LIDIA GARCIA. El gabinete de alcaldía fue este lunes 14 de diciembre (2020) un hervidero a presión a causa de la gruesa polémica por el retraso en el encendido de las luces navideñas. Y es que según fuentes municipales, el alcalde de Majadahonda cogió un «monumental cabreo» por la situación, que ya venían anunciando las redes sociales. Las «culpas» se reparten entre el concejal de Festejos, Eduardo González y la de Mantenimiento de la Ciudad, Vanesa Bravo, aunque no queda claro quien es el responsable directo de lo sucedido, toda vez que otras fuentes señalan que dado que ambos concejales son «protegidos» del alcalde, posiblemente consultaran algo tan importante como la vigilancia sobre las fiestas navideñas, que suele estar en manos del primer edil. También esta semana se ha conocido que el Círculo de Empresarios de Majadahonda había expresado su malestar a la concejala de Desarrollo Económico, Silvia Saavedra y al partido político Vox como socio de Gobierno, con quien incluso se habían reunido. Incluso se preparaba una protesta de empresarios y comerciantes a las puertas del Ayuntamiento, con presencia de prensa y televisión incluidas. Esto fue lo que provocó la apresurada decisión del alcalde de empezar a poner a toda velocidad las luces, según estas mismas fuentes.

«No han hecho nada, ni una sola iniciativa al respecto», señalan algunos asociados al Círculo de Empresarios, que culpan por igual a PP y Vox y se muestran «perplejos» por el espectáculo que brinda semanalmente la gestión económica del joven equipo de Gobierno. «Se les ha ido de las manos el Ayuntamiento», es el comentario que más se oye entre los comerciantes y empresarios, que achacan los numerosos incidentes de esta legislatura a la «inexperiencia y excesiva juventud» de la mayoría de los concejales, incluido el alcalde, ya que «carecen de capacidad de gestión porque nunca la habían desempeñado antes». Desde el Grupo Popular también han surgido voces que antes estaban calladas, visto el rumbo que toman los acontecimientos: «El traje es 7 tallas más grande. O más, sí, oh my God» (¡Díos mío!), señala un dirigente del PP con más de una década de antigüedad municipal en alusión al bisoño alcalde.

El malestar también se extiende a la militancia del partido político Vox en Majadahonda, que ha sufrido igualmente una oleada de deserciones tras el constante «desencanto» que causan sus cargos públicos, incapaces de parar la «sangría» de votos que causa la actual acción de Gobierno del que forman parte. «No se les oye, solo se limitan a esperar a final de mes para cobrar la nómina, ¿para eso pasamos una larga travesía del desierto ¡que decepción!», expresa una conocida militante majariega. El problema añadido es que la pésima imagen que posee la gestión de PP-Vox en Majadahonda está irradiando a otros municipios vecinos como Boadilla, Pozuelo o Las Rozas, que se han desmarcado públicamente de sus homólogos majariegos en numerosas ocasiones.

A juicio de algunos de estos militantes, el que uno de los concejales de Majadahonda sea hermano del número 3 madrileño de Vox, provoca que así «no hay quien lo toque». Otra versión apunta a que precisamente el «error» fue dejar que liderara el partido José Rodríguez, cuando ya se había apartado y se iba a nombrar precisamente al «hermano«. Sea lo que fuere, lo cierto es que nadie acierta a encontrar la solución a esta «caída libre» que, a razón de tres escándalos por semana, parece abocar a este partido al mismo destino que ya tuvo Podemos en el municipio: pasar de 3 a 0 concejales y tener que regresar a sus antiguos oficios o al paro tras la más que previsible implosión del partido.