La abogada Paloma Abad y el arquitecto Javier Ruiz Barbarín crean una empresa para «partir» la casa de la pareja divorciada: sus clientes de Majadahonda

MARIANA BENITO. «Todo empezó en un chalé de Majadahonda. Sus dueños, un matrimonio con hijas que se acababa de separar, encargaron a la abogada Paloma Abad que gestionara la división horizontal del inmueble. Es decir, su transformación en dos viviendas: una por planta. «Era algo que había visto en Estados Unidos«, explica una de las mayores autoridades de nuestro país en legislación familiar. «El ex marido y la ex mujer se llevaban bien, pero cada uno quería rehacer su vida. Eso sí, no querían vender la propiedad porque eso implicaba desarraigar a las niñas. Les dije que iba a buscar a un arquitecto para encontrar una solución y, al final, lo conseguimos. El garaje se convirtió en una cocina e instalamos una escalera en la parte posterior del chalé para que no tuviera una sola entrada. Así, cada miembro de la pareja se quedó en un nivel y las pequeñas sólo tenían que subir o bajar». Esta es la solución que ha encontrado una pareja de Majadahonda y que el periodista José María Robles ha publicado este lunes 24 abril (2023) en el diario «El Mundo«. Y titula: «El disparatado precio de la vivienda y el aumento de los divorcios impulsa el mercado de hogares adaptados para parejas separadas… que siguen viviendo bajo el mismo techo». Y por ello relata «el drama de la vivienda para familias rotas: «La ruptura de la pareja conlleva un reparto de miserias» y por lo tanto hay que negociar.


José María Robles

«Paloma Abad y el arquitecto Javier Ruiz Barbarín, artífice de aquella redistribución, colaboran desde 2015 en la adaptación de hogares a las necesidades que plantea cualquier ruptura conyugal en la que no haya una mudanza de por medio. Ya han ejecutado más de una docena de reformas de estas características en Madrid y alrededores. Ella se encarga del asesoramiento jurídico-legal y él, del estudio técnico y la ejecución. Un trabajo conjunto que hoy tiene más demanda que nunca. «Si una vivienda normal ya implica la elaboración de un traje a medida, en estos casos particulares todavía más. Ahora estamos atendiendo a una clienta que ha pedido instalar unas puertas con un sistema de exclusas -con huella dactilar- en dos casas que había comprado e intercomunicado con su esposo», apunta el proyectista en el reportaje.

Majadahonda Magazin