J. IGNACIO JIMENEZ DEL RIO. Fiel a mi compromiso de informar sobre el Concierto de Navidad 2021 al que tan amablemente me invitaron, me siento delante del ordenador ahora que entre los nietos y las celebraciones navideñas tengo algo de tiempo libre. En primer lugar reiterar mi agradecimiento como suscriptor a MJD Magazin por la invitación de la que mi esposa y yo disfrutamos, ya que el Auditorio Nacional es un lugar al que siempre apetece volver. Creo que iniciativas como esta, de repetirse, tendrán muchos seguidores entre sus lectores. Supongo que el problema estará en buscar patrocinadores… Por otro lado, decirle que el llamado «Concierto Navideño» lo era por celebrarse en estas fechas, pero exactamente igual, según mi criterio, se podría haber celebrado en primavera, otoño, etc. Quiero con ello decir que me pasé todo el concierto esperando alguna alusión musical a la Navidad sin conseguirlo. No hubo villancico alguno. El concierto se trataba del estreno de una sinfonía titulada «Por un mundo mejor«, obra de un joven y muy dinámico compositor al que yo desconocía y que tras el concierto he aprendido a conocer. Como toda sinfonía que se precie, se componía de una obertura y diferentes movimientos. Aunque los de ciencias en general y yo mismo en particular, no sabemos mucho de música, esto es como los vinos, las películas o los libros, todos son susceptibles de interpretación y el mismo libro, película, vino o sinfonía, a unos les gustan y a otros no.
Yo me quedé sorprendido con la obertura muy trabajada y, sobre todo, novedosa, nada parecido a las que habitualmente escuchamos. Algunos de los movimientos me entusiasmaron y otros, no tanto. Me quedo con él 3º y 4º, «Desarrollo sostenible» y «Por un mundo mejor«, francamente buenos. Este compositor tuvo la osadía de integrar nada menos que 3 orquestas y 5 coros y lo realmente curioso es… que le salió bastante bien. No sé el tiempo que habían estado ensayando juntos, pero desde luego, sonaban muy bien para ser diferentes orquestas y coros. Igualmente se rodeó de 3 buenos directores de orquesta, además de él mismo, entre los que había una magnífica directora que estoy seguro que dará mucho que hablar. No necesitaba batuta y solamente con su tremenda personalidad y magnífica mímica fue capaz de dirigir al conjunto de manera impecable.
A posteriori he estado investigando sobre Juan Antonio Simarro y he podido comprobar que, pese a sus 47 años, tiene una dilatada trayectoria como músico, compositor, arreglista, etc. Es decir, que desde luego es todo un personaje en este mundillo de la música al que de vez en cuando nos asomamos los corrientes mortales. Yo no sabía nada sobre compositores contemporáneos y es más, alguna experiencia previa no había sido nada gratificante. Me parecían muy amantes de las disonancias, cuando a mí lo que me gusta de los clásicos es que son totalmente lo contrario, pero… creo que Simarro no cae en extremismos y combina bastante bien la instrumentación clásica con la menos clásica. No se echa en falta ningún instrumento de los «habituales». Hace uso de todos y cada uno de ellos y además introduce otros que no son muy conocidos en estos ambientes, como bongos y otros varios cuyo nombre desconozco. En resumen, una experiencia muy interesante. Olvidaba decir algo sobre el fondo de todo esto, las «Misiones Salesianas«, cuyo representante describió brevemente y cuya valentía, probada eficacia y experiencia quedaron muy patentes. Los fondos recaudados en el concierto iban en su ayuda y por eso es bueno que se prodiguen más este tipo de iniciativas solidarias.
Bien 👏👏👏👏👏