MercadilloJULIA BACHILLER. El mercadillo de Majadahonda reiniciaba este martes 10 de noviembre (2020) su actividad. A las 12:00 horas este medio de comunicación recorría las instalaciones, encontrando un panorama un tanto desolador ante la escasa asistencia de los vecinos (únicos a los que se les permitía el acceso dado el confinamiento de la ciudad), y que antes ensalzan tanto este afamado mercadillo. Valor y coraje son las dos cualidades con las que se puede definir a los vendedores ambulantes que acuden a ofrecer sus productos en estas instalaciones y en estas circunstancias, ambas características motivadas por la necesidad de unos ingresos tan necesarios ante la crisis económica que está provocando esta pandemia. Es duro pensar que estos nómadas del comercio que acuden en dos ocasiones semanalmente a Majadahonda, martes y sábados, durante esa mañana tan solo pudieron cubrir los gastos de desplazamiento. Y a pesar de ello acudieron al municipio con el esfuerzo que conlleva el montaje y desmontaje de los puestos, en unos días en los cuales la ciudad se encuentra confinada y en un martes donde evidentemente la afluencia de público disminuye en comparación con el sábado. Según comentaron algunos vendedores, la acelerada decisión tomada por el Ayuntamiento para reabrir les fue comunicada en la tarde del lunes 9, disponiendo tan solo de pocas horas para preparar sus mercancías del día siguiente. La precipitación no les causó extrañeza, ya que se actuó de manera similar en el último cierre. De hecho, el pasado 25 de octubre se les notificó a última hora del día que se procedería a la clausura del mercadillo desde el día siguiente.


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A los coches aparcados les sorprendió la reapertura no anunciada

Otro dato a destacar son las consecuencias de tan precipitada decisión tomada de un día para otro: es un hecho que los vecinos de la zona dejan estacionados sus vehículos en la explanada del mercadillo, motivo por el cual a primera hora de la mañana eran numerosos los coches aparcados ante el desconocimiento de sus propietarios de su reapertura, ya que no se había anunciado. Muestra de ello fueron la presencia de unos cuantos vehículos a la entrada del interior del recinto, en un espacio destinado a la ubicación de puestos, estacionados en batería junto a las vallas. Cabe la duda si serían de alguno de los vendedores, pero ante lo visualizado durante la mañana lo dejaremos en incógnita hasta que podamos verificarlo.

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Un silencio sobrecogedor contrastaba con la algarabía de otros tiempos

Y todo ello a pesar de que la mañana soleada invitaba a pasear por el mercadillo. Medidas higiénico sanitarias a la entrada, una pareja de la policía local recorriendo el trazado, los puestos perfectamente montados para el lucimiento de las mercancías, variedad de productos en todos ellos… Podría definirse como un día de normalidad en el mercadillo. Lo más destacable, sin embargo, fue el silencio: vendedores desmotivados con caras de preocupación, todo tan distinto a ese ambiente tan característico de este tipo de mercado, con el alboroto, alegría y algarabía de la gente y los mensajes jocosos en alta voz que emiten los vendedores para animar a la clientela para que acudan a su puesto. Todo eso ha desaparecido. Tan solo cabe esperar que este sábado su esfuerzo se vea recompensado con algo más de afluencia de vecinos, que deberán suplir al público de fuera ya que no podrán acudir clientes de otras localidades. Está en juego la supervivencia del mercadillo de Majadahonda, el más famoso y concurrido de la Comunidad de Madrid y que ha sido comparado por su calidad a los más célebres mercadillos de Londres. Y no debemos dejar que se marche por su baja asistencia y rentabilidad.

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Majadahonda Magazin