los paneroPAULA BERBELL. “Germinales sesenta. Un día fui a ver a Leopoldo Panero en su despacho. Tu piel tiene costumbre de paloma. La voz de bosque y las manos hinchadas. Yo he sido transparente viajando en bicicleta. Poeta muy leído en el fondo de la provincia. A poco, la muerte le hacía transparente de modo definitivo. Juan Luis en Oliver, noches de Paco Nieva, con su primer libro. Leopoldo María, entrevisto, entreleído, entreperdido, entremitificado. «A veces viene a casa, muy tarde, perdido, y le doy una copa», me decía una vez Nieva. Michi, que se ha definido a sí mismo demasiado pronto y demasiado lúcidamente como para no ser víctima de su definición: –Yo soy la pequeña de las hermanas Brontë. Me regala primeras ediciones de Ramón. Una familia en libro y celuloide”. Así se expresaba el escritor Francisco Umbral, tan arraigado en Majadahonda, sobre la familia Panero. Su recuerdo sirve de reconocimiento a la ciudad de Astorga (León), que celebra este 27 de julio las primeras Jornadas de Homenaje al poeta Juan Luis Panero. El jueves, 25 de agosto, los cines Zoco de Majadahonda emiten también en pantalla grande «El Desencanto», la histórica y célebre película sobre los poetas Panero.


El-Desencanto“Por la noche, en el estreno de Borau, vuelvo a encontrar a la portera de la fábrica cultural: –Saco otro libro, el último, con Gomila y Dimitri. Lo mío es la radio, pero nadie ha querido darme nada en eso. No, amor, a la radio le basta con la señora Francis. Tú eres, Felicidad, la anti-señora Francis, la voz histórica de una mujer que se ha hilvanado delgadamente en toda la vida literaria del siglo, duquesa de la República sin República, que está donde están las duquesas republicanas cuando no hay tal: en la portería. Tú eres demasié en la radio porque debelaste la verdad del matrimonio gótico/cariónico y has seguido a tus hijos, con tu paso de ave, hasta el dobladillo mismo del horror. La Sabina, de Borau. El eterno mito romántico/misógino de la hembra primera y devorante. Tú, Felicidad, eres la anti-Sabina, la mujer devorada por los hombres –Leopoldo y los hijos– y por el recuerdo de los hombres: Cernuda. Lo más lírico, lo más irónico, lo más angélico, lo más diabólico de esta inexpresable democracia, es que tengamos a Felicidad Blanc, viuda de Panero, de portera de la cultura que no hay, cerillera de las cerillas que no alumbran, señora de los lavabos donde el Régimen apenas se lava la cara, aunque a veces se lava las manos. ¿Tienes tabaco, tienes ducados, Felicidad, Duquesa?”.

Umbral_franciscoDos semanas después, Francisco Umbral vuelve a la carga, a propósito de la precaria situación de la actriz María Asquerino: “Duro oficio, duro país, dura espadaña de España, que hace sus mujeres y las gasta o las mata de hambre. El otro día he escrito aquí sobre Felicidad Panero. No voy a convertirme en el caballero/juglar de las causas femeninas perdidas, en el Tirant lo Blanc de nuestras damas del alba intelectual, en el Amadís de Maula (que yo no sería de Gaula) de mis queridas mujeres, ahora que, perdido el fanatismo por la ninfa, empiezo a comprender el ninfismo -e incluso la ninfomanía- de la adulta. Pero sí me pregunto qué espera nuestro país, nuestra cultura, nuestro teatro, para darle a María lo que es de la Asquerino: justicia y un poco de seguridad”.

Programa de las Jornadas de Homenaje a Juan Luis Panero (Astorga, 27 y 28 de julio): descargar

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