
«Me dirijo a la Sra. Directora del Instituto Carlos III de Majadahonda, ya que no tiene lo que hay que tener nuestra alcaldesa para llamarle al orden. Por eso le digo. Sra. Directora: Vds. mandaron poner, y pusieron, una verja a todo lo largo de un buen trecho de la Carretera de Pozuelo, una valla agujereada para que ni las personas ni los animales traspasaran los límites de su parcela. Sin embargo, no ha prohibido que lo del interior de su parcela traspase a otras parcelas, como son las yerbas. Y tampoco impide que los árboles, sí árboles, crezcan a tramos a lo ancho de su verja»
JOSE Mª BABOT VIZCAINO. (9 de junio de 2025). Paseando por Majadahonda vi, entre otros lugares, las vallas que están situadas enfrente de la estación de ferrocarril. Decir que son un desastre se queda corto. Las yedras y demás yerbas crecen sin ton ni son a lo largo de esa valla, verja o como se quieran denominar, llegando hasta el Club Internacional de Tenis. Es horrorosa su situación. Precisamente, entrando por esa parte en moto, coche, bici o lo que se quiera, la tremenda degradación que existe y ve el forastero es para dar la vuelta y volverse por donde ha venido. A tal punto ha llegado dicha degradación a la que la alcaldesa que tenemos en Majadahonda ha logrado llevar a esta ciudad. Y no es la única zona: sin rizar el rizo, me dirijo al Sra. Directora del Instituto Carlos III de Majadahonda, ya que no tiene lo que hay que tener nuestra alcaldesa para llamarle al orden.
Por eso le digo. Sra. Directora: Vds. mandaron poner, y pusieron, una verja a todo lo largo de un buen trecho de la Carretera de Pozuelo, una valla agujereada para que ni las personas ni los animales traspasaran los límites de su parcela. Sin embargo, no ha prohibido que lo del interior de su parcela traspase a otras parcelas, como son las yerbas. Y tampoco impide que los árboles, sí árboles, crezcan a tramos a lo ancho de su verja, hasta tal punto que se han metido en la parcela vecinal de la Carretera de Pozuelo, nuestra parcela, mi parcela, colindante con la del Instituto Carlos III. Aunque la acera sea bastante ancha, no tiene nadie que meterse en ella, y mucho menos un vecino colindante.
USTED, SUPONGO QUE, AL ENTRAR EN SU FEUDO, PUEDE VER CON ENTERA TRANQUILIDAD ESTE DESAGUISADO que, a lo mejor, supuestamente, los encargados del mantenimiento de la verja desde su interior, obvian sin darle importancia, pero para eso está Vd., señora directora, para velar por todo el complejo. Le agradeceré muy mucho tenga la amabilidad de recortar primero lo que está tan indecente, para mí y a la vista de todo el mundo. Y lo segundo de enviar la consabida orden de arreglar lo que Vds. han desarreglado. Espero que a la lectura de este párrafo, sea Vd. consecuente y lo subsane sin más dilación ni nada de nada más. Vd., a lo mejor, puede aducir lo que sus vecinos colindantes en este tramo, nuestra parcela, mi parcela, hemos hecho o hagamos, pero puede Vd. estar segura, que si de nuestra parcela sale algo, hay que achacarlo primero al ingrato que lo haga. Y si es cosa de la construcción, eche Vd. al fuego a la actual alcaldesa, que no ha puesto toda su carne en el asador para subsanar los errores de construcción.
¿POR QUÉ NO ACTÚA ESA MUJER?. Sí, vamos a ver ¿por qué lesa mujer alcaldesa, con pantalones, no actúa como suponen que actúan los demás alcaldes de otras localidades, manteniendo el orden y decoro de la ciudad a las que los ciudadanos han elegido?. Supongo que, ahora ya, es por cabezonada, porque no se entiende que después de dos o tres directas, esta mujer se ha enrocado sustancialmente y ha optado por no hacer ni perro caso a las quejas que, entre unos y otros, hemos ido desglosando y especificando en esta formidable revista que es Majadahonda Magazin. Ella, esa mujer alcaldesa, supongo que debe estar enterada (si no tiene preparada una salida a la francesa), de que, si se presentara a las próximas elecciones, cosa que no creo como es natural, no tendrá el resultado que tuvo en las anteriores cuando se le entregó el bastón de mando. Y es que en su locución de agradecimiento nos dijo más mentiras de las que puede decir un mentiroso cabal, según pude acreditar en un anterior artículo. Ella sabe más que de sobra que Majadahonda ni la votará para repetir ni para nada, ya que ha demostrado más que sobradamente su inutilidad y valía para desempeñar, no ya el puesto de alcalde, que la viene excesivamente grande, sino cualquier otro puesto, sea el que sea. Su apego a no hacer nada de lo que se le dice o indica tiene asegurado el que la pregunte o escriba o la interpele cada semana, obteniendo la callada por respuesta.
LOS PARTIDOS LOCALES. Así de orgullosa y nulidad es la que ha manejado los designios de los majariegos durante dos años, los mismos que quedan aproximadamente hasta las próximas elecciones. Hemos de tragarla durante ese tiempo, nos gusta o no. Es nuestro calvario, y la pregunta que yo me hago es ¿por qué?, ¿qué hemos hecho los majariegos para que desde arriba nos hayan clavado a esta nulidad andante para que nos gobierne?. Supongo que los vecinos han tomado nota para saber que, como los de casa, ningún otro partido nos sacará las castañas del fuego, y, de momento, ya están dentro del consistorio de Majadahonda. Solo falta que en las próximas elecciones los votantes seamos mayoría para subirles al podio, y seguro que este pequeño partido, ahora de continua actualidad por sus iniciativas, no nos defraudará. Segurísimo, puesto que los dos concejales que hay ahora dan sopa con honda a los del resto del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento.
SIGUE DE BRAZOS CAÍDOS. Esa mujer alcaldesa sigue en lo que yo llamo de brazos caídos, puesto que ni los setos, ni la Joya de la Corona (Gran Vía), ni los suelos de alguna parada de autobús, ni los grandes tiestos de la Gran Vía, ni nada de nada de lo que yo he denunciado aquí, han sufrido modificación alguna para su mejoría. Es una verdadera vergüenza ver cómo esta mujer y sus seis acólitos foráneos, junto con los no foráneos, que tampoco se escapan a la crítica, tienen a Majadahonda. Los que llevamos años viviendo en esta agradabilísima ciudad echamos la vista atrás y nos hacemos cruces del deterioro al que han sometido, y someterán, si no lo remediamos con nuestros escritos o nuestros votos, a la decrepitud a la que se han sometido a Majadahonda. Es inaudito el no poder, CASI, (lo escribo en mayúsculas para que quien lo lea mal no se crea que es en todo Majadahonda) poder pasar por determinadas aceras, pero según el ritmo que llevan, dentro de un pequeño tiempo tendremos que saltar a la calzada para poder andar o pasear. Es tanto el morro, la carota o lo que se quiera decir de quienes se dedica al deterioro, sin hacer nada, de nuestra ciudad que su cuajo es bestial. Ni se sulfuran, ni se lamentan, ni se disculpan, ni hacen ni dicen nada al respecto. Su morro es cada día mayor, y según su comportamiento, están decididos a que les llegue al suelo, como algunos de los setos denunciados en mis escritos. Pero a ellos, ni fú ni fá, como si con ellos no fuera la cosa. Es tremendo el poquísimo interés que demuestran por cumplir lo que en su día la alcaldesa dijo en su agarre del bastón de mando. No sé cómo ni se avergüenza, o de lo que nos dijo, o de lo que en la actualidad no está haciendo. Ella sigue como si nada, como si con ella y ellos no fuera la cosa. ¡Qué vergüenza!