
«Aúpa, Rayo!» Y, pase lo que pase en la final, habéis cumplido. Fuera de casa, ojo. Aunque haya que despedirse otra vez con Miguel Mihura y recordar con los «rayitos» que a veces hay lugares donde se está mejor que en ella. Y a ver si en la final llenamos el Cerro. No tanto como de españoles esta Praga de mis alegrías, pero casi»
VICENTE ARAGUAS. (21 de mayo de 2025). Fui siguiendo las incidencias del partido de vuelta contra el Sant Andreu, tan favorable a los del rayo majariego, esta vez, sí, desde el Andrúv Stadium, de Olomouc (Moravia), lugar donde me pierdo y encuentro con regularidad sentimental. Estaba en el Andrúv siguiendo al Sigma Olomouc, otra pasión mía. Al Rayo Majadahonda le sienta bien jugar lejos del Cerro, ya se ve. Y es que como dijera Miguel Mihura: «como fuera de casa, en ninguna parte.» O, quijotéscamente: «¡leoncitos a mí!». O sea, que mucho rugir y alguna que otra pedrada y luego, agua de borrajas de un equipo, el Sant Andreu, que vino a por lana y salió trasquilado. O «rayado». Pase el siguiente, pues. Y el siguiente (y último) es el Real Avilés Industrial, otro clásico de la antigua Segunda División, como el Sant Andreu. Claro, yo no vine a Moravia (República Checa) a ver fútbol, que también. Me trajeron razones cordiales, entre ellas la de presentar mi antología checa, «Racči srdce», «Corazón de gaviota», traducida y prologada por Klára Goldstein, en pulquérrima edición de Adolescent. La Poesía es un don y un misterio universal. Y yo un ser muy afortunado por ver mis poemas en lenguas diferentes a mi base nutricia: gallego y español. Escribo estas notas, desde el aeropuerto de Praga, dirigidas a uno de mis centros sentimentales: Majadahonda Magazin, donde mandaba Federico Martínez Utrera, otro rayista «rallado» de amor a un club que representa una Majadahonda que, ya no siendo, se reinventa hoy hacia un mañana prometedor. Tomen nota quienes solo van al Cerro una vez al año, y eso si hay partidos en los que lucirse, como el de la ida contra el Sant Andreu. Mientras, el campo Cerro del Espino, con uno de los nombres más bellos de España, sin cubierta. Una vergüenza, señores, y no me tiren balones fuera. El campo, que yo sepa, es municipal. Y si hay que apretarle las cuerdas a los Gil y Cerezo, procedan.

«Yo no vine a Moravia (República Checa) a ver fútbol, que también. Me trajeron razones cordiales, entre ellas la de presentar mi antología checa, «Racči srdce», «Corazón de gaviota», traducida y prologada por Klára Goldstein, en pulquérrima edición de Adolescent. La Poesía es un don y un misterio universal. Y yo un ser muy afortunado por ver mis poemas en lenguas diferentes a mi base nutricia: gallego y español»
ESTO NO PUEDE SEGUIR ASÍ, DE MODO TAN PRECARIO. Los jenízaros de Sant Andreu que apedrean, con piedras e insultos, no representan a nadie. Salvo a la España que denostaba Machado y «que desprecia cuanto ignora». Cataluña, la auténtica, es otra cosa. Y el fútbol también lo es, o debiera. Mientras tanto, «¡Aúpa, Rayo!» Y, pase lo que pase en la final, habéis cumplido. Fuera de casa, ojo. Aunque haya que despedirse otra vez con Miguel Mihura y recordar con los «rayitos» que a veces hay lugares donde se está mejor que en ella. Y a ver si en la final llenamos el Cerro. No tanto como de españoles esta Praga de mis alegrías, pero casi. Aunque el Guadarrama no sea el Moldava, musicado por Smetana. Pero tenga también su aquel. Como nuestro Rayo Majadahonda, pequeño y matón. Post Scriptum: Pues de Ferrol vengo y no olvido los encuentros entre el Real Avilés y mi Racing, en Segunda y Segunda B. En uno de ellos el Avilés nos propinó un 0-2 en A Malata. Venganza dulce: les fichamos al bigoleador, Javi Prendes, quien había de brillar también en el Racing. Amo Asturias: uno de los sitios de España más acogedores. Pero esta vez espero que mi querido Avilés se quede con la miel en los labios. Eso sí, les cantaremos «Paxarinos«, del gran Víctor Manuel.