El escritor Ignacio Samper y Marta Martínez, editora de Contraescritura. El literato majariego presentó este miércoles 21 de junio (2023) su último libro en Majadahonda

ELENA MARTICORENA. En la segunda y última parte de la entrevista con Ignacio Samper Sánchez, el escritor, y empresario majariego, cuenta a Majadahonda Magazin que tras su regreso a España decidió abrir un negocio propio en 2018. «Mi mujer y yo acabamos por casualidad en Majadahonda y decidimos abrir un estudio de pilates que se llama Movimiento Consciente. Ha sido una experiencia volver a Majadahonda después de tantos años y recorrer esos lugares de los que sólo tenía recuerdos infantiles. Aunque dentro de poco nos iremos a otro pueblo, seguiremos viniendo cada día a trabajar y a disfrutar de las calles majariegas».


Elena Marticorena

¿En qué te inspiras para crear tus obras? –Cuando trato de buscar un tema, por lo general la cosa no funciona. Tienen que ser ellos los que me encuentren a mí. A veces es una pequeña obsesión, otras una idea afianzada que necesito explicarme a mí mismo, o simplemente una noticia o anécdota que en sí mismas no tienen por qué encerrar un gran misterio pero me dan pie a construir un relato alrededor que sí transmita algo especial. Mi mente suele trazar una narrativa paralela a los sucesos y poder plasmarla en papel me alivia, como si dejarla dentro, una vez está perfilada, me consumiera en cierto modo. La inspiración está emboscada en los detalles, en lo cotidiano: las grandes historias se cuentan solas, al final son más herméticas, pero de las pequeñas tragedias, incluso de lo anodino, puede emerger un relato poderosísimo.

Escribiste tu primera novela a los 23 años, ¿cómo llegó la idea? –No siempre me acuerdo de cómo salta la chispa de una novela o un relato, pero en este caso sí: era verano, estaba viendo un espectáculo de fuegos artificiales y, ante esa belleza del estruendo, me pregunte cómo le describiría las formas y colores a alguien que no pudiera verlos, y si esa imagen mental podría superar la subjetividad de lo real. De ahí germinó una idea: ¿podría alguien preferir una vida a ciegas para tolerar mejor su relación con el mundo?. Y esa fue la semilla de «Una silla para la soledad», mi primera obra larga, que aunque la escribí muy joven, no vio la luz hasta 2015. Para ser mi ópera prima y haberla escrito con más intuición que talento, estoy bastante orgulloso de ella.


Presentación de la novela de Ignacio Samper «Una silla para la soledad» en la XXIII Feria Internacional del Libro de Praga

¿Cómo se complementan la escritura y tu profesión como corrector ortográfico? –Lo cierto es que la faceta de corrector es lo que menos tiempo me requiere. Es un sector pequeño y hermético, cada vez menos valorado, y, con la llegada de las inteligencia artificiales, es una tarea que irá perdiendo el cariz humano. Veremos con qué resultado. ¿Qué espacio ocupa la escritura en tu vida? –Al no dedicarme a ello de forma profesional o exclusiva, menos del que me gustaría. Aun así, desde hace años le dedico mucho tiempo y recursos cognitivos. He encontrado cierta constancia que me permite producir a un ritmo aceptable: suelo marcarme un día de escritura a la semana, y durante las jornadas previas, bendecida por la anticipación, mi cabeza se va preparando para que ese par de horas que me pongo frente al ordenador sean fructíferas. Siempre estoy escribiendo o planificado mi próxima obra, y, aunque no esté físicamente al teclado, sí estoy dándole vueltas a la historia o su estructura. La escritura, o más bien la literatura, ha canibalizado mi vida, pero sin ella todo sería mucho más aburrido.

 

Majadahonda Magazin