VICENTE ARAGUAS (Julio de 2024). Llego a Neda/ Ferrol, mi punto de partida de todos los caminos, de vuelta del Camino Inglés de este año, el noveno que hago, y el cuerpo me pide más danza. Y subo a Chamorro, con su “santeiro” catalán llamado Xavier, donde la Vírgen del Nordés, y pongo velas, replegada la mía propia, de momento, por la gente que me quiere y acompaña, todo lo mismo. Incluidos los amigos majariegos, de esa estirpe que iban en romería a la Retamosa, orillas del Guadarrama, por la parte roceña de la cuestión. Aquella ermita ya no existe, y Las Rozas alzó algo semejante “ma non troppo”, muy estilo nórdico, pasado Navalcarbón. En nuestra Majada solo queda una, la Ermita por antonomasia, hubo otra en la Plaza de la Cruz, donde la parada de taxis. Un poco lejos ambas del corazón de Majadahonda. Pero yo subo a Chamorro, andando, naturalmente; “Son un pasmón, peatón, con opinión…”, escribió, y me lo apropio, el gran poeta de Celanova, Celso Emilio Ferreiro, luego del recorrido entre Ferrol y Santiago, cinco noches, seis días y tanto caminar sin más retorno que el interior, ese que solamente entiende quien no solo vive sino que “se” vive; otro cantar.
¿POR QUÉ ESCOJO SISTEMÁTICAMENTE EL CAMINO INGLÉS? Parto de la base de que si todos los caminos llevan a Roma, lo mismo ocurre con Santiago de Compostela. Esto es, yo puedo partir de la Calle San Isidro, de Majadahonda y, por donde me lleve el corazón, esto es, el instinto, llegar a la tumba -metáfora o realidad- del Apóstol. Ahora bien, una cuestión práctica, suelo acompañar a medio centenar de alumnos, Colegio Logos, Molino de la Hoz, me obliga a escoger un recorrido relativamente corto, y que ofrezca albergues, pabellones, colegios donde pernoctar la muchachada. Por un lado. Por el otro, esta es mi tierra, la que mejor conozco, amo y quizá me ame un poco. Y me agrada que la gente joven la conozca, la hagan suya, la entrañen, porque luego han de volver a ella. Lo sé. Mientras caminarán/ caminaremos hacia Santiago, llevados de alguno, sino de los tres, motivos que se le suponen a los peregrinos; deportivo, espiritual o religioso.
LUEGO DEL VIAJE NOCTURNO DESDE MADRID, EN BUS, LAS 8 DEL DÍA, EN EL MUELLE DE FERROL, marcan la partida del Camino Inglés. La primera etapa nos lleva a Neda, donde confluyen el Bellelle y el Basteiro con el Río Grande de Xuvia en su desembocadura, formando la Ría de Ferrol. Pero antes recorremos el casco viejo de una ciudad ilustrada, “tableta de chocolate” el Barrio de la Magdalena, copiado por Edimburgo para su “New Town”, y -más adelante- Caranza, con su playa de bolsillo, su ermita de Santa María, su ensenada con pequeño puerto deportivo. Y, acto seguido, Narón, un ayuntamiento de crecimiento muy notorio en lo que llevamos de siglo. Pero, edificios modernos aparte, Narón encierra, al borde del camino, el cenobio de San Martiño do Couto, con un ábside románico espectacular y panoramas de la ría, y de las orillas de enfrente, Neda y Fene, sumamente placenteras. Más adelante nos espera, siempre en la ribera de Narón, el Molino de las Aceñas que compite en belleza y encanto con el del Puente de Xuvia, también naronés, abastecedores de galleta y bizcochos para la Armada, entre el XVIII y el XIX. Todo esto que describo es para ser visto por lo menudo, y disfrutado, desde la seguridad de que el Camino Inglés es, también, ilustrado, muy apto para las moras en agraz, tomo la palabra de Carmen Jodrá, poeta inmensa, muerta de muerte prematura, que me acompañan y acompaño. Y, al fin, Neda. Luego de cruzar la pasarela “ad hoc”. Pero esto para otro momento. Sí. (Continuará). *Vicente Araguas es poeta y escritor majariego, autor de “Enseñando Poesía en la Escuela” (Magíster/ Pigmalión).
Muy sugestivo!