Los profesores creen que debe ir normalizándose poco a poco la situación y suprimiendo las mascarillas

LIDIA GARCIA. «Tanto Cristina (profesora de Majadahonda) como David Bueno (biólogo y neuroeducador) y Belén Muñiz (psicoterapeuta) coinciden plenamente en dar la razón a la Asociación Española de Pediatría y se muestran muy a favor de que, cuando los indicadores lo permitan, dejar de llevar mascarillas en el interior de los centros escolares. Como argumenta la docente, sus colegas de profesión que puedan sentir “un poco más de miedo” pueden protegerse a ellos mismos poniéndose una FFP2. “Creo que los niños deberían ya volver a esa normalidad y quitársela dentro de las aulas”, defiende. Este asunto del cubrebocas es, para los tres, una muestra de la mella que la pandemia ha causado en los menores. La profesora lo comprueba en su día a día: “El covid está muy presente en sus vidas. Siempre que han escrito alguna historia o cuando les hemos pedido que hicieran memoria del año anterior o que escribieran cartas siempre lo mencionan y cómo han tenido que quedarse en casa, cómo están muy cansados… Han cogido miedo a relacionarse entre ellos y el pensar que es malo estar tan cerca”. El testimonio de la maestra majariega Cristina lo recoge la periodista Elena Santos, quien en un reportaje publicado este sábado 19 de febrero (2022) en el Huffington Post titula: «Los problemas que la retirada de la mascarilla deja al descubierto en niños y adolescentes: Miedo al virus y baja autoestima hacen que algunos alumnos sean reticentes a quitársela en el patio, mientras que los pediatras piden ir eliminándola de las aulas».

Elena Santos

El artículo describe la nueva situación así: “Parece 2019”, “puedo respirar” o “qué raro ver las caras” fueron algunos de los comentarios que Cristina, profesora en un colegio concertado de Majadahonda (Madrid), pudo escuchar hace unos días en el primer recreo en el que se permitió que los alumnos se quitaran la mascarilla. Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue que muchos, “la mayoría”, seguían con ella. “Antes de salir estaban muy emocionados, no se lo creían y en el momento de la verdad, cuando salimos al patio, algunos sí se quitaron la mascarilla pero otros se quedaron como un poco en shock y se la dejaron puesta”, cuenta al HuffPost. Habla de alumnos entre 9 y 12 años, pero asegura que en otras edades “están todos un poco igual”.

Las mascarillas podrían ir dejándose poco a poco en las aulas, recomiendan los psicopedagogos

Cuando se fue acercando a hablar con ellos se dio cuenta de que cada uno tenía sus motivos: algunos porque en casa les habían dicho que no se la quitaran y otros no lo hacían por miedo a contagiarse o a que le pasara algo a alguien de su familia si lo hacían. “Y luego me sorprendió mucho porque hubo muchas niñas, sobre todo, que les daba vergüenza enseñar la cara. Llevan en este ámbito escondiéndose detrás de la mascarilla tanto tiempo que les está costando mostrarse como son”, añade. Según Cristina, lo de ese recreo no fue algo aislado, fruto de la novedad, porque la situación ha venido siendo igual en los días posteriores: “Alguno más se va quitando la mascarilla, pero no noto una gran diferencia con el primer día que dejaron quitársela”. Cristina, la profesora, piensa que es importante trabajar con los alumnos “que no sientan miedo por el covid, sino que sea un respeto”, así como reforzar su autoestima, “el ‘yo soy así’ y no pasa nada si tengo un grano, si me sale una mancha o si me han puesto aparato” concluye la autora. Lea el reportaje completo aquí.