«A Bruno lo secuestró su padre cuando tenía tres años. Se lo llevó a EE. UU., México; estuvo por ahí. Estuve poniendo denuncias y eso, pero el niño no aparecía. Siempre me decían «hoy», «mañana»; pero nada. Y yo me la pasaba en comisaría, más que en mi casa; todos los días, venga y venga. Y nada, fue pasando el tiempo y me decido a escribir al programa «¿Quién sabe dónde?», a Paco Lobatón». Así comienza su vida de mujer y pronto la de madre. Con 18 años nace su primer hijo, Bruno. «Para mí es lo más grande, lo más lindo de todo; es toda mi vida». Y en su localización intervino hasta la Casa Real. El programa «Víctimas del Misterio» (TVE) da con las claves de los 2 asesinatos del barrio de la Sacedilla (Majadahonda): «En el comienzo de «¿Quién sabe dónde?», en los 90, el caso de Bruno fue uno de los casos de bebés que habían sido víctimas de un secuestro parental y su madre acudió al programa para que intentáramos dar con él. En los archivos de TVE y de «¿Quién sabe dónde?» en efecto está el testimonio y, a raíz del hecho delictivo del que fue acusado, se rescató en un momento determinado y se pudo constatar como en el inicio había sido un «niño robado», entre comillas; un niño secuestrado por su propio padre», recuerda el periodista Paco Lobatón.


«Cada día te levantabas sin saber si estaba muerto o vivo, si lo maltrataban, si lo cuidaban… No sabías nada. Y siempre con la policía trabajando y la justicia es que nunca hizo nada. Hice todo lo posible por buscarlo… Y quedamos para el día siguiente en un bar; el niño se quedó con el abuelo y a mí me llevó a un abogado. Y bueno, querían que yo firmase un papel, pero no firmé nada, y ya no volví a ver a mi hijo. «Quiero comunicarle que hemos dado con algunas pistas significativas», desvela un día la policía. Y el programa se desplaza: «Majadahonda, una localidad próxima a Madrid, donde se le recuerda con detalle. «Estaba durmiendo en mi habitación y me llamaron mis padres: que Bruno estaba saliendo por la tele, de pequeño, que le buscaba su madre. Le gustaban mucho las matemáticas; siempre aprobaba. El padre de Bruno se casó de nuevo con Estefany; ambos tuvieron una hija. «Me dijo Bruno que su verdadera madre no era Estefany y me dijo que no se lo dijera a nadie y yo hasta ahora le he guardado el secreto». Yolanda pudo hablar con Estefany, que se separó de Juan. Le dijo que Bruno se había marchado de nuevo con su padre y también con su hermana.

«La última esperanza que tenía era escribir a la Casa Real; le escribí a la reina, al rey, a las infantas, al príncipe. La Casa Real habló con la comisaría en Galicia, donde yo vivo ahora, dieron orden, no sé, y mi hijo en 48 o 72 horas apareció. Bruno tenía 16 años cuando volvió a ver a su madre. En aquel momento era un joven introvertido y falto de cariño. Lo reencontré cuando tenía 16 años. Fue… un poco extraño, porque, claro, ni él me conocía ni yo a él. Pero nos encontramos en Madrid, en Móstoles; estaban sus tíos con él, y fue un encuentro… En cuanto me vio vino corriendo hacia mí, nos abrazamos y, bueno, no podíamos hablar ni decir nada porque éramos dos extraños. Empezamos a recuperar el contacto y todo eso. Costó mucho porque, claro, a él le habían dicho que yo lo había abandonado, que me había muerto; cosas así; y él pensó que yo nunca lo había buscado y sí, lo estuve buscando durante trece años».

«Nosotros pensábamos que había sido un niño con una infancia normal, pero no fue así. Cambiaba de colegio cada poco tiempo, siempre escapando… Nos enteramos de que incluso tuvo que cruzar la frontera de México con EE. UU. ilegalmente. Y es eso, nunca pudo tener amigos… O sea, una infancia dura realmente. Le pegaban incluso, lo llegaron a meter en sótanos, encerrado… O sea, tuvo que ser muy duro lo que mi hermano vivió. Una infancia muy mala porque le pegaban, lo castigaban… Y bueno, la verdad es que fue duro». Y la psicóloga lo ratifica: «En el caso de Bruno nos encontramos una infancia realmente complicada; una infancia donde hay una ausencia de figuras de referencia, donde tenemos un estrés mantenido y constante, donde hay unos posibles presuntos malos tratos severos… Esto llega a producirle a esta persona un estado de anomalía estructural. Pero debe haber un condicionante previo. Para que se dé el salto a la locura, que es lo que es la esquizofrenia; las palabras duras que son muy expresivas; hace falta que tengamos una base mórbida. Durante los años que estuvo secuestrado por su padre, Bruno vivió una auténtica pesadilla que le había convertido en una persona muy miedosa. Una persona con mucho miedo». El resto de la historia ya es conocida y pueden verla al completo en este programa.

Majadahonda Magazin