FEDERICO UTRERA. La versión 19.0 del desconocido virus de la gripe bautizado «Covid» se está llevando, además de muchas vidas, también la de algunos dragones, que así llamaba el ilustrador y dramaturgo francés Roland Topor a los prejuicios. El filósofo norteamericano-español Georges Santayana, quizás el mejor de su tiempo, hijo de padre de Zamora y madre londinense, escribió que aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo, aunque la versión «vulgata» de su filosofía se tradujera erróneamente como «los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla». La pregunta sería ¿Qué historia?. La del siglo XX se ha resumido como «Dos guerras mundiales y el periodo de mayor prosperidad del mundo donde más disminuyó la pobreza». Fue una gráfica en V. Sin dejar de ser cierto, hoy el resumen sería otro: «El siglo XX del mal llamado virus de la «gripe española» acabó con 50 millones de muertos«. Tópicos fuera: la enfermedad fue peor que el remedio de la guerra mundial: 30 millones de fallecidos según los cálculos más pesimistas. En esto nunca hay que quedarse corto. La segunda gran guerra ya fueron 83 millones, según Necrometrics, la web preferida por los historiadores funerarios. El peor virus sigue siendo menos mortífero que el hombre.


Federico Utrera

Tendría gracia que ahora la literatura científica sustituyera a la historia o incluso a la novela como lectura de entretenimiento. A mí al menos eso me ha ocurrido y mis duermevelas son con Google Academics. Gracias a ellas supe que dentro de las escalas «terroristas» víricas la realmente peligrosa tiene nombre de mujer y sigue siendo la «viruela«, que hay también tipo «mayor» y «menor», una versión 1.0 y 2.0 por decirlo en términos digitales. Ver hoy sus efectos en la piel de la sociedad hedonista de este siglo causaría espanto y multiplicaría los beneficios de la industria de la belleza. Un laboratorio ruso y otro americano, custodiados por la OMS, guardan las últimas cepas, que no han querido ser destruidas. Se podría decir que las dos superpotencias del siglo XX se tenían mutuamente cogidos por los webs ante una posible guerra bacteriológica. Hoy las superpotencias están condenadas a entenderse (China ha sustituido a Rusia y la dividida Europa juega de comparsa con EE.UU) si no quieren sucumbir al contagio y la ruina colectiva. Algo bueno tenía que traer este virus.

Todo se repite. La guerra bacteriológica tiene muy mala prensa pero está documentado como los primeros colonos británicos que arribaron a América echaban mantas infectadas con viruela a los indios americanos, que no les esperaban fumando la pipa de la paz precisamente. Tampoco es cierto que los españoles llevaran los virus con Cristobal Colón, como los propios españoles difundimos para cultivar nuestra «leyenda negra» que tanto les gusta a algunos, aunque sí es verdad que la propagamos: en apenas un siglo la población de México se redujo de 25 millones a 1 millón y medio. Hubo más virus antes que el Covid: el Renacimiento no fueron solo Miguel Angel, Rafael y Leonardo sino los 60 millones de personas fallecidas por la «viruela negra«, que ya Cervantes divisó en la Roma de su «Persiles» como altamente contagiosa y a la que llamaban proféticamente «mutación«. Próximo capítulo: «Toda generación tiene virus o guerra y desde ese punto de vista es preferible el Covid 19»

Majadahonda Magazin