cabo de unas semanas, estaban bajando continuamente aproximadamente medio kilo por día de grasa en su mayor parte. El investigador describió su programa de inanición como un “tratamiento dramático y emocionante para la obesidad”. Por supuesto, la dieta más exitosa para perder peso, es decir, no tener dieta, es también la menos sostenible. ¿Qué otra dieta puede curar la obesidad mórbida en cuestión de meses pero prácticamente llegar a matarte en un año si la continúas haciendo? La razón por la que las dietas no funcionan, casi por definición, es que la gente las empieza y luego las deja. La pérdida de peso permanente solo se logra a través de cambios permanentes en el estilo de vida. Entonces, ¿cuál es el objetivo de ayunar si se va a volver a la dieta habitual y recuperar el peso?
Los defensores del ayuno citan el beneficio psicológico de realinear las percepciones y motivaciones de las personas. Algunas personas se han resignado a la creencia de que la pérdida de peso para ellos es, de alguna manera, imposible. Pueden pensar que simplemente están “hechos de forma diferente” en algún sentido y, no importa lo que hagan, los kilos no se van. Pero la rápida pérdida de peso inequívoca durante el ayuno les demuestra que con un cambio lo suficientemente grande en los hábitos alimenticios, no solo es posible sino inevitable. Este aumento de moral puede animarlos a tomar mejores decisiones alimenticias una vez que vuelvan a comer. Tomar un descanso de comida puede darles la oportunidad de detenerse y reflexionar sobre el papel que desempeñan los alimentos en sus vidas, no solo el poder que tienen sobre ellos, sino el poder que ellos tienen sobre la comida. En un estudio del ayuno titulado “Corrección y control de la obesidad intratable”, se describió cómo la personalidad de una persona pasó “de la desesperación y la desesperanza a la de una [extrovertida] emocionada y llena de planes para un futuro prometedor”. Se dio cuenta de que su peso estaba dentro de su propio poder de control. Concluyeron: “Esta trabajadora social de gran intelecto recuperó un grado de utilidad excepcional”.
Después del ayuno, es posible que se asuman más fácilmente nuevos compromisos con una alimentación más saludable debido a la reducción en el apetito general postayuno, en comparación con preayuno, al menos temporalmente. Incluso durante el ayuno, el hambre puede comenzar a desaparecer en 36 horas. Por lo tanto, desafiar las creencias erróneas de las personas sobre su excepcionalidad para las leyes de la física con un período de ayuno total puede parecer brutal, pero en realidad, este método de reducción de peso es notablemente bien tolerado por pacientes obesos. Ese parece ser un tema recurrente en estas series de casos publicadas. En este artículo influyente, “Tratamiento de la obesidad por ayuno total de hasta 249 días”, los investigadores comentaron que el aspecto más sorprendente del estudio fue la facilidad con que se toleró el ayuno prolongado. Todos sus pacientes evidentemente “comentaron espontáneamente sobre su mayor sensación de bienestar” a lo largo del proceso, incluso en algunos casos, “franca euforia”. Aunque es esencial que “el ayuno solo se prescriba bajo estricta supervisión médica”, concluyeron que estaban “convencidos de que es el tratamiento a elegir, ciertamente en casos de obesidad grave”.
Ayunar por un día puede hacer que las personas estén irritables, de mal humor y distraídas, pero pocos días después, muchos informan sentirse lúcidos, alegres y alertas, incluso eufóricos. Esto puede deberse en parte al aumento significativo en endorfinas que acompaña al ayuno. Se cree que la mejora del estado de ánimo durante el ayuno representa quizás un mecanismo de supervivencia adaptativo para motivar la búsqueda de alimentos. Esta perspectiva positiva hacia el futuro puede facilitar el cambio de comportamiento necesario para asegurar algunos de los beneficios de la pérdida de peso. Lea más artículos del Dr. Greger sobre el ayuno.