JOSE Mª BABOT VIZCAINO. ¡Qué gran razón tiene Vd., señora! Solamente aparecen los que, al parecer, han optado por la política, los que solo quieren aparentar, en Majadahonda y posiblemente en otras localidades, y les encanta además, salir en la foto. Y en este caso parece mentira que unas personas adscritas y votantes acérrimos, que presuntamente darían la vida por sus creencias de partido, se han dejado llevar por la apatía religiosa. Y a todas luces y para mí han dejado que aflore su hipocresía ciudadana cuando ha salido esa gran carga (¿?) que supone la Semana Santa para esas personas cuando no hay público ni fotógrafos.


Babot Vizcaino

¿No saben que de esa forma este desplante a la ciudadanía le sienta muy mal y que con él se han jugado muchos votos en las próximas elecciones majariegas?. No me entra en la cabeza que unas personas que han ido callando su ¿agnosticismo eclesiástico? pertenezcan a unos partidos que son religiosos y que no ocultan su acato católico. Y de pronto, y posiblemente sin venir a cuento, según parece, han dado la espalda a lo que, año tras año, y con el distintivo de la medalla, han ido saliendo o acompañando a la imagen religiosa. Con unas simples declaraciones, con un simple escrito, con un solo movimiento hacia los majariegos y su tradición, hubiesen quedado bien retratados ante la opinión pública. Y un mero gesto dirigido a sus ciudadanos a los que, quizás, le dieran el voto para volver a disfrutar de sus ganas de mandato, porque, mirando así las cosas, es lo único que pretendían al presentarse para salir miembro del Ayuntamiento de Majadahonda.

Los célebres versos del «Mio Cid»

No encuentro otra razón a este desdén religioso, ya que han dado totalmente de lado a sus correligionarios, tanto social como políticamente. Han demostrado, una vez más, que son un puro desastre. Con cosas así es muy difícil creer en los actuales mandatarios majariegos y por supuesto, nos viene de perlas esa célebre y contundente frase con la que comienza el mítico vigésimo verso del «Cantar de Mío Cid«: ¡Dios, qué buen vasallo! ¡si hubiese buen señor!» y que deberíamos aplicarnos los vecinos de Majadahonda para decirnos «qué grandes vasallos seríamos si tuviésemos un buen señor».

Majadahonda Magazin