JULIA BACHILLER. El socio de gobierno del PP en el Ayuntamiento de Majadahonda tuvo que asumir un duro golpe durante el último pleno celebrado el 30 de septiembre (2021), al comprobar como su moción contra el “Rechazo a la estigmatización y violencia ejercida contra Vox” recibía el voto en contra de dos concejales del PP, por lo que perdió la votación: 11 votos a favor (PP-Vox) y 14 en contra (PP, Ciudadanos y PSOE). Por tanto no habrá “rechazo” ni condena a esa supuesta marginación como valoración por el pleno, que ha optado por creer que todo es un falso victimismo. El curioso desmarque del voto oficial fue protagonizado por las concejales del PP, Nuria Wilde, responsable de Comunicación, Participación Ciudadana, Transparencia y Compras Centralizadas, según reza el nombre de su departamento, y Silvia Saavedra, concejal de Comercio, que ahora se llama «Desarrollo Económico, Emprendimiento, Empleabilidad y Consumo». ¿Fue un error en el voto o algo intencionado? Si así fuera, esta es la segunda ocasión en la que Nuria Wilde comete un error al emitir su voto durante el desarrollo del pleno telemático, ya que la vez anterior lo ocasionó por un error al pulsar la tecla inadecuada, motivo por el cual se impugnó la votación y se organizó un gran escándalo entre sus señorías. Tras lo sucedido, se decidió que cada concejal debería pronunciar verbalmente su intención de voto y así fue: llegado el momento la secretaria del pleno mencionó el nombre de la primera edil, tras lo cual se la escuchó: “en contra, ¿se me ha oído?, en contra”. Seguidamente, llegado el turno de la concejal de Comercio, se la escuchó decir también claramente “en contra”. Evidentemente ambas concejales demostraron que o sabían lo que votaban o no estaban siguiendo el pleno. Y extraña, porque el primer voto fue el del alcalde. Y aunque cabizbajo y entre dientes, dijo “A favor”, lo cual añade más incertidumbre al caso.
Lo cierto es que para ambas concejalas consta que fue una iniciativa que no secundaron y parece que no fueron las únicas que dudaban: llegado el turno del concejal Manuel Troitiño (PP) y ante la demora en emitir su voto, los micrófonos abiertos desvelaron como la concejal María José Montón (PP) indicaba a alguien cercano a ella: “¡ponle, ponle que a favor!”, en lo que pareció una indicación a alguien desconocido para que emitiera el sufragio. El inesperado resultado hizo que hasta la secretaria se dirigiera al alcalde diciendo: “Si no me he equivocado Sr. alcalde… se rechaza la moción”. Y el asentimiento del alcalde dio por finalizado el punto sin más comentarios, para sorpresa de todos.
Que el error fue intencionado lo abonaría la intervención de la concejala de Medio Ambiente del PP, Marina Pont, que no pudo ocultar su enojo ante el rechazo por parte de Vox a la enmienda presentada por su partido. Con las dotes interpretativas a las que nos tiene acostumbrados, rompió un folio en cuatro trozos, según ella el discurso que tenía preparado para la ocasión, y para justificar dicha acción alegó que «veo que con ustedes no sirve para nada”. Sin su discurso y enojada añadió: “los concejales de Vox han preferido hoy retratarse como lo que son”. Y a continuación desveló el contenido de la enmienda de su partido: “para defender la libertad: para pensar, para opinar, para creer y para votar”. Para finalizar, después de unas duras críticas a Vox y su manera de actuar a nivel nacional, aseguró: “Vamos a votar sí a esta moción”. ¿Fue el ímpetu y energía con las que criticó a Vox lo que desorientaron a sus compañeras de partido para votar en contra de la moción o era todo una pantomima?
El debate de la moción también dejó momentos destacables. El dramatismo y sobreactuación con el que exponen sus propuestas algunos concejales, transforman a veces en tragicomedia los 5 minutos de intervención que les concede el pleno. Y en esta ocasión el portavoz de Vox, José Rodríguez, lo hizo desde el comienzo: “Algo habrá hecho”, “es por nuestra tierra”, ”se lo merecía”, a lo que añadió: «estos eran los argumentos que se utilizaban en el País Vasco tras cualquier atentado de ETA”. Y en rebuscada comparación añadió: “y eso es lo que está sucediendo a día de hoy con Vox”. Como cierre de la moción el concejal dejó otras cuantas frases para el recuerdo: “nosotros siempre estamos al lado de la víctima y condenamos cualquier ataque”, “Twitter mantiene la cuenta abierta de los Talibanes” y “El que defiende la Constitución en esta sala soy yo”.
La respuesta del PSOE la esgrimió el concejal David Rodríguez cuando criticó algunas de las actuaciones de Vox en el municipio junto a su socio del PP: “han eliminado el presupuesto de cooperación al desarrollo, han eliminado las becas de comedor para familias vulnerables, tienen viviendas vacías que se iban a destinar a familias en situación de emergencia social y aprueban un presupuesto que aumenta la brecha social provocada por la pandemia”. Para finalizar recordó que “ser patriota no es llevar la bandera de España más grande en la mascarilla”. A continuación, en un tono moderado, pero a su vez crítico, el concejal de Ciudadanos, Fernando Fuertes, definió la moción como «una parodia para victimizarse a costa de los demás partidos presentes en este pleno”, a lo que añadió. “Vox pide libertad para Vox y mientras ¿qué hace?: acosan y amenazan a diferentes partidos y a diferentes colectivos”, para finalizar asegurando que en realidad lo que tratan es de «encubrir una profunda intolerancia y crear inestabilidad social”.
Los Alcaldes de Majadahonda eran del PSOE cuando hubo elecciones después de que muriese Franco, después empezaron a hacer una urbanización en cada esquina y adiós. Majadahonda era de Izquierdas hasta que llegaron los de las Urbanizaciones. Una verdad como un templo.