Dani Rovira logró un lleno absoluto en los Cines Zoco de Majadahonda

ELENA MARTICORENA. Pensar en Dani Rovira es hacerlo en clave de humor. Sus papeles en películas como «Ocho apellidos vascos», «Ahora o nunca», «Ocho apellidos catalanes» o «Superlópez» le han situado en un registro cómico del que hace gala en cada una de las intervenciones que protagoniza. El pasado viernes 21 de enero (2022) y dentro del Ciclo de Directores en el Zoco de Majadahonda, el actor participó en un coloquio tras la proyección de la película «Mediterráneo«, dirigida por Marcel Barrena. Dani Rovira, emocionado por haber participado en el proyecto, superar una enfermedad y seguir trabajando, contestó a las preguntas de los asistentes que le trasladaron cariñosas palabras de agradecimiento. «Si alguien me preguntase de qué va realmente «Mediterráneo«, le contestaría que va de una historia sobre gente buena, que hace cosas buenas o las que pueden y les dejan (risas), por gente que no conoce. Vivimos un momento de oscuridad, ruido y odio pero detrás de esto también hay silencio, luz y amor. Y lo que ocurre en la película, en Lesbos, no es una realidad tan lejana a la nuestra. Los refugiados que llegan por mar son personas como tu y como yo que han tenido que dejar sus trabajos, sus casas y sus vidas porque ha estallado una guerra. Y aunque en España es posible que algo así no ocurra, lo que sí puede suceder es que dentro de 30 o 40 años nos veamos obligados a emigrar a otros países europeos por la crisis climática» afirma con rotundidad el actor. Dani Rovira contestó a todas las preguntas que se le plantearon desde las butacas de los cines Zoco Majadahonda.


Elena Marticorena

Este es el segundo proyecto que haces junto a Marcel Barrena, tras rodar 100 metros. A ti que se te conoce como un actor cómico ¿Cómo fue esa llamada para unirte al proyecto? – Yo es que a Marcel le llamo «uno de los Panchos» porque cuando él me dice ven yo lo dejo todo (risas). Marcel es un gran amigo y además le considero un director fetiche porque los dos proyectos en los que he tenido la ocasión de hacer con él, me ha obligado a salirme de mi zona de confort. Además me ha dado la oportunidad de poder hacer un personaje, que además es una persona real, con el reto actor y viaje personal que conlleva. Espero que siga contando conmigo para futuros proyectos, y si el siguiente es una comedia «ligerita» tampoco me importaría (risas). ¿En que registro estás más cómodo? – Ciertamente en los registros cómicos, aunque cada vez menos porque hay una parte de mí que quiere evolucionar, cambiar y experimentar. Creo que más que el registro del actor o el género de la película, lo importante es que esté bien escrita, que esté bien contada. No me quiero quedar con las ganas de experimentar pero sí que es cierto que yo he hecho de la pamplina y «la chuminá» como decimos en Málaga, una profesión. Mi madre no se sorprende que me dedique a esto, lo que le extraña es que gane dinero (risas). Pero sí, para mí, el humor es el color del cristal con el que veo la vida.


Dani Rovira contestando a las preguntas de los asistentes

¿Cómo preparaste el personaje? – Todos los actores tuvimos que preparar nuestros personajes teniendo en cuenta que eran personas reales y que era una gran responsabilidad. En mi caso, tanto en el proyecto de 100 metros como en Mediterráneo, entablé una gran amistad con sus protagonistas. Primero con Ramón Arroyo (100 metros) y después con Gerard, con quien tuve largas conversaciones en persona, por teléfono y a través de audios. El Covid complicó mucho el trabajo grupal del equipo, porque para evitar contagios teníamos que estar separados, los actores por un lado, peluquería y maquillaje por otro, cámaras por otro y así. Pero aun así pasé muchas horas con Gerard y con Óscar, fuimos a visitar Badalona, conocimos el barco de Open Arms y pude conocer historias aun más duras de las que se ven en la película. Empaticé mucho con los refugiados que estaban en los campos y puedo decir que, en este caso, la realidad supera con creces a la ficción. ¿Cómo fue el rodaje de las escenas en el mar? -El mar es el mar y cuando se plantea una secuencia en suelo firme los actores tienen marcas y los foquistas (que están al lado de las cámaras) los conocen. Pero en el mar esto no se cumple, hace viento, hay corrientes, mareas, etc... En una escena en la que tanto Eduard como yo estamos en las motos y Anna y Sergi están en la lancha, desde el momento en el que estamos en el sitio hasta que dicen «acción», nos hemos podido mover kilómetros. Era un «sálvense quien pueda» y por eso el trabajo del equipo técnico ha sido extraordinario, porque era muy difícil saber si se podrían obtener las secuencias programadas. Además muchas de las escenas que rodamos estamos con el agua hasta el pecho, pero hay otras muchas que el agua cubría mucho más y en ocasiones fue hasta peligroso. Todo el equipo trabajaba con neoprenos porque hacía mucho frio en el agua. Pero también pasábamos muchas horas en la playa, con calor y mojados por el neopreno. Fue un rodaje duro. ¿Y los refugiados que salen en la película, son reales? – Sí, son refugiados de Moira que se prestaron a salir en la película recreando secuencias de su misma llegada a las costas de Lesbos. Tuvimos algunas dificultades porque hubo un huracán, se quemó el campamento, incluso hubo una amenaza terrorista. Era una responsabilidad muy grande porque estábamos grabando la precuela de lo que estaba sucediendo en ese momento con ellos.

Dani Rovira explica a los asistentes como fueron las escenas más complicadas de la película

¿Fue complicado convencer a Óscar Camps para hacer la película? – No se cuan complicado fue, porque fue Marcel Barrena quien asumió esa responsabilidad, pero sé que no fue fácil. Óscar no se cansaba de preguntar sobre lo que Marcel quería contar con la película. Y yo creo que al final accedió, al igual que en la película accede a conceder una entrevista a los medios, porque entendió la dimensión que podía llegar a cobrar si contábamos la historia a través de una película. Hay que decir que Marcel tiene una gran capacidad de convicción y que además Óscar había visto 100 metros y le había gustado la forma en que Barrena había tratado el tema de la esclerosis múltiple. El deseo de Óscar era que, aunque se hablara de la labor del Open Arms en Lesbos, la historia se contara desde allí, con los ojos y el protagonismo de los refugiados. Por eso se decidió que uno de los protagonistas fuera Melika Foroutan, que encarna a Rasha, una médico refugiada que cada día espera en una de las playas de Lesbos la llegada de su hija en un dingui. Sé que Óscar se implicó mucho en el proyecto y viajó tres o cuatro veces durante el rodaje para ver los avances.

Majadahonda Magazin