ZACARIAS M. MAILLO. Me gustaría decir lo contrario pero me resulta imposible. Asisto a la precampaña electoral municipal con un cierto rictus de resignación porque sigo sin vislumbrar, de entre todas las candidaturas, una que ejerza con liderazgo el debate político y lo sitúe allá donde siempre debe estar: un proyecto para la Majadahonda de los próximos 20 o 25 años. En lo esencial, los partidos ponen sobre la mesa dos tipos de herramientas electorales, cada cual menos creíble y más inútil, a partes iguales. Por un lado, los eslóganes simplistas: “somos la opción nítidamente liberal” o “nos comprometemos a hacer una política de izquierdas”. Como si de cualquiera de los asertos se desprendiera automáticamente y sin explicación ni matiz algunos la conclusión de que ser una cosa o la otra traerá un beneficio cuasi divino e inmediato. Y por otro, la catarata de propuestas sin un proyecto que las englobe de una manera coherente, ni por supuesto ningún sustento presupuestario razonable. Dicho de otro modo, mucho ruido y pocas nueces. Precisamente, en ese sentido, echo de menos una serena y sosegada reflexión sobre el modelo presupuestario de Majadahonda, como medio imprescindible para construir ese proyecto local de futuro para todos.


Zacarías M. Maillo

Con datos públicos del portal de transparencia del Ministerio de Hacienda, nuestra ciudad tuvo en 2018 un presupuesto de 68 millones de euros para 72.000 habitantes y unos 25.000 hogares. Es decir, el Ayuntamiento de Majadahonda dispone de una capacidad de gasto de 944 euros por habitante/año y de 2.720 euros por hogar/año. ¿Son esas cifras razonables o no? ¿Pueden proporcionarnos un escenario de futuro o no? Comparemos con localidades de estructura poblacional similar. El presupuesto de Las Rozas para 2018 fue de 100 millones, con 95.000 habitantes y 35.000 hogares, lo que arroja un gasto de 1.053 euros por hab/año y 2.857 euros hogar/año. En otras palabras, ceteris paribus, Las Rozas dispone de una capacidad de gasto por habitante un 10% superior y un 5% más que Majadahonda.

¿Y Pozuelo? Nuestros vecinos tienen un presupuesto de 105 millones para 86.000 habitantes y 30.000 hogares, o sea 1.221 euros hab/año y 3.500 euros hogar/año, de lo que se desprende que nos superan en gasto en un 30% por habitante y nada menos que un 40% por hogar. Boadilla tampoco es una excepción, ya que con un presupuesto de 57 millones para 52.000 habitantes y 17.000 hogares, el gasto es de 1.096 euros por hab/año y 3.353 euros por hogar/año, en definitiva un 11% más que Majadahonda en gasto por habitante y un 35% por hogar. Por tanto, la primera conclusión es inapelable: el Ayuntamiento de Majadahonda es el que menos gasta por habitante y también por hogar; el único que baja de los 1.000 euros por habitante/año. Si tuviéramos que usar un titular de prensa para ilustrar estos datos, habría que decir algo así como que los ciudadanos pagamos mucho y recibimos muy poco, mucho menos que pueblos con realidades sociales y tributarias similares.

En segundo lugar, para ilustrar aún más la diferencia entre unos ayuntamientos y otros, conviene poner las cifras en comparación con las rentas. Así, según la misma fuente, la renta bruta media per cápita de Majadahonda en 2016 fue de 51.000 €, la de Las Rozas 50.000 €, Pozuelo 72.000 € y Boadilla 53.000 €. Si dividimos el presupuesto municipal de un pueblo entre la renta bruta total de todos los habitantes del mismo, resulta que mientras en Majadahonda ese presupuesto representa solo el 1,85% de esa renta, en Las Rozas es el 2,11%, en Boadilla el 2,07% y en Pozuelo el 1,70%. Un ejemplo más de que el presupuesto de Majadahonda es una construcción edificada de espaldas a los ciudadanos y que, de no repensarse, difícilmente podrá dar una cobertura razonable a un proyecto de futuro para nuestra ciudad.

Finalmente, además de los problemas en la planificación presupuestaria, que tanto condicionan el futuro de nuestra ciudad, conviene no pasar por alto la deficiente gestión política de los sucesivos equipos de gobierno, derivada fundamentalmente de la falta de recursos de inspección y recaudación y la escasa voluntad política de corregirla. Las liquidaciones de los últimos presupuestos nos dan la primera pista: más de 25 millones de euros declara el Ayuntamiento de Majadahonda como derechos reconocidos en años anteriores frente a terceros por impuestos, tasas y otros conceptos. O dicho de otro modo, lo que ciudadanos y empresas deben históricamente por IBIs, Plusvalías, Impuesto de Circulación, etc, etc. De ese importe, el propio consistorio integra en su balance contable 20 millones como derechos de dudoso cobro. Por tanto, sabemos que hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Unos pagamos religiosamente nuestros impuestos y otros se van de rositas.

¿Y qué pasa con las tasas? Otro tanto. Todo el mundo es consciente de la invasión de terrazas en determinados lugares de nuestra ciudad, especialmente en la Gran Vía. En el caos de esa auténtica vorágine de sillas y mesas invadiendo las zonas peatonales, el Ayuntamiento determinó en 2016 como derechos reconocidos por esa tasa un total de 400.000 euros; la realidad es que recaudó 200.000. No se trata de obstaculizar el desarrollo comercial de los establecimientos hoteleros sino de regular con rigor y criterio la ocupación de la vía pública y, en ese punto, el Ayuntamiento hace dejación de funciones. De igual manera que solo se recaudaron 1.800 euros en concepto de tasas por instalación de contenedores de escombros en 2016, cuando todos somos testigos de la proliferación de estos auténticos vertederos móviles urbanos que invaden impunemente la vía pública como consecuencia de obras en viviendas y establecimientos.

Lo mismo ocurre con las multas. En ese mismo año, solo se recaudaron 500 euros por infracciones urbanísticas, 300 euros por infracciones medioambientales y 60 euros en consumo. Ojalá algún partido haga una reflexión seria y sensata sobre ese modelo presupuestario y pueda, con la necesaria participación de una ciudadanía majariega altamente cualificada y sin duda predispuesta a colaborar, dibujar un escenario económico realista, justo, eficaz y eficiente para el futuro de nuestra querida Majadahonda.

Majadahonda Magazin