Ignacio Yraola ilustrando a Borges en «Mundo Hispánico»: «La sede de la revista se encontraba en el Instituto de Cultura Hispánica, hoy Instituto de Cooperación Iberoamericana en la Avenida de los Reyes Católicos, creado en 1945 y dirigido entre otros por el político español Alfredo Sánchez Bella, un organismo autónomo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España con el fin de fomentar las relaciones con los países hispanoamericanos en una época en la que España se encontraba aislada internacionalmente. Venía a ser un noticiero oficialista de la cultura española».

EYTHOR YRAOLA. (28 de enero de 2025). El escritor Francisco Umbral y el pintor Ignacio Yraola, una abstracción irónica. El tío Ignacio Yraola supuso durante mi juventud y etapa universitaria un faro de luz, cultura y humor en las veladas que pasé en su casa de Madrid, en pleno Barrio de las Letras. Su hogar era un museo de arte variopinto porque solía intercambiar cuadros con otros pintores y tenía una enorme biblioteca de la que, por arte de magia, siempre salían sugerencias de lectura, préstamos o ideas originales. Recuerdo que la última vez que le vi con vida en su casa se rompió una gran copa de cristal que se hizo añicos sobre los azulejos de la terraza. Su repentina y temprana muerte en un accidente doméstico en junio de 1987 fue un duro revés del destino para toda la familia. El escritor Francisco Umbral y el pintor Ignacio Yraola se conocieron cuando ambos trabajaban en la revista «Mundo Hispánico» entre los años sesenta-setenta, Umbral ocupaba una mesa enfrente de él y el pintor se convirtió en el principal ilustrador de la publicación. Solía firmar sus contribuciones con una Y seguida del año y mandaba también viñetas humorísticas o dibujos a revistas como Índice o Poesía española.

Eythor Yraola (Majadahonda) recuerda a su tío, el célebre pintor Ignacio Yraola, amigo de Umbral y ensalzado en una biografía por la Real Academia de la Historia

UMBRAL COLABORÓ ENTRE 1962-1970 CON LA REVISTA APORTANDO REPORTAJES DE TEMÁTICA VARIADA Y ENTREVISTAS así como prosa poética para centrarse en el costumbrismo de Madrid ciudad a la que definió como género literario. En este periodo el conocido escritor consolidó su carrera como periodista en una una revista mensual que dedicó muchas páginas a las grandes figuras de la pintura española. En el grupo de periodistas y diseñadores de «Mundo Hispánico» pronto destacaron Umbral e Yraola que eran los más ingeniosos. En la parte central de la oficina había una gran mesa repleta de galeradas, pruebas de color y fotografías que tenían que ver con actos del Instituto; inauguraciones, llegadas o despedidas de embajadores hispanoamericanos y ambos seleccionaban las mejores, y cuando las discusiones y las risas eran demasiado fuertes entonces solía mediar el director García Nieto para dar un toque de atención. Fue hacia 1969 cuando la pintura de Ignacio Yraola alcanzó su total definición con magníficas piezas que empezaron a salir de sus manos en una forma original de trabajar artesanalmente con objetos diversos que integraba en cada cuadro. Yraola aprovechaba también las exposiciones para organizar shows cargados de sátiras. Así en 1973, en la Galería Zodiaco, incluyó su catálogo o biopsia que decía:

Los títulos de sus obras eran buena muestra del alcance de su fértil imaginación: «Materiales de derribo, Ejercicio retórico para amantes, Ubu ingiere la ponzoña, Las leyes de la herencia, Bajada de tubo, Elogio de la ociosidad o Transplante de condecoración».

“IGNACIO YRAOLA NACIÓ EN SEGOVIA EN 1956 (DEBIÓ SER LA FECHA EN LA QUE DECIDIÓ SER PINTOR), cursa estudios de tipografía y heráldica que abandona para dedicarse a la pintura y a la abstracción mental. Becado por prestigiosas instituciones viaja ininterrumpidamente por su habitación, fijando finalmente su residencia en Madrid en 1970. Obtiene el gran premio de la bienal del barrio de Argüelles y realiza una exposición antológica en Campo de Criptana, es seleccionado para reprsentar la pintura mesetaria en la Trienal de Melbourne de 1971, siéndole concedido el premio extraordinario y adquiriendo la totalidad de su obra Cáritas australiana. En 1972, para aumentar aún más la confusión general, borra pacientemente con miga de pan su obra anterior”. Los títulos de sus obras eran buena muestra del alcance de su fértil imaginación: «Materiales de derribo, Ejercicio retórico para amantes, Ubu ingiere la ponzoña, Las leyes de la herencia, Bajada de tubo, Elogio de la ociosidad o Transplante de condecoración». Entre sus muchos amigos destacaron humoristas como Máximo o Chumy Chumez, otros pintores, críticos de arte o escritores. Fue Francisco Umbral precisamente quién escribió una necrológica memorable tras su fallecimiento en 1987.

«Chumi Chumez, otro conocido humorista, lo definía como una persona curiosa inclinada a un equilibrio lleno de complejidad y armonía».

Y SUS AMIGOS TAMBIÉN LE RECORDARON; JOSÉ MARÍA IGLESIAS COMO UN POETA, UN DESCUBRIDOR DE VERDADES que poseía un lenguaje al que ha accedido después de depurar y alambicar su obra durante muchos años. Ismael Moreno Páramo (amigo, camarada y compañero de estudios) dijo que era diestro en todo lo que se ocupaba: hombre de bien, de honor, cortés caballero andante organizador de peliagudos berenjenales que viviría para siempre en su memoria, en la profunda noche, leve te sea la tierra. Antonio Madrigal dijo de él que era un vitalista, mentalmente joven, deportista, mordaz, cultivador de un irracionalismo culto. Teresa Soubiret (galerista) recordaba su inteligente sentido del humor, a un pintor sarcástico, tímido, apasionado por el género epistolar y un expositor de pintura que organizaba encuentros como la ópera hinchable, una hinchada de globos.

«Para el humorista Máximo, era el irónico, un genio con barba, y aunque haya muerto seguirá hablando con él, solo, en alguna de las esquinas de su barrio.»

LUIS MARTÍNEZ DRAKE (COMPAÑERO DE LA INFANCIA EN SEGOVIA) LE ESCRIBIÓ UNAS LÍNEAS POÉTICAS: ‘…la costumbre que tenías de desvivir desnudando el recuerdo, dejando en libertad tan sólo lo que es útil para ser lúcido…hablando de la muerte que es algo que nos va ocurriendo’. Miguel Ángel Gonzalo decía que Ignacio organizaba el desorden del mundo con su arte y todo era un misterio para él, vivir y morir, y que trasladó a la madera y al lienzo su combate por la lucidez y el pintar era demasiado poco para un hombre demasiado grande porque al fondo de sus cuadros, como al fondo de su vida, se abría siempre a paso la luz verdadera. Para el humorista Máximo, era el irónico, un genio con barba, y aunque haya muerto seguirá hablando con él, solo, en alguna de las esquinas de su barrio. Cristóbal Gabarrón le recordaba como un bohemio elegante que consideraba el Arte como magia. Luis Caruncho aún conmovido por su temprana muerte como un hombre generoso y melancólico y Chumi Chumez, otro conocido humorista, como una persona curiosa inclinada a un equilibrio lleno de complejidad y armonía.

El artículo «(1988): Yraola. Segovia, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia», referenciado en el libro sobre la obra en prensa de Francisco Umbral

FRANCISCO UMBRAL. Yraola: la abstracción irónica. Yraola, Ignacio Yraola, tenía una vida burguesa y bebediza, una pasión única y excluyente, –Anuchina, su mujer- y tuvo una muerte brutalmente anticipada, anticipadamente brutal. Yraola, con quién trabajé algunos años, fascinado por su estética, como me han fascinado siempre los pintores, era de la raza de los plásticos cultos, leídos, y tenía una conversación más de escritor que de pintor. Él, por ejemplo, me descubrió a Jean Giono, y así tantas cosas. En mi dacha tengo un cuadro grande de Yraola, prodigioso trabajo de madera, cuyo título es: Espantosa destrucción de Alcobendas. Quiere decirse que así como se dio, en los sesenta /setenta, la abstracción lírica (Viola), la abstracción intelectual (herencias de Mondrian y Paul Klee), más otras abstracciones, Ignacio Yraola, muerto pronto y tarde, es la abstracción irónica, una escuela en la que es maestro primero, si no único. Ignacio Yraola compra un perchero viejo en el Rastro y lo trabaja, lo escopla, lo descompone, lo recompone, lo colorea, en su estudio de Cervantes 22, hasta tener un perchero lírico / irónico que no tiene nada que ver con un perchero de perchas. Así trabajaba Ignacio. Un día llegó, como confeccionador, a la revista donde yo trabajaba, Mundo Hispánico. En seguida nos entendimos y nos sugeríamos cosas mutuamente. Recuerdo una entrevista que le hice a Sofia Loren, al paso de la grandiosa por Madrid, y a la que dimos la presentación tipográfica que la señora de Ponti (por entonces barragana) se merecía.

«Ignacio Yraola tendía a lo irónico»

PERO YRAOLA TENÍA QUE HACER SU TRABAJO, Y LO HIZO MUCHO Y BIEN, y ha poco he estado en la exposición permanente que de Yraola hay en Segovia (patria primera de ese vasco segundo, o a la inversa), y he salido asombrado de reconocer a un artista al que sólo creía conocer. Sólo el gang secreto del arte español explica que Yraola no tenga la cotización comercial que artísticamente debería. Yraola hizo el abstracto sobre madera tan bien como Lucio Muñoz, sólo que Lucio (a quien tanto conozco y amo) tiende al drama, y nuestro Ignacio Yraola tendía a lo irónico. La España de Unamuno, la España de los absolutos, entiende mejor el drama que la ironía.

«Los españoles. como los alemanes, carecemos de «humour», que es una cosa inventada en Inglaterra. Lo nuestro es lo grotesco, que viene de gruta. Ignacio Yraola tuvo gloria, pero no la debida, porque es (y esto lo distingue, aísla, selecciona y peralta), el único humorista del egregio abstracto español» (Umbral).

LOS ESPAÑOLES. COMO LOS ALEMANES, CARECEMOS DE «HUMOUR», QUE ES UNA COSA INVENTADA EN INGLATERRA. Lo nuestro es lo grotesco, que viene de gruta. Ignacio Yraola tuvo gloria, pero no la debida, porque es (y esto lo distingue, aísla, selecciona y peralta), el único humorista del egregio abstracto español. Pero en España seguimos siendo trágicos y unamunianos, y un ironista de Segovia es cosa que se entiende mal entre los españoles. Ahora, después de su joven muerte (1987), hay que iniciar la relectura irónica de Yraola, con lo que saldrá ganando su obra y ganaremos nosotros, que sólo entendemos lo tremendo o lo grotesco.Yraola nos enseñaba sapientísimamente. Quizás es que somos demasiados en el mundo para estas sutilezas. Ya me dijo él un día: –Cuánta gente hay, ¿verdad Umbral?”. (Francisco Umbral: ‘IY (Yraola)’ en Catálogo de la Exposición de su obra, Caja de Ahorros de Segovia: 1988).

Majadahonda Magazin