LIDIA GARCIA. «También llegaron «noticias» positivas recientemente a la localidad tras haberse curado el primer contagiado de la localidad. Se trata de un camionero de A Goulla que empezó a encontrarse mal hace 15 días a su regreso de un viaje de transporte de vehículos a Majadahonda (Madrid), cuando el brote ya hacía estragos en la capital española. Con todo, no es extraño que la alcaldesa anime a los vecinos a colaborar con toda la «artillería» de que dispongan». El Faro de Vigo cuenta el caso de este conductor que se ha curado pero en cuyo pequeño pueblo de origen los habitantes con coronavirus están «estigmatizados»: «La identificación de las personas afectadas crea un problema añadido en núcleos rurales, pues los vecinos rehúyen los lugares y establecimientos que visitaron».


«Los enfermos infectocontagiosos y su círculo familiar y de amistades sufren el doble en los pequeños pueblos, donde todos los vecinos conocen casi su historial médico, por lo que en cierto modo son tratados como apestados a los que incluso se les niega el saludo y se esquivan con miedo los lugares que recorrieron. Aunque son muchos los personajes públicos que han «confesado» la enfermedad y que incluso se han muerto a consecuencia de ella, la fría estadística que se ofrece en Madrid permite a los pacientes pasar desapercibidos, sobre todo cuando recuperan la salud. La realidad de la enfermedad en pueblos pequeños como el de Meis es muy distinta a las grandes ciudades pues en ellos se divulga como la pólvora la identidad de las personas que están enfermas». Lo explica la alcaldesa socialista Marta Giráldez quien desde el minuto cero sigue con preocupación los acontecimientos derivados de la pandemia del coronavirus, dice la noticia.

Vecinos de Illán de Vacas, cerca de Talavera

La Tribuna de Toledo cuenta el caso de Javier Bollaín, «que ha estado ligado toda su vida a Illán de Vacas, cuyas calles se cuentan con los dedos de una mano, pero ha residido también en la Comunidad de Madrid. Y durante 20 años alternaba Majadahonda durante la semana con el municipio con menos empadronados de España, hasta que se ató definitivamente al pueblo con la jubilación. «Me quedo con el campo», dice el ganador de las últimas elecciones. Representó al PP y ganó al PSOE por tres votos a ninguno». Javier saluda a la Guardia Civil desde la ventana y recibe otro gesto de vuelta de los agentes, que patrullan por la CM-5002 para cerciorarse de que las calles están vacías y la gente acata las prohibiciones del Estado de Alarma. Este jubilado de banca de 64 años convive con su esposa, Rosario, en el municipio menos poblado de España, Illán de Vacas (Toledo).

«Así lo recuerdan todos los medios nacionales durante las elecciones. Sin ser requeridos abrumadoramente por la prensa en esta ocasión, este matrimonio pasa el confinamiento junto con otros dos illaneros. Y ya. Sin tienda ni bar, ni mercado ambulante. Como siempre. «Las casas de los pueblos son más grandes que las de las ciudades y te entretienes. Lo vamos a pasar bastante mejor que en las ciudades», señala Javier Bollain, retirado permanentemente del ruido en Illán de Vacas desde hace tres años. Precisamente, otro matrimonio del pueblo se ha quedado atrapado en Madrid durante el Estado de Alarma. «Bendito sea Dios que nos ha pillado en los pueblos. Los vecinos de aquí estamos muy tranquilos», suspira este hombre de 64 años, alcalde para más señas de un municipio con seis empadronados, concluye el reportaje.

 

Majadahonda Magazin